Hace ya un mes los Tanner/Fuller/Gibbler volvieron a nuestras pantallas para presentarnos la primera mitad de la tercera temporada de Fuller House sin hacer mucho ruido... y con razón. Por primera vez desde el retorno de Full House a la era moderna no se nos presenta la temporada entera, liberando la segunda mitad a finales de este año y formando una entrega con un total de dieciocho episodios en lugar de los trece habituales. ¿Es esto un acierto? De momento no.
En los nueve capítulos que hemos visto en Netflix se muestra lo que sería la presentación del dilema de la temporada. Pese a que hemos podido ver tramas cortas como de costumbre alrededor de los hijos de DJ y Kimmy, incluso de Joey, el gran gancho de este año es que diga lo que diga, DJ sigue enamorada de Steve. La relación entre ambos en la serie original siempre fue de las más queridas, y la nostalgia vende horrores, así que tras una temporada de hacernos sufrir manteniéndoles separados sin intención de arrejunte, la confesión final (involuntaria) de la protagonista que deja a su ex con cara de póker es un rayo de esperanza para los que llevamos años luz esperando que este final sea oficial. Sin embargo, pese a los buenos momentos de la temporada para desembocar en este cliffhanger bien estudiado, la cantidad de paja no compensa.
Fernando ha estado más ausente estos episodios, ya que ha decidido mudarse a la antigua residencia Gibbler, cosa que Kimmy y Ramona rechazan para quedarse en la casa Tanner. Una oportunidad desperdiciada para volver a tener a la vecina en su sitio y, pese a que el patriarca Hernández-Guerrero-Fernández-Guerrero salvó la totalidad de la segunda temporada, no es suficiente con sus más breves hilarantes apariciones para engancharnos en la tercera, ni siquiera con Ricky Martin de fondo. El episodio con la casa Gibbler como protagonista era una llamada a gritos a llenar una parte hasta ahora desconocida del universo Full House echada por tierra de forma decepcionante al exagerarlo de forma desmesurada a la vez que desviaban la atención con otros temas.
Otro de los grandes temas que se tratan, pero probablemente sea desarrollado en la segunda mitad de la temporada, es la posible maternidad de Stefanie, esa trama que le incrustaron a la mediana de las Tanner para darle más protagonismo al quemar toda historia relacionada con ella anteriormente. Es posible que quepa una ligera posibilidad de que tal vez, just maybe, pueda tener descendencia. El proceso es caro y tiene que hacerse a la de ya, así que con el apoyo de toda la familia apuesta por ello... sin Jimmy. Seguiremos informando.
En un par de meses sabremos en qué desemboca el posible reencuentro de DJ y Steve y dónde quedarán CJ y Matt, ese novio que han intentado hacernos apreciar pero que no llega a calar ni lo hará jamás mientras EL EX, con mayúsculas, siga rondando. Y no perdemos la esperanza (o sí, pero nos engañamos que da gusto) en que una de las Olsen haga aparición en algún momento y anime el cotarro. You got it dude!
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