No cabe ningún tipo de duda sobre por qué ABC ha retenido Still Star-Crossed hasta verano. Si cualquiera de vosotros fuese programador de televisión, también haría todo lo posible por esconder este esperpento debajo de la alfombra el mayor tiempo posible. Han tenido el detalle de no mancillar el TGIT porque bastante daño hizo The Catch, pero la evidencia ya es palpable: Shondaland está en crisis.
Eran las vacas gordas, a Shonda desde su posición de jefa cósmica le dio por regalar series a sus pupilos tras ver que Pete Nowalk estaba haciendo arte con How to Get Away with Murder, pero el tiempo ha demostrado que igual no a todo el mundo se le debe confiar una hora de prime time a nivel nacional si no tienes el moco de Viola Davis bendiciendo tu set de rodaje. Still Star-Crossed, además de tener un título pésimo, es un despropósito tan prescindible como absurdo. Qué hemos visto, qué no vamos a seguir viendo y qué le pasa a esta mujer en la cabeza, a continuación:
Esta adaptación de una novela homónima plantea la expansión del universo de la obra cumbre de Shakespeare más allá de la muerte de Romeo y Julieta. El primer episodio, más que una expansión, lo que lleva a cabo es una reimaginación que se revisa el texto original según le place y se centra en dos primos Capuletos y Montescos que pasaban por ahí, Rosaline y Benvolio, obligados a casarse para unir a las familias tras el cisma que se monta en Verona por el incidente de los titulares del mito que todos conocemos. Como no somos filólogos, literatos, puristas de las letras y tampoco nos interesa serlo, vamos a centrarnos en la materia audiovisual: un drama de época que se monta en la estela de Romeo y Julieta como el que se monta en un tren a Almería.
Esto no es una tragedia sobre el amor prohibido. Esto es una historieta pintoresca ambientada en el Renacimiento donde dos familias están enfrentadas y quieren hacernos pensar que podrían ser unos Juegos de Tronos de andar por casa. Y resulta algo bastante menos excitante. La mayor parte del episodio se resume en bailecitos medievales para quinceañera fantasiosa, brilli brilli y cambios de tono gratuitos para que el novio de dicha quinceañera pueda medio engancharse con las luchas de espadas que, por algún motivo presupuestario, no derraman una gota de sangre.
Lo único evidente que extraemos de estos primeros 42 minutos es la sempiterna cantinela de la casa: mujer enamorándose de quien no debe y un triángulo sentimental que igual encuentra una audiencia a la que interesar. Tienen 7 episodios en temporada estival para hacerlo. Que cada uno saque sus propias cábalas de cancelación o de maquillarlo como "serie evento".
Y he aquí el problema de Still Star-Crossed: si quieres contar lo mismo que ya has contado en Scandal pero sin la garra de Olivia Pope, si quieres volver con la milonga que a nadie ha emocionado en The Catch, ¿para qué metes toda la parafernalia de los castillos de Salamanca y arrastras la memoria de Shakespeare? El resto de elementos no se sostiene, la planicie de los personajes sólo compite con las serias limitaciones de las interpretaciones y todo deja al espectador con ganas de preguntarle a la protagonista si le pasa algo en la cara.
Un guión y unos diálogos francamente pésimos que no aportan a la digestión de esta supuesta épica de sobremesa dominical, unos valores de producción que se van al traste con zooms más malos que pegar a un padre y una sensación muy tóxica de estar frente a una representación de 4º de la ESO con un único giro al final que tampoco sorprende a nadie porque lo destriparon en el tráiler. No había otra baza, ¿verdad? No había nada.
Queremos pensar, por darle un mínimo de utilidad, que esta serie quiere romper una lanza en favor del color blindness y enseñarnos a todos que la raza es lo de menos a la hora de reinterpretar textos clásicos. Pero que quede claro que las chicas negras van a seguir siendo las criadas, que las mujeres van a ser las peores enemigas de las mujeres y que serán los hombres quienes corten el bacalao en todo momento, pretenda rechistar la que sea. Las nociones rancias y machistas de “si no nos deja el señor ir a la fiesta, ¿cómo encontraremos un hombre que nos mantenga?” son donde ponen ahínco en la verosimilitud temporal, por lo visto. Terror como componente añadido.
Still Star-Crossed es una pena de gasto de escenografía que podría haberse invertido en una historia con verdaderas intrigas palaciegas. Verdaderas o existentes. Una, al menos. Un gasto que debió dejar a cero la partida de casting, a caballo entre jóvenes prácticamente desconocidos, actores de series de segunda y un Anthony Head que sigue dando vueltas por la vida desubicado tras Buffy.
Si queréis echaros unas risas, probar hasta qué punto puede arquearse vuestra ceja o si necesitáis aborrecer el romanticismo de barateo porque realmente no tenéis nada mejor que ver en una isla desierta este verano tras el apocalipsis zombi: ésta es vuestra serie. Mientras tanto, podéis seguir disfrutando del parón estival, leer un libro de recetas sin gluten o ir a hacer turismo rural. Aquí no hay nada que ver.
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