Aunque, en cierto sentido, la primera temporada de The Good Fight haya pasado un tanto desapercibida ante la prensa, bien sabe Alicia Florrick Diane Lockhart que no es culpa suya. Un spin-off procedente de una nueva y todavía poco explorada plataforma de streaming, CBS All-Access; que se ha emitido durante el alboroto de series de la midseason, cada año más saturada; y, en especial, en una temporada en la que Big Little Lies, Feud o Girls han competido por atenciones muy similares, ha jugado en su contra. No obstante, como veníamos señalando antes de su estreno, The Good Fight se ha estrenado con una elegancia que solo podría esperarse de una serie de su categoría y ha concluido su primera temporada con dignidad y los deberes hechos.
Quizás, como también le ocurre a Better Call Saul (por poner un ejemplo reciente, de la que también os hablaremos pronto), The Good Fight no haya tenido el calado que cabría esperarse teniendo en cuenta de dónde viene, pero ha demostrado que puede jugar en las nuevas (bajo demanda) ligas, aunque sea a su manera. Y eso que, como The Good Wife, el spin-off no ha sido ningún éxito de audiencias y los únicos datos que ha proporcionado CBS, relativos al piloto, no son para tirar cohetes.
Afortunadamente, ver The Good Fight es suficiente como para olvidarse de todo ello. La serie del matrimonio King ha cogido uno de los relevos más increíbles que había en la pequeña pantalla y ha conseguido exprimirlo, lucirlo y renovarlo de una forma que parecía impensable. The Good Fight recuerda tanto y a la vez tan poco a The Good Wife que únicamente podemos elogiar la labor de sus guionistas por conseguir que, de nuevo, una serie tan limitada por su propio universo consiga crecer y expandirse, como se suele decir, rompiendo moldes. Porque lo mejor de la serie madre está ahí: los bufetes, los abogados, las intrigas. El texto y el subtexto. El drama y la comedia. La actualidad. Los personajes que parece que se construyen solos. Las interpretaciones que lindan entre el teatro duro y la familiaridad de nuestras casas. Los hilos que son tan finos que ni los ves. The Good Fight te da lo que pides e incluso más.
Soy Kalinda para el público joven, jaja
Por supuesto, también ha tenido sus propios errores, muchos de ellos demasiado sutiles o que han quedado velados por sus virtudes. In my opinion. Diane Lockhart no ha sido la protagonista que todos esperábamos ver. La trama de Maia y su familia se ha extendido y complicado demasiado (es normal, teniendo en cuenta que se busca al target joven y que ella sabe más que Jon Nieve). No ha llegado a profundizar en algunos secundarios y hasta el personaje de Lucca se queda cojo por falta de contexto. Y, cómo no mencionarlo, también ha desaprovechado ciertos temas que podría haber explotado con sumo acierto, desde la cuestión racial más allá de la sala de juntas del bufete en ocasiones contadas hasta la relación de Maia con su novia, Amy. Porque quizás esperábamos, con un reparto principal femenino y diverso, una profundización en esa misma diversidad, y no ha sido así. No se ha sentido esa obligación y The Good Fight ha jugado con los elementos con los que se sentía cómoda. No hay nada malo en ello. De momento.
The Good Fight es, con todo, la serie que quiero seguir viendo. Tendrá segunda temporada, en la que tendrá que seguir peleando por atraer al público joven, el que ya no ve la tele lineal y que no es el propio de esta serie. Si eso se colará o no en sus tramas está todavía por verse pero tengo claro que, hagan lo que hagan, acabarán acertando.
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