¿Quién no se ha sentido alguna vez fuera de lugar? Cuando te conviertes en madre, te sientes así en muchas circunstancias. El pez fuera del agua, el pulpo en el garaje. Algunas, no obstante, lo llevan con más humor que otras. Esta es la historia de Jill, que intenta montárselo lo mejor posible con sus hijos y su vida.
Un poco loca
Jill Weber (Jill Kargman) es una escritora y madre neoyorquina, con un pisazo en el Upper East Side en Manhattan, un marido abogado (Andy Buckley) y el pelo negro y liso. Vive constantemente desubicada entre madres rubísimas, altísimas, con el culo perfecto y varios cientos de miles de dólares en la cuenta bancaria.
Su vida transcurre entre encajar en el mundillo superficial de su cuñada Brooke Von Webber (Abby Elliot) y ser ella misma, con sus neuras y sus historias, sin que todo ello afecte a la educación de sus hijos y su relación con su familia política, especialmente con su suegra (Joanna Cassidy).
La historia real
Jill Kargman, creadora y protagonista de la serie, cuenta sus propias vivencias en esta comedia ligera cuyo argumento hemos visto ya muchas veces. Sin embargo, no deja de ser gracioso. Nos identificamos con ella. El único punto divergente es que Jill no tiene hijos, pero lo cuenta con tal realismo que da un poco igual.
Es fácil reírse viéndola perder el control por momentos, intentando ponerse a la altura del girlsquad de su cuñada y diciéndose a sí misma "¡pero quién me mandaría a mí meterme en este envolado!". Pero lo hace, principalmente por sus hijos. Se mete y se mete hasta el cuello. Por suerte, tiene a su amiga Vanessa (K.K. Glick) que la devuelve a la tierra cada vez que el huracán rubio con mechas sobrevuela por su vida.
No es la comedia del año. De hecho, ya lleva dos temporadas y anunciada la tercera, pero es divertida, es ligera y hace pasar el rato. Cosmo estrena la serie esta noche a las 22:00. Dadle una oportunidad. El buen humor nunca está de más y no todo van a ser Breaking Bads en esta vida.
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