Este Once More With Feeling de pacotilla ha sido vergonzoso a ratos, y quien diga lo contrario miente como un bellaco. Una trama llena de plot holes sólo para que los protagonistas hagan sus pinitos musicales a un capítulo doble de terminar la serie (si se renueva se comenta será con un reboot de la serie, además de no contar con Ginnifer Goodwin, Josh Dallas ni Jennifer Morrison), que si bien ha contado con una explicación "bonita", no llega a justificar el sinsentido del cortarrollos ante la batalla final.
Básicamente, tras la visita de Blancanieves y el Príncipe a las mazmoras donde revelan a Rumplestinskin el nombre de su nonata hija, Blanca pide a una estrella que Emma pueda tener un final feliz el día de mañana y al día siguiente todos se despiertan cantando. Lo que el matrimonio entiende de esta situación es que su canción de amor acabará sin duda con la Reina Malvada, evitando así la maldición que ésta planea. Mientras, la Reina se convence de que ella es más poderosa y Zelena espiando desde Oz acaba ayudándola anónimamente para después aparecer triunfante como la bruja más poderosa. Sin embargo, nadie tiene razón en esta disyuntiva, ya que cuando los Charming llegan a someter a la Reina y aunque parece que el amor vencerá una vez más —y sabemos que no podía pasar— usando la caja de magia verde que mágicamente (valga la redundancia) ha aparecido en su cripta Regina encierra el hechizo musical... o lo paraliza, o algo así. Desolados, Blanca y el Príncipe reclaman al Hada Azul lo que no ha ocurrido, y ésta revela que nunca fue el cometido del deseo vencer a la Reina, sino ayudar a Emma a conseguir su final feliz, como bien hemos dicho, en el futuro. Con esto lo que entonces se ha conseguido es que todas las canciones vayan siempre en su corazón, pero al día siguiente ningún afectado se acordará de lo sucedido. Así cualquier cosa pueden meter, borrachera musical y fuera.
En el presente en Storybrooke, el Hada Oscura no mantiene el suspense de la traición de su hijo a los héroes ni medio segundo y aparece a la mínima reclamando el corazón de la Salvadora y amenazando con una maldición que la separará de sus seres queridos si no accede a su petición. Cuando entre madre e hijo consiguen paralizar al grupillo de los protagonistas —menos a Henry— dejan a Emma con ese sentimiento de soledad que le caracterizó de niña, lo que hace que decida sacrificarse por el bien común. Es ahora cuando la página perdida del libro de cuentos aparece para revelar la verdad sobre las canciones del corazón de Emma, porque aquí todo pasa por casualidades maravillosamente oportunas, cancelando el momento pre-batalla, descongelando a todos y celebrando la boda entre la Salvadora y el pirata, que si bien los vestuarios han sido bastante pobres, la actuación de la canción final ha sido bastante buena, con un despliegue muy de musical cinematográfico y un final de episodio que nos deja con ganas de saber qué pasará por última vez en un capítulo de Once Upon a Time. Ya veremos cómo llamamos esto si se renueva y va de a saber qué.
A estas alturas de la película, este capítulo es bastante más perjudicial que beneficioso y con la preparación que nos van dando para esta famosa batalla final, lo que parece ahora es que dicho momento crítico en la historia es más un fondo sobre el que dar vueltas inventando a saber qué. Las canciones no han estado mal, unas mejor que otras por supuesto, pero la aleatoriedad de que este capítulo suceda al final de la sexta temporada y no de la primera donde no habría estado fuera de lugar, hace que ni siquiera veas el capítulo con predisposición ya que se intercalan flashbacks musicales llenos de felicidad con escenas dramáticas pre-última batalla. Definitivamente no era el momento, pero antes de acabar había que tener uno, o al menos esa es la impresión que ha dado. En breve conoceremos el futuro de la serie, pero a mí me gustaría un buen cierre mejor que una muerte (más) agónica de lo que estamos viviendo ahora mismo. Y pensar que esta temporada empezó bien...
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