La amenaza de la Praimfaya es para los personajes de The 100 como los exámenes finales para casi cualquier estudiante: te han avisado con tiempo, sabes cuando van a ser, pero por una serie de circunstancias al final acabas hasta arriba de café y estudiándotelo todo cinco minutos antes de entrar a la clase. Que no te engañen: bajo presión se trabaja mejor porque la falta de tiempo compensa con creces tus carencias, la cantidad de trabajo, el estrés, etc. Tomemos de ejemplo a Raven: esta era brillante cuando trabajaba en el Arca, pero 24 horas antes del fin del mundo es capaz de todo. Un todo que incluye curarse a sí misma un daño cerebral, despegar un cohete hacia el espacio y dar un paseo por las estrellas. Todo en un mismo día. Querer es poder. Y si en algún momento sientes la amenaza del agobio, no te preocupes: sustituye una buena taza de café por Bellamy, y en dos minutos tendrás la solución a la vista.
A pesar de las apariencias, Raven no es capaz de solucionarlo todo sola. Tiene un equipo en sus manos más o menos decente, pero poco cohesionado. Aunque cuentan con un objetivo común que hará que olviden todas sus diferencias. Incluso habrá hueco para el perdón hacia Murphy, quién no ha sido el mejor compañero desde que los 100 salieron del Arca en aquella expedición suicida. Sin embargo, no todo es paz y amor: apurar tanto tiene consecuencias y será Clarke quién pague por ello, sacrificando su billete hacia la salvación espacial para conseguir encender el Arca. Un sacrificio que permitirá vivir al resto del equipo, si consiguen activar el oxígeno de la antigua nave. ¡Qué frenético es el fin del mundo!
Caótico y acelerado es el final, pero está lleno de sorpresas también. Sobre todo cuando descubres que la salvación de la especie humana en su conjunto era posible, pero fue ignorada por el bien y la seguridad de un solo individuo. ¿Qué dirían todas aquellas vidas humanas, víctimas de la Praimfaya, viendo caminar a Clarke tras la ola radiactiva? Nunca lo sabremos, pero podemos aventurar que no tendrían palabras de comprensión y consuelo hacia Abby, la genocida involuntaria.
La Praimfaya que llevaba amenazando toda la temporada con aniquilar a la especie humana ha llegado finalmente, ese futuro apocalíptico que Clarke descubrió cuando acabó con la Ciudad de la Luz ya es presente. Sin embargo, a pesar del tiempo que ha tardado en llegar, su sola existencia ha sido la excusa perfecta para matar a diestro y siniestro. Gracias a ella, la etapa de las Commander llega su fin, dejando el mando en manos de Octavia, quién debe guiar a los restos de la especie humana hacia un futuro incierto. Hemos perdido a muchos en el camino, pero he de decir que me ha faltado una víctima importante: Thelonious. Este individuo es el equivalente a la cucaracha en humano: nada puede matarlo. Esperemos que en la próxima temporada nos traigan justicia y aniquilen al virus del clan del cielo. Soy consciente de que Jaha no ha salido en todo el episodio, pero tenía que decirlo. Ahora solo nos queda esperar y descubrir quiénes son los nuevos enemigos venidos del cielo.
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