Algunos críticos con The Americans siempre aducen que es un drama demasiado lento, con muy poca acción teniendo en cuenta el tema que trata, y que casi siempre es una serie anticlimática. No les falta razón, pero la serie de FX (que en España podemos ver a través de FOX Life) es muchísimo más que eso. Su desarrollo de personajes y tramas, lento pero con paso firme y mucha maestría, es algo que no se ve todos los días a pesar de que hay una oferta obscena de ficciones donde elegir. Sin embargo, esperábamos más de la quinta temporada; sabiendo que iba a ser la penúltima, creíamos que empezaría a plantear su final, pero no. En cambio, nos hemos encontrado un atisbo de planteamiento para lo que veremos en los últimos diez episodios.
Recapitulando un poco, hay que recordar que la cuarta temporada acabó con muchos personajes fuera del tablero: Martha había escapado a la URSS, Nina fue asesinada, Arkady fue declarado persona non grata y Oleg decidió volver también a su país. Él es el único que ha continuado apareciendo y su trama rusa ha sido quizás la parte más aburrida de la temporada, aunque los guionistas han demostrado que se pueden construir historias con personajes exiliados. Lo hicieron con Nina y ahora con Oleg, Martha, Mischa e incluso Gabriel. Esta quinta temporada hemos visto mucho más de aquel país que de la Rezidentura en Washington. Por el contrario, los que venían a sustituirles no han resultado importantes, ni ellos ni sus tramas, por lo que el cariño que sentíamos por ellos no lo sentiremos por los nuevos. Sí ha funcionado muy bien Tuan, el adolescente vietnamita que pudo ser un agente doble y al final no lo fue.
El enfoque que Joe Weisberg y Joel Fields han querido darle a la temporada no ha sido del agrado de todo el mundo, pero ha sido la historia que han querido contar. Según los creadores, el objetivo ha sido preparar a todos los personajes emocionalmente para el final de la serie. En cuanto a la acción, es obvio que resulte anticlimática, porque todas las tramas han acabado cayendo en saco roto. Philip y Elizabeth se quieren jubilar y al final no. Oleg está a punto de ser descubierto y al final no. Mischa se recorre medio mundo para conocer a su padre y se vuelve con el rabo entre las piernas, Pasha se ha librado de la muerte in extremis, etc. Al menos parece que el Pastor Tim sí se va.
La quinta temporada de The Americans, de nuevo, ha girado en torno a sus protagonistas, Philip y Elizabeth, pero este año lo han sido incluso más. Los trece episodios han confirmado algo que desde el principio hemos visto en Philip pero no en Elizabeth: los dilemas morales a los que se enfrentan y las duras decisiones que toman les está afectando demasiado, sobrepasando la línea de lo que puede soportar él y equiparando la culpa al sentido del deber de ella. Asesinar a ese matrimonio después de la terrible historia que cuenta la mujer mayor es el punto de inflexión que necesitaban para pedirle a Claudia su retiro. Por primera vez, se plantean seriamente si están en el bando correcto.
En casa, Paige sigue asumiendo su papel de espía y ha empezado a entrenar para defenderse, mientras sigue trabajando con el pastor Tim, quien tiene un diario en el que plasma sus pensamientos sobre los feligreses. También con Matthew, con el que se ve obligada a romper a instancia de sus padres. Quien realmente ha ganado protagonismo en casa Jennings ha sido Henry, el niño que se ha criado solo prácticamente con la ayuda del vecino y la televisión. Ahora ha resultado ser inteligente e independiente, por lo que quiere ir a estudiar a un internado en New Hampshire. Pero parece que tampoco va a ir, o al final sí, no queda del todo claro.
En el FBI no han hecho prácticamente nada en todo el año, salvo buscar nuevos informantes. Al final, Beeman y Alderholt han conseguido dos: Sofia y su novio Gennadi Bystrov, un famoso jugador de hockey, quien pasó el polígrafo aunque ya sabemos que los rusos saben cómo pasarlo sin problemas. El vecino de los Jennings tiene nueva novia, Renee (Laurie Holden, The Walking Dead), de quien Philip sospecha que pueda ser una espía soviética. El caso es que Stan se está planteando dejar contrainteligencia y ella le insta a no dejarlo, lo cual confirma las sospechas que se tenían sobre ella. A pesar de que Gabriel diga que no es de los suyos. Por tanto, las cosas no pinta bien para el agente, que se tendrá que enfrentar a dos problemas en la sexta temporada.
La season finale nos planteaba un escenario nuevo, con Philip y Elizabeth volviendo a la Unión Soviética, una solución que abría un nuevo abanico de problemas familiares para ellos, pero al final parece que tendrán que quedarse más tiempo, pues Philip ha descubierto que el padre de Kimmy será el nuevo director de la División Soviética, convirtiéndose así en un activo de máxima importancia. La central jamás permitirá que se vayan. La oferta de Elizabeth a su marido es que él se dedique a escuchar las grabaciones exclusivamente y ella haga el trabajo sucio que les quema por dentro. Un sacrificio en toda regla porque como ella le explica a Tuan, se necesitan dos para poder conservar la salud mental y no ser descubierto. Este es el atisbo de final del que hablábamos al principio.
Mi teoría con respecto al final de la serie sigue siendo la misma: los Jennings tienen que desertar. Durante la canción de Elton John que suena a la mitad del último episodio se ve claramente cómo Elizabeth contempla su ropa, sus zapatos o su cocina con pena porque sabe que en su país no habrá tantas comodidades. No era Philip el único que se vio seducido por el capitalismo, al fin y al cabo. Y es por eso por lo que creo que la única salida para ellos y sus hijos es desertar. Seguir con sus vidas en Estados Unidos porque sus verdaderas identidades son ya Philip y Elizabeth Jennings.
La quinta temporada sigue siendo totalmente coherente con el resto de la serie, pero sí hemos echado en falta que prenda una mecha que haga saltar todo por los aires y se hubiera planteado una temporada sin status quo. También es cierto que eso no hubiera sido propio de The Americans, una serie que se dirige cada vez más claramente hacia un final anticlimático, como su quinta temporada.
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