El pasado miércoles, FX emitió el último episodio de la primera temporada de Legion. Y en TV Spoiler Alert estamos igual que sus protagonistas: en los albores de la batalla. Internet se ha convertido en la arena de una guerra encarnizada cuyo objetivo es descubrir si Legion mola o no mola. Y yo soy de los primeros. Legion es sensancional. Hace unas semanas, Alberto Fernández hablaba sobre la narrativa liosa y pesada de la serie de FX. No está solo en esta pérdida de interés por la ficción. Son varios los que claman la interesante pero repetitiva estética que sirve como envoltorio de una historia vacía. Sin embargo, cada semana se me tuerce la mandíbula y pongo los ojos como platos mientras me derrito frente a la pantalla. La ficción creada por Noah Hawley mantiene un nivel sobresaliente a lo largo de sus ocho episodios y, en ocasiones, sobrepasa ese límite.
No debemos olvidar que detrás de este proyecto están Marvel y Bryan Singer. Tampoco debemos olvidar que Hawley resucitó Fargo en formato televisivo para el mismo canal con un resultado brillante a la altura de los Hermanos Coen. Las tres patas de este puzzle han querido ofrecernos una historia diferente sobre superhéroes y lo han conseguido. David Haller (interpretado por Dan Stevens) no era conocido en el mundo audiovisual marvelita de los X-Men. En cambio, en los cómics es considerado como un mutante extraordinario, fuera de lo común, con ciertos aires de antihéroe y con demasiados problemas derivados de una esquizofrenia mezclada con un elevado poder mental.
Retratar, con imágenes en movimiento y personas de carne y hueso, la batalla mental que se libra en la cabeza de David ha sido reto muy complejo. El personaje pedía a gritos una fotografía y un estilo que también estuvieran alejados de lo habitual. No ha sido un estilo estático y se han utilizado herramientas variopintas, desde el color hasta la música, pasando por la animación y los efectos especiales profesionales y cutres.
Pero, por delante de los momentos musicales, las cámaras lentas, las explosiones, las escenas en completo silencio o las pizarras animadas, existe una narrativa compleja que sirve como vehículo tangible de la lucha entre David y Amahl Farouk, el Rey Sombra; el parásito que vive en el cerebro de Haller desde que era pequeño. La temporada ha evolucionado al mismo tiempo que evolucionaba el punto de vista del propio protagonista. Nuestro conocimiento no iba por delante e íbamos aprendiendo a la vez. Al comienzo, la realidad se presentaba estereotipada, monótona y llena de clichés en un hospital mental. Nuestro protagonista era un enfermo más. No sabía lo que ocurría dentro de su cabeza. No sabía quién era. Y nosotros tampoco nos esperábamos esos giros y desenlaces tan sorprendentes.
A primera vista, es cierto que todo parece confuso por la cantidad de saltos en el tiempo y las limitaciones en el punto de vista. ¿Quién era ese monstruo feo de ojos amarillos? ¿Por qué Lenny cada vez parecía más terrorífica? Desconocíamos qué era verdad y qué no en el pasado y presente de David, al igual que el resto de personajes. Sin embargo, esta confusión no era más que un desesperado intento del mutante parásito por esconderse en la mente de David. Ya lo había conseguido a lo largo de su vida como un perro, un muñeco cabezón, un monstruo asqueroso o, incluso, como si fuera su amiga Lenny. No obstante, Farouk no contaba ni con el amor incondicional de Sydney, ni con un desarrollo exponencial de los poderes de David ante la amenaza de la Divison 3. Estaba acorralado, lleno de energía y era su única oportunidad para hacerse con el control total del cuerpo.
Este pulso por el control mental y corporal del personaje, una dualidad clásica en la filosofía y origen de infinitas reflexiones, es la razón de habernos deleitado con momentos mágicos, terroríficos, emocionantes e inéditos en un episodio de televisión. Nadie se podía imaginar que una ficción podía arriesgar tanto para contar, de forma pausada, una historia breve por fuera y laberíntica por dentro. Legion deja claro desde el principio que no es para cualquier espectador; es de paladares y cerebros exquisitos. Dejarse llevar por la narrativa, deleitarse con la estética y unir las pequeñas piezas de información han sido los pasos a seguir para disfrutar al 100% de esta temporada.
El principio del verdadero mal
La segunda temporada de Legion ya está confirmada, consecuencia de un innegable éxito tanto de público como de crítica. No dudo en que parte de la estética de la ficción se mantenga en 2018, pero lo interesante es que su continuación confirma que lo que hemos visto hasta ahora solo era un aperitivo, una presentación a fuego lento de la verdadera amenaza de esta ficción: Farouk. El season finale ha servido como epílogo de la batalla mental de David para conseguir ser él mismo, sin nadie más enredando en su cabeza, y descubrir el potencial de sus extraordinarias habilidades mentales. Sin embargo, Farouk anda suelto, ha parasitado a Oliver Bird y sus intenciones no parecen muy positivas. Además, David, en una escena post-creditos que lleva el sello Marvel, ha sido atrapado por un artefacto volador (que no es una pokeball) cuyo origen desconocemos. ¿Será Division 3 incordiando a pesar de la minitregua para enfrentarse juntos contra el parásito? ¿Vamos a tener doble villano en Legion?
En cualquier caso, mi optimismo no tiene techo, puesto que todos los personajes principales han sobrevivido y aguantado los carros y carretas de todas las refriegas kafkianas dentro y fuera de la cabeza de David, plano astral incluido. Me había hecho a la idea de que algún protagonista iba a morir, pero nos aseguran una segunda temporada con un reparto para el que solo tengo elogios por sus impecables interpretaciones; especialmente la de Aubrey Plaza (Lenny) que posee un talento desbordante y está dispuesta a todo en cada escena; sin límites.
No dudo que nuestro nuevo telépata favorito (por debajo siempre de su padre, el querido Charles Xavier) seguirá siendo el centro de la serie, pero esta liberación parasitaria tendrá como beneficio un desarrollo todavía más profundo del resto de personajes, ya sean a través de sus poderes, o a través de sus identidades como seres humanos. Un adelanto de esto lo hemos tenido ya en el prólogo del último capítulo con la vida de Clark, después del ataque en la piscina. Esperemos encontrar esa misma predisposición con el pasado y presente de personajes como Melanie o Syd. Incluso es posible que aparezca algún nuevo mutante (malo, bueno, qué más da) con poderes igual de originales que los que hemos visto hasta ahora.
Con vistas al 2018, Noah Hawley ya ha dejado caer algo importante sobre la segunda temporada y que ofrece un valor inmejorable a la serie: aunque habrá referencias identificables por los fans de X-Men (como esa última mención a Equinox, un mutante de Marvel), Legion se intentará desmarcar de las historias de los cómics y del gran universo de superhéroes para contar su propia historia, sin presiones a la hora de ajustarse a las líneas temporales de las películas de Bryan Singer (de hecho Legion es muy atemporal e inconcreta). Eso sí, si aparecen James McAvoy o Patrick Stewart para dar vida al Profesor X, no seré yo quien se oponga.
No dudo que nuestro nuevo telépata favorito (por debajo siempre de su padre, el querido Charles Xavier) seguirá siendo el centro de la serie, pero esta liberación parasitaria tendrá como beneficio un desarrollo todavía más profundo del resto de personajes, ya sean a través de sus poderes, o a través de sus identidades como seres humanos. Un adelanto de esto lo hemos tenido ya en el prólogo del último capítulo con la vida de Clark, después del ataque en la piscina. Esperemos encontrar esa misma predisposición con el pasado y presente de personajes como Melanie o Syd. Incluso es posible que aparezca algún nuevo mutante (malo, bueno, qué más da) con poderes igual de originales que los que hemos visto hasta ahora.
Con vistas al 2018, Noah Hawley ya ha dejado caer algo importante sobre la segunda temporada y que ofrece un valor inmejorable a la serie: aunque habrá referencias identificables por los fans de X-Men (como esa última mención a Equinox, un mutante de Marvel), Legion se intentará desmarcar de las historias de los cómics y del gran universo de superhéroes para contar su propia historia, sin presiones a la hora de ajustarse a las líneas temporales de las películas de Bryan Singer (de hecho Legion es muy atemporal e inconcreta). Eso sí, si aparecen James McAvoy o Patrick Stewart para dar vida al Profesor X, no seré yo quien se oponga.
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