Anoche se estrenó la última temporada de The Leftovers —disponible de forma simultánea en HBO España y Movistar Series— con un regreso a la altura de las expectativas. Una contextualización de desde dónde partimos en 2015 cuando nos despedimos de Jarden, Texas, y dónde estamos ahora. El after cliffhanger nos recuerda con qué clase de serie descorazonadora estamos tratando, además de sumar una claridad que por una vez no deja lugar a especulaciones o dudas. Estos son los flecos que dejamos sueltos hace año y medio y, a partir de aquí, saltamos a un nuevo capítulo.
En TV Spoiler Alert ya hemos podido ver la temporada completa, a excepción del octavo episodio y final de la serie. Vamos a hacer un balance/preview libre de spoilers, pero desde este momento os lo avisamos: esta temporada tenéis que verla y disfrutarla como si no hubiera un mañana. Porque igual no lo hay.
El salto da pie a la cuestión del tiempo. Una temporada concentrada en dos semanas y que se constituye como una auténtica bomba de relojería. Una nueva profecía cabalística anuncia el fin del mundo en el séptimo aniversario de The Departure. Y en el centro de todo, Kevin Garvey. El Evangelio de Kevin articula toda la despedida a nivel narrativo. La incógnita y la lógica —o falta de la misma— detrás de “los poderes” de Kevin se llevan gran parte de los focos en esta recta final, aunque no sin disputa.
No podemos pedirle más al eje de esta última entrega: la configuración del mito de Kevin como un nuevo Mesías. ¿Dónde has visto esto en televisión? Recordemos que sigue sin ser televisión, esto es HBO. El hombre que en lugar de sucumbir a la muerte se sube al karaoke con ella. Un nuevo viaje que ha retomado la senda nómada de la serie hacia terrenos tan primitivos como el que hemos visto en el prólogo o incluso más.
La tercera de The Leftovers exagera sus virtudes hasta poner cada folículo de tu cuerpo en rompan filas, pese a no desechar sus defectos. Esa fijación por fragmentar el reparto y centrar la hora del episodio en una única figura en lugar de apostar por la rica coralidad que han construido se hace patente en varios puntos de la temporada, aunque constituyan mediometrajes perfectamente encuadrados en la línea general. Apariencia de relleno con unas cantidades de mensaje desmedidas, contagiando al espectador la noción de que estamos sentados haciendo tiempo hasta que el mundo explote.
La mitología toma en bastantes ocasiones una posición relegada en pro de profundizar en los secundarios, sin por ello evitar ofrecer respuestas a diversos misterios que llevaban tiempo encima de la mesa. La cuestión del análisis del personaje se mantiene a la orden del día. Clara atención especial, por no decir favor fetiche, demuestran los guionistas por Nora o Matt en particular. Es sobre todo destacable este último. Su trama continúa con su camino de la fe kevinista hasta incongruencias de ceguera terminal, una magnífica crítica al cinismo de las religiones contemporáneas.
Sin duda una temporada con personajes más oscuros, más desesperados, sin absolutamente nada que perder a medida que avanza el nuevo apocalipsis. Curiosas dualidades entre aquellos que se hunden en la derrota más autodestructiva y los que que a duras penas encuentran un objetivo en la mínima esperanza. No hay lugar para el descanso. La complejidad sigue in crescendo y el equipo aprovecha magistralmente la historia ya vivida por la audiencia para seguir explotando la tragedia, ahora más épica que nunca.
No faltan los guiños y la reflexividad hacia tanto los inicios como ciertos trucos que nos dejaron en su día aplaudiendo a la televisión y preguntándonos si realmente la brillantez de The Leftovers conoce algún tipo de límite. Por lo que hemos podido comprobar hasta el momento, solamente queda confirmar lo que todos imaginábamos: la carrera de Lindelof sólo conoce trayectoria ascendente, y con ella esta obra maestra cuya despedida nos está haciendo sufrir tanto como era previsible. Aunque nada cabe dentro de previsiones en las próximas semanas.
COMENTARIOS