Incómoda, esa sería la palabra que podría utilizar si tuviera que describir brevemente la adaptación de El cuento de la criada, una de las obras más importantes de la escritora Margaret Atwood que HBO España ha traído consigo a la parrilla televisiva. Porque, con solo el visionado del primer capítulo, The Handmaid's Tale consigue provocar en el espectador algo más que una mera curiosidad, suscita algo más que fascinación: Lo que The Handmaid's Tale produce es incomodidad. Incomodidad por representar de la manera más estética y cuidada posible una sociedad distópica que no nos parece tan ajena, tan surrealista, tan imposible.
The Handmaid's Tale nos muestra un futuro próximo, donde la contaminación ha disminuido los niveles de fertilidad hasta límites de extinción obligando así a formar un gobierno basado en el puritanismo cristiano donde las mujeres no tienen ni voz ni voto, y son usadas como meros objetos cuya única función es procrear, darle hijos al señor al que estén asignadas. Se nos muestra así la historia de Defred (encarnada por Elisabeth Moss), cuya vida con su marido e hija queda extinguida y su único propósito se reduce a ir a comprar al mercado y realizar ceremonias de apareamiento con su dueño, el comandante Fred Waterford (interpretado por Joseph Fiennes), al que sirve como esclava. Además de su cuidadosa estética y una apabullante puesta en escena, The Handmaid's Tale goza de unas excelentes interpretaciones que acogen entre sus filas a Samira Wiley (Orange Is the New Black), Ann Dowd (The Leftovers), Madeline Brewer (Hemlock Grove, Orange Is the New Black) o Yvonne Strahovski (Chuck, Dexter), como la mujer infértil de El Comandante .
Como si de un episodio de Black Mirror se tratara (si obviamos la eliminación de referentes de ningún tipo de tecnología), nos adentramos en un relato de terror donde las mujeres han perdido sus libertades y cuya fertilidad las convierte en un mero instrumento de concepción. A través del personaje de Elisabeth Moss descubrimos una realidad perturbadora que se vuelve más inquietante conforme van pasando los minutos y las revelaciones van surgiendo. La adaptación parte con la premisa de convertirse en una de las series con mayor controversia dada su temática y las propuestas expuestas desde el primer minuto, con miras a transformarse en importantes objetos de debate.
Los vestidos de color rojo como símbolo de fertilidad, los diálogos secos pero tajantes, los dolorosos flashbacks que fomentan la resignación de la protagonista… todo en The Handmaid's Tale está perfectamente colocado y resuelto para ofrecernos un no parar de emociones en los 55 minutos que componen el primer episodio. Los pequeños detalles son todo, y la nueva serie de Hulu cumple las expectativas e incluso las sobrepasa con una visión dura y molesta pero necesaria de ver y sobre todo de entender.
Es innegable que la temática que propone supone un debate lleno de controversia y reflexiones de dudosa moralidad, pero ¿se puede considerar The Handmaid's Tale una serie feminista? Más allá de polémicas y de las últimas declaraciones realizadas por su protagonista, considero que, aunque el tratamiento y la misoginia hacia la mujer es uno de los temas candentes que subrayan la serie, esta va mucho más allá, provocándonos mayores consideraciones y cuestiones que no se limitan al papel de la mujer en la sociedad.
Sin necesidad de hacer spoiler, durante una escena de la iniciación de Defred en su primera reunión en el “Centro Rojo”, el personaje de la tía Lydia (con el que Ann Dowd no puede brillar más en un papel hecho a su medida), finaliza su charla de aprendizaje explicando que “lo que ahora mismo les parece extraño, acabará convirtiéndose en normal”, esta perla y muchas otras son las que guarda The Handmaid's Tale en las entrañas de su narrativa, para así hacer mella en el espectador y que acabe cuestionándose lecciones que creía dormidas: ¿Y si esta realidad fuera la normal? ¿Y si todos los actos censurables que acabamos de visualizar no fueran una simple posibilidad? Estas similitudes hacen que Black Mirror cobre vida más que nunca, mostrándonos un futuro que aterra.
Una vez realizado el primer visionado (sí, primero) de este cuidadoso y brillante piloto, podemos dictaminar que The Handmaid's Tale las tiene todas consigo para convertirse en uno de los éxitos del año. Su atmósfera cortante, esas miradas de desconfianza entre unas criadas y otras y, especialmente, ese plano final con June (perdón, Defred) dispuesta a todo, nos augura que lo mejor solo está por llegar.
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