A dos semanas del final de la temporada bajamos ya la cuesta con el freno más que pisado. Esta ambulancia dice que no tiene prisa ninguna por llegar al destino y quiere seguir haciendo tiempo. ¿Ha pasado algo relevante esta semana?
Párrafo en silencio para pensar.
¡No! Salvo esa campaña de Ikea que ha poseído a Meredith para que redecore su vida. Querida Condesa, ¿tú te piensas que puedes arrancar un cacho de pared pintada por los instintos grafiteros de tu difunto esposo, dejársela en la puerta a tu cuñada como si fuese un hijo no deseado, meter un post-it azul —¿desde cuándo los post-its no son amarillos?— en una cómoda Hoffënlodgen y fingir que ese matrimonio no ha pasado para darle la mano al otro listo por los pasillos del hospital? Qué decepción, Marimerce, qué decepción.
Pero tenemos que hablar de las notas. Algo que ni en las series de instituto pasa. Esto es el hiperrealismo, señores. Puedes irte a Parla con The Wire, David Simon. Minnick Mouse, Miranda Bailey y Webbers Gordos han tenido una junta de evaluación donde han empezado a salir nombres de residentes inventados, aunque sólo nos interese uno: Stephanie Edwards, cada día estás más nominada.
Parecía que sólo iban a mandar a septiembre a Warren por ser un coñazo tanto dentro como fuera del quirófano, pero resulta que ahora Edwards está más desequilibrada que las horas de facturación de la temporada. Dice el personaje de la oscarizada actriz que interpreta a la inquisidora educativa que la chiquilla padece de resident burnout. La quemazón del becario. Yo lo llamo “¡¿a dónde vas tirando iPads a la gente, loca?!”. Grey es una serie que desquicia, servidor levanta la mano, pero no sabíamos que hasta estos límites.
Y ahora, nuestra telenovela interna favorita: Los Bonitos también lloran. Jopelines Wilson ha vuelto, aproximadamente. Lo que creíamos era un simple plano corto figurativo para que la pobre se llevase royalties de al menos 10 episodios esta temporada, se amplió a una conversación con conato de declaración que la parturienta rápido descartó. ¿Por qué? No lo sabemos. ¿Hubierais podido resistir el magnetismo cuqui-animal de DeLuca alguno de vosotros? En vuestra vida. Desagradecida que es la tía.
Aunque la incógnita no son los procesos racionales de la Bonita para rechazar a su apuesto pretendiente, no. Es por quién está llamando Alex Karev. A priori parece un cliffhanger muy mal traído, demasiado inconexo. ¿Quién puede materializar el siguiente drama en el Seattle Grace? ¿Qué clase de contactos tiene Alex? ¡¿Estamos por fin ante el #HeiglVuelve?! No se lo cree ni ella, pero soñar es gratis.
En lo que pensamos quién es ese misterioso the guy, os dejamos la promo del penúltimo episodio con unos tintes de adrenalina y Owen Hunt tan catárticos como contradictorios en sí mismos. Hunt y emoción, lo que nos faltaba por ver.
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