The Chosen o la perdida del sentido común. Ese debería ser el título de este duodécimo episodio de The 100. Tras el capítulo anterior, en el que Bellamy luchaba contra la coalición Jaha-Clarke por la apertura del búnker y su victoria final, podíamos dar por hecho que Thelonious estaba fuera de nuestras vidas. Que no tendríamos que soportarlo una temporada más. Sus actos hablaban por sí solos, y los grounders deberían haber exigido que Jaha quedase fuera de los cien elegidos por los Skaikru para sobrevivir. Nuestro gozo en un pozo. No solo no se le niega la entrada, sino que además pertenece a la cúpula encargada de elegir a los ocupantes del búnker. Un sinsentido completo. Por supuesto, Thelonious no decepciona, e insta a los supervivientes de los Skaikru a luchar por la supervivencia de todo su clan, aunque eso implique enfrentarse a los once clanes restantes. El búnker tiene capacidad para 1200 personas, y sin embargo, Jaha cree que las 400 que componen su clan deben salvarse, aunque el búnker quede medio vacío. Por suerte, contamos con Kane que hará que Jaha entre en razón. Por ello le otorgamos el premio a la paciencia, podio que comparte con Octavia y con Monty.
Y en la misma línea incomprensión está la actuación de Bellamy y Clarke. La única exigencia de Octavia, como ganadora del cónclave, es que su hermano se encuentre en la lista de las cien personas salvadas. Hasta ahí todo tiene sentido. Sin embargo, Raven contacta con Abby desde el laboratorio de Becca y Bellamy se ofrece voluntario para ir a buscarla cuando quedan menos de 24 horas para la Praimfaya. Y si esto nos parece una locura, la cosa empeora cuando Clarke decide acompañar al joven Blake en el rescate. Clarke aún se está recuperando de su lobotomía del capítulo anterior. Y puede ser esta la explicación que justifique que su discurso sea cada vez más inconexo: siempre alega que hace cosas moralmente duras y cuestionables porque son lo que hay que hacer, y sin embargo, decide abandonar a su gente cuando más necesitan a su verdadero líder. Dejando la toma de decisión en manos de aquellos que ya mandaban en la época dictatorial del Arca, con pésimos resultados.
Por supuesto, el rescate de Raven no es un viaje fácil. El mundo está a punto de llegar a su fin, y no todos cuentan con un sitio reservado en el búnker. Murphy y Emory se encuentran sin futuro, puesto que son conscientes de que no hay hueco para ellos en el búnker. Por ello acompañan a Bellamy y Clarke en su viaje hacia el laboratorio de Becca, ya que allí hay un segundo búnker que les dará algo más de tiempo. El problema es que no cuenta con las provisiones necesarias para sobrevivir durante los cinco años en los que la Tierra será inhabitable. Pero al menos sobrevivirán al impacto inicial. En este contexto se incorporan al grupo Echo, Monty y Harper. Y juntos llegan hasta Raven con un nuevo plan: viajar al espacio y hacer que el Arca vuelva a ser habitable hasta que puedan regresar a la Tierra. Todo ello debe ser planeado y realizado en menos de 24 horas. Manos a la obra.
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