Los amantes del terror estamos de enhorabuena: American Horror Story nos adelanta Halloween a los que no podemos esperar hasta octubre. Un estreno que coincide con el lanzamiento en España del remake de It. A título personal, le concedo a Pennywise mis paranoias sobre los payasos y su interacción con las alcantarillas y duchas. Sin embargo, no deposito todas mis esperanzas y ansias de terror en esta nueva temporada. A pesar de lo brillante que resultó Roanoke, American Horror Story no ha tenido una trayectoria constante en lo que a calidad argumental se refiere. Todos los años nos ponen la miel en los labios con esos teasers en los que vas adivinando poco a poco el contenido de la siguiente temporada. Pero cuando llega el momento de la verdad, los teasers contenían en menos de un minuto más terror que toda la serie junta. No espero morirme de miedo en el sofá durante los diez episodios que suele tener cada temporada, eso es imposible en una serie, pero le pido lo mismo que a una película de matanzas: un susto furtivo en un momento inesperado. En resumen, American Horror Story termina siendo una serie con una estética muy cuidada que, en muchos casos, te llevará a la muerte por aburrimiento.
La séptima temporada es un culto al miedo. Concretamente, está dedicado a ese miedo irracional e incontrolable que deriva de todas las fobias. El capítulo comienza con una pesadilla hecha realidad: las elecciones de Estados Unidos y la victoria de Trump. Momento que libera a los viejos enemigos de Ally: sus fobias. Lana Banana vuelve a ser la víctima a través de su coulrofobia, o miedo a los payasos, y de su tripofobia, ese miedo, asco o repulsión hacia las formas geométricas muy cercanas entre sí. El ejemplo más típico de esta segunda fobia es la estructura de una colmena. Cult llevará esa colmena a la realidad a través de su estructura social: una reina que piensa y dirige a todos sus soldados que actúan en su nombre. Lo peligroso de un grupo así es que no importará cuánto luches contra sus soldados; si no dañas a la reina, toda acción es en vano. Kai Anderson, representado por Evan Peters, es el líder que quiere instaurar una sociedad asentada sobre el terror usando el miedo como instrumento de control. Una filosofía de liderazgo muy interesante pero poco compartida por su comunidad, que se mofa ante la propuesta del joven. No hay nada más peligroso en el mundo que un hombre humillado, con esas palabras se despide Anderson de la junta vecinal a la que acaba de declarar la guerra.
La séptima temporada es un culto al miedo. Concretamente, está dedicado a ese miedo irracional e incontrolable que deriva de todas las fobias. El capítulo comienza con una pesadilla hecha realidad: las elecciones de Estados Unidos y la victoria de Trump. Momento que libera a los viejos enemigos de Ally: sus fobias. Lana Banana vuelve a ser la víctima a través de su coulrofobia, o miedo a los payasos, y de su tripofobia, ese miedo, asco o repulsión hacia las formas geométricas muy cercanas entre sí. El ejemplo más típico de esta segunda fobia es la estructura de una colmena. Cult llevará esa colmena a la realidad a través de su estructura social: una reina que piensa y dirige a todos sus soldados que actúan en su nombre. Lo peligroso de un grupo así es que no importará cuánto luches contra sus soldados; si no dañas a la reina, toda acción es en vano. Kai Anderson, representado por Evan Peters, es el líder que quiere instaurar una sociedad asentada sobre el terror usando el miedo como instrumento de control. Una filosofía de liderazgo muy interesante pero poco compartida por su comunidad, que se mofa ante la propuesta del joven. No hay nada más peligroso en el mundo que un hombre humillado, con esas palabras se despide Anderson de la junta vecinal a la que acaba de declarar la guerra.
Exíste una constante en la serie que se ha convertido en mi parte favorita: el enlace argumental que hay entre todas las temporadas. Normalmente, nos hacen esperar más, pero en este primer episodio ya hemos visto la unión entre Cult y Freak Show: ambas comienzan en un parque en el que una pareja acaba asesinada por un payaso sin mandíbula. Cult recrea el momento más terrorífico de Freak Show de la mano de Twisty, que vuelve a interpretar la misma escena en el mismo escenario pero años más tarde.
Poco a poco iremos descubriendo si nos enfrentamos ante una temporada tipo Murder House o ante una como Hotel en lo que a argumento se refiere. Roguemos por la primera opción. Pero de no ser el caso, no desesperemos, al menos le hemos visto las orejas a Billie Lourd en pantalla.
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