Discovery había emitido previamente un par de miniseries sobre la fiebre del oro o la creación de las Harley, nada que le ayudase a destacar entre tanta ficción, pero, sin duda, tomó una buena decisión produciendo junto a Kevin Spacey una limited series dirigida por Greg Yaitanes (House, Banshee) que no tiene nada que envidiar a los mejores thrillers del cine. El canal cultural, conocido principalmente por la divulgación de contenidos científicos o de naturaleza, encargó ocho episodios que narrasen la detención del Unabomber, un hombre que vivía en una cabaña en un bosque de Montana y se las arregló para enviar dieciséis cartas y paquetes bomba durante los años ochenta y noventa.
Creada por Andrew Sodroski, Manhunt: Unabomber nos cuenta el camino hasta la detención de Ted Kacynski (Paul Bettany; The Da Vinci Code, A Beautiful Mind) desde el punto de vista de Jim Fitzgerald (Sam Worthington; Avatar, Clash of the Titans), un perfilador del FBI que fue incluido en la investigación para aportar una nueva y definitiva manera de pensar.
Teniendo en cuenta el carácter educativo de la cadena, no estaba de más elegir un enfoque adecuado para contar una historia que encaja perfectamente con sus contenidos; Fue la primera vez que el FBI analizó la ortografía y el vocabulario de los escritos de un terrorista para identificarle, y la serie se centraría en ese aspecto.
Por tanto, se acerca a la vida personal de ambos sin entrar en el culebrón, sólo lo mínimamente necesario para conocer las motivaciones de Kaczynski y mostrar las consecuencias que trae el caso a la vida personal de Fitzgerald. Podemos ver como Fitz forma su equipo y estudia los escritos del Unabomber para así obtener datos personales -como su nivel de estudios o su edad- a partir de su uso de expresiones y localismos; sin embargo, después de atraparle, necesitará adentrarse en su mente para convencerle de que debe declararse culpable.
Teniendo en cuenta el carácter educativo de la cadena, no estaba de más elegir un enfoque adecuado para contar una historia que encaja perfectamente con sus contenidos; Fue la primera vez que el FBI analizó la ortografía y el vocabulario de los escritos de un terrorista para identificarle, y la serie se centraría en ese aspecto.
Por tanto, se acerca a la vida personal de ambos sin entrar en el culebrón, sólo lo mínimamente necesario para conocer las motivaciones de Kaczynski y mostrar las consecuencias que trae el caso a la vida personal de Fitzgerald. Podemos ver como Fitz forma su equipo y estudia los escritos del Unabomber para así obtener datos personales -como su nivel de estudios o su edad- a partir de su uso de expresiones y localismos; sin embargo, después de atraparle, necesitará adentrarse en su mente para convencerle de que debe declararse culpable.
Un misterio real y su particular forma de resolverlo
Las series de detectives están más que asentadas, aunque cabría destacar que tanto sus casos enrevesados como la forma de cerrarlos son obra de alguien, que se le han ocurrido, que es improbable que ocurran en la realidad. Además, rara vez proporcionan pistas para permitirte resolverlos por tu cuenta y la espectacularidad del desarrollo y un giro final suponen todo el atractivo.
En contar la verdad, ahí podría residir precisamente el éxito de los true crime. Nos encontramos en pleno boom de los documentales y docudramas liderado por Amanda Knox y O.J. Simpson, donde simplemente se presentan los hechos y la resolución del enigma es un final tan abierto como tu propia mentalidad. Porque, ¿eran las pruebas suficientes para condenar o absolver al acusado?
Manhunt: Unabomber entraría, entonces, en el grupo de las miniseries basadas en hechos reales, con sus pruebas irrefutables y sus casos cerrados y mostrando al culpable prácticamente desde el principio. Se tomará sus licencias creativas, por supuesto, y acabará reflejando perfectamente cada etapa de la investigación. ¿Qué tiene de especial esta historia? Que todo ese análisis pormenorizado de las letras y las palabras llevó al FBI hasta Kaczynski, las pruebas estaban ahí, pero no había precedentes judiciales que apoyaran los motivos para identificarlo y detenerlo.
En contar la verdad, ahí podría residir precisamente el éxito de los true crime. Nos encontramos en pleno boom de los documentales y docudramas liderado por Amanda Knox y O.J. Simpson, donde simplemente se presentan los hechos y la resolución del enigma es un final tan abierto como tu propia mentalidad. Porque, ¿eran las pruebas suficientes para condenar o absolver al acusado?
Manhunt: Unabomber entraría, entonces, en el grupo de las miniseries basadas en hechos reales, con sus pruebas irrefutables y sus casos cerrados y mostrando al culpable prácticamente desde el principio. Se tomará sus licencias creativas, por supuesto, y acabará reflejando perfectamente cada etapa de la investigación. ¿Qué tiene de especial esta historia? Que todo ese análisis pormenorizado de las letras y las palabras llevó al FBI hasta Kaczynski, las pruebas estaban ahí, pero no había precedentes judiciales que apoyaran los motivos para identificarlo y detenerlo.
Alguna vez tenía que ser la primera, y qué importante ha sido esta forma de trabajar desde entonces. Nació la lingüística forense, un punto a favor para el buen uso de la gramática y la ortografía, una razón más para escribir correctamente.
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