Cómo nos hemos echado de menos. Nosotros a ellos, ellos a nosotros, nosotros a vosotros y todos entre todos del mismo modo en el sentido contrario. Un parón no por una buena causa, pero que al menos ha llegado a su fin con un episodio en condiciones. De los bien repartidos. De los que nos gustan. Con sustancia.
Suma y sigue la guerra civil al Hospital Muerte. Esperamos que hayáis visto el episodio con vuestras abuelas —niño, léeme las letricas esas que no las veo— y que os hayan colmado de comentarios sobre quiénes serían los rojos y quiénes los grises en esta reyerta que quizás no esté durando del 36 al 39, pero desde luego están apuntando a ese número de temporadas.
Ojito a quién ha resultado ser la cabeza del pelotón más belicosero de la compañía más belicosera del tercer batallón más belicosero del ejército: Jackson Avery. Jackson ha despertado de su largo letargo narrativo y se revuelve como gato panza arriba contra su puñetera y gloriosa madre. Ahora Jackson quiere ser la nueva Grey. ¿A quién le queda por cortar el bacalao esta temporada? ¿Algún técnico de laboratorio que aún no haya tenido sus cinco minutos de mandato? Yo personalmente estuve organizando los turnos el fin de semana de Reyes, pero me cortaron las escenas en postproducción. Os deseo a vosotros mejor suerte.
El que hizo la mili en Ceuta y nunca debió volver es Owen Hunt. Hunt, que lleva persiguiendo a su desgraciada esposa desde hace tres meses, decide ponérsele flamenco cuando Amelia se digna a venir a trabajar. Por fin la tienes delante y prefieres darle cera y ningunearla antes que dar pie a una interacción útil y coherente. En fin. El asunto realmente interesante es qué clase de blindaje tiene Amelia con el hospital y a qué hermano tenemos que sacrificar los hijos únicos para que nos den semejantes beneficios en la jornada para conciliar vida laboral y vida de sofá.
Bros before hoes es lo que no comparte Arizona. Nos ha regalado ese precioso eufemismo de “vamos a dormir la siesta, Minnick Mouse”, pero sentimos no poder hilarlo con un chascarrillo sáfico porque la pobre sólo ha hecho eso. Dormir, eso sí, sin babilla colgando. Ella es sexy, no como nosotros. Sequedad bucal o no, nunca un trasponerse había sido tan doloroso. Las cataratas de Webber fallaron y le dio para ver perfectamente el besito de buenos días entre la de los patines y su amante en ya no tan secreto. Esto fue la maldición en polaco que le echó la otra en la escalera, te lo digo yo, que he visto Embrujadas. A la mierda el francés, el polaco es el nuevo idioma del amor.
Finiquitamos el apacible retorno de The Grey's 100 —recomendamos crossover porque aquí cada día parece que hay más gente— con el dato que si esta semana salimos muy contentos del parón, el próximo episodio aparenta ser uno de esos monotemáticos que tanto, tanto nos aterran. Promo para ir orinándose encima:
Promo: 13x16 Who Is He (And What Is He To You)?
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