Incorporated se estrena el 10 de abril de 2017 en Syfy España a las 22:00.
Syfy parece encontrarse en un período de intensa renovación. Aunque es cierto que nunca acabará de salir de la sombra de Battlestar Galáctica, no por ello deja de intentar retornar a un mayor nivel de calidad audiovisual tanto en los niveles de producción como en guiones y actuaciones. Sirvan como ejemplo series como The Expanse, Dark Matter o la más reciente Channel Zero, que han sabido conectar tanto con la crítica como con el fandom, generar buzz mediático y hacerse un hueco en nuestras agendas.
En este momento vital de la cadena es en el que nos llega Incorporated, la nueva serie auspiciada por los productores Ben Affleck (cuya agenda sin duda está más apretada que las nuestras) y Matt Damon y creada por los hermanos catalanes Àlex y David Pastor. Aunque la serie de Syfy supone su primer acercamiento al mundo de la pequeña pantalla, su filmografía les ha llevado ya a tierras estadounidenses tanto dirigiendo (Carriers en 2009) como escribiendo guiones ( Self/Less en 2015). Como vemos, no son precisamente unos novatos en esto de la ciencia ficción.
Nos encontramos en Incorporated con una sociedad dividida en un área extremadamente rica y futurista (denominada zona verde) opuesta a otra abandonada y desértica donde sobreviven las personas residuales del sistema (zona roja). La primera de las áreas se presenta como el lugar desde donde las corporaciones actúan, sometiendo a los desfasados gobiernos en el proceso. La otra aparece como un mal necesario, una destrucción que permite la ilusoria calidad de vida de las zonas verdes.
Nos encontramos en Incorporated con una sociedad dividida en un área extremadamente rica y futurista (denominada zona verde) opuesta a otra abandonada y desértica donde sobreviven las personas residuales del sistema (zona roja). La primera de las áreas se presenta como el lugar desde donde las corporaciones actúan, sometiendo a los desfasados gobiernos en el proceso. La otra aparece como un mal necesario, una destrucción que permite la ilusoria calidad de vida de las zonas verdes.
Se crea así un injusto equilibrio entre ricos capitalistas acomodados en rascacielos acristalados y pobres revolucionarios excluidos del sistema que pronto se resquebraja por ambos extremos. La lucha por destruir los privilegios de las zonas controladas por las corporaciones y el consecuente reparto justo de los recursos del maltrecho planeta parecen los objetivos finales que hilan la serie.
El punto de vista desde el que nos enfrentamos a dicha historia es el de Ben, un joven exitoso, atractivo y enamorado en plena ascendencia social. El ideal de trabajador incansable entregado ciegamente a su alienación... salvo por un detalle: es un infiltrado de las zonas rojas que busca reventar el sistema desde dentro.
Aunque aún es pronto para juzgar, este personaje no es ni original ni especialmente complejo, pero cumple con su cometido. Lo verdaderamente importante aquí es el control de las corporaciones, los estragos que causan a los habitantes de las zonas rojas y las estrategias para invertir las tornas. El reparto, desde el protagonista hasta su perfecta esposa con problemas de ansiedad, pasando por el rebelde de turno o la jefa de la corporación, no abundan en matices.
A nivel visual la serie propone de nuevo ese futuro monocromático de ángulos rectos y diseños made in Apple que parece haber conquistado toda imaginación sobre el futuro. Esta falta de personalidad se compensa con juegos visuales como el que abre el post, en el que vemos cómo las zonas privilegiadas existen dentro de una burbuja visual que las separa del terror desordenado del exterior. Tal y como nos ha enseñado Black Mirror en esta última temporada, la manipulación de la percepción sensorial es esencial en la construcción de la ideología.
Aunque se echan en falta más puntos de vista que añadan profundidad a este distópico mundo que nos presentan, hay aún esperanzas de que con el paso de los capítulos la construcción ahora maniquea que nos han presentado sea sólo el principio. Aunque sea, cuenta con un claro objetivo a largo plazo sobre el que construir su narración y su mitología, con lo que perderse en terrenos intermedios puede evitarse con facilidad.
En resumidas cuentas, si te gustan las distopías, te interesan las reflexiones en torno al corporativismo y sus efectos socioeconómicos y no te importa perdonar unos cuantos errores, esta es tu serie. Si, por el contrario, eres de los nostálgicos que esperan de Syfy una nueva Battlestar Galáctica, es hora de que aceptes la realidad, esa Syfy... ha muerto.
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