Si con el episodio de inicio de temporada empezamos decepcionados, este segundo tampoco mejora e incluso puede que se trate de uno de los peores capítulos vistos en la serie hasta la fecha (viendo la evolución seguro que veremos más capítulos soporíferos en esta cuarta temporada) y sin sentido alguno. El inicio de temporada nos ha servido un poco para hacer borrón y cuenta nueva de todo lo que traíamos de la anterior e intentar volver a darle otro aire a la serie.
Pero, desgraciadamente, si la idea que tienen de darle otro aire es volver a los inicios, llegan tarde. Este segundo capítulo, además de ser completamente inútil en cuanto a la trama y la evolución de los personajes, también ha supuesto una vuelta demasiado brusca a los inicios.
Todos recordamos el The Flash de la primera temporada, ese brillo que desprendía y que difícilmente hemos vuelto a ver en las siguientes temporadas. Pues bien, en este capítulo han vuelto a intentar aquella formula pero metiéndola a la fuerza y, señores, eso no funciona. Barry a lo Risky Business, una terapia de pareja sin sentido y el hartazgo del tándem Barry-Iris, un traje nuevo que da lugar a situaciones ridículas (que no graciosas), una subtrama entre Cisco y Gypsy desaprovechada y unos secundarios que vuelven a ser demasiado secundarios.
Poco más que decir de este capítulo soporífero hasta la muerte y que, además, no consigue su objetivo. Esperemos que sea puntual y haya sido un intervalo para hacer incidencia (erróneamente expuesta) en el Barry que conocimos al principio. Si no, la serie decaerá aún más y malgastarán la cantidad de recursos que tienen a su disposición pero a los que no prestan atención. Será una pena ver cómo desperdician un villano distinto y unos personajes secundarios que han madurado más que el propio protagonista.
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