Hubiera sido maravilloso decir que este 2017 nos despedíamos de series como Once Upon a Time, pero en su lugar tenemos otras ficciones que se caen de la parrilla televisiva para siempre (o no, porque ya sabemos cómo funciona esto del fenómeno revival). Algunas nos dan mucha lástima, otras son incomprensibles, de otras lo aceptamos y, por supuesto, siempre tenemos hueco para las alegrías y los "menos mal que ya ha terminado". Aunque decir adiós no siempre es fácil, hemos preparado una lista con las 10 grandes despedidas seriéfilas de este 2017. Preparad los pañuelos para dar el cierre definitivo. O sacad las guirnaldas, todo es cuestión de gustos.
10. Pretty Little Liars
Del petardeo y el mamarrachismo también se vive (y se sale). Algo tiene que tener la serie de Freeform para cautivar a la audiencia durante 7 años seguidos, pero todavía no sabemos qué es. ¿Acosadoras psicópatas? ¿Desapariciones? ¿Asesinatos? ¿Detectives? ¿Culebrones? ¿Amores cien mil veces vistos? Por si no fuera poco, Pretty Little Liars nos deja un regalito en su despedida, a modo de giro de guión dramático o de tortura. Resulta que va a haber un segundo spinoff (el primero se estrenó en 2013 y nadie se acuerda de él porque duró 10 episodios). Sí, todavía tienen más historias que contar. No tenían suficiente con el libro en el que se basa la serie. No queríamos una taza y nos ponen dos; y sin whisky que nos ayude a soportarlo.
9. The Vampire Diaries
Que levante la mano quien tuvo la valentía de abandonar Crónicas vampíricas cuando se sacaron de la manga a los brujos y a los dichosos doppelgängers. Ya no quedaba títere con cabeza en Mystic Falls; seguían inventándose tramas absurdas y creando romances imposibles para que todos los personajes acabaran liados con todos. La serie de The CW era un pestiño y un éxito a partes iguales. No obstante, la salida de Nina Dobrev en la sexta temporada y el anuncio de Ian Somerhalder sobre su partida definitiva después de la octava presagiaron que los vampiros tenían los días contados. Y así ocurrió a principios de año, con el regreso estelar de Katherine/Elena, la muerte de uno de los protagonistas y un final abierto sobre una escuela con niños sobrenaturales que posiblemente no verá la luz después del descalabro de The Originals, cuyo final también está anunciado para 2018.
8. Teen Wolf
Con Teen Wolf finaliza la etapa en televisión de la triada del mamarrachismo, protagonizada por los vampiros, las detectives y los hombres lobo. Damos las gracias a MTV por regalarnos estas historias de adultos interpretando a adolescentes, por las prótesis y las lentillas amarillas, los descamisados gratuitos y por los amores absurdos que involucraban a todo el reparto. Los protagonistas originales como Colton Haynes o Dylan O’Brien, estrellas actuales del panorama televisivo y cinematográfico, regresaron con humildad para luchar en la batalla final y definitiva que acabó siendo el series finale más anticlimático que un espectador puede recordar. Ni batalla, ni final medianamente cerrado, ni nada. A la altura del resto de la serie: un auténtico petardeo. Que cierren la puerta al salir y no vuelvan.
7. The Mindy Project
Junto con Lena Dunham, Mindy Kaling forma parte de ese pequeño y exclusivo grupo (que necesita un mayor reconocimiento y una mayor visibilidad) de creadoras que protagonizan sus propias series. Aunque The Mindy Project ha tenido una recepción muy discreta a lo largo de cinco años, su humor tan fresco y la influencia directa de The Office (quien vio nacer a la estrella que ahora es Kaling) han permitido que la comedia romántica tenga una cabida en televisión, algo que también han conseguido paralelamente ficciones como Jane the Virgin o Crazy Ex-Girlfriend con muy buen atino. Mindy se ha despedido este año por la puerta pequeña, pero con un final extravagante que permite que digamos adiós a la única comedia pura de esta lista con un buen recuerdo y una sonrisa.
6. Bates Motel
Todos teníamos muy claro cómo iba a despedirse Bates Motel. Llevaba escrito desde 1960. Incluso el cuándo estaba programado por parte de A&E, cadena que ha decidido dejar de producir ficción para centrarse en la telerrealidad después de finalizar la historia de Norma y Norman. Con cinco temporadas a sus espaldas, la precuela de Psicosis llegaba a su fin con una historia excesivamente alargada y con las interpretaciones para olvidar de joyas de la actuación como Rihanna o Max Thieriot. No obstante, y aguantando los baches durante cinco años, nos descubrió el descomunal talento de Freddie Highmore (porque no nos acordamos de Charlie y la fábrica de chocolate) y nos confirmó lo maravillosa que puede llegar a ser Vera Farmiga. Un final a la altura y un recorrido agridulce, pero una serie a la que siempre guardaremos un cariño especial y positivo.
5. Orphan Black
El final de las sestras llevaba anunciado bastante tiempo y los fans no podíamos estar más agradecidos por recibir un final cerrado y sin fenómenos de chicles estirados. No obstante, obtuvimos una quinta y última temporada bastante descafeinada que para nada hacía justicia al fenómeno (pequeño, pero ruidoso) que había supuesto esta gran familia disfuncional. Pero a pesar de la irregular entrega y de marear la perdiz, Orphan Black pudo despedirse por la puerta grande con un epílogo muy emotivo que nos recordó por qué nos enamorados de estas clones en el año 2013 y por qué, al igual que veremos con Halt and Catch Fire o Girls, son tan necesarias las series con una importante variedad de personajes femeninos que sean el centro de la acción.
4. Halt and Catch Fire
Denominada serie de culto y considerada la guía espiritual de Mr. Robot, la ficción de AMC nos embelesó por ofrecernos un drama histórico con un corte peculiar alejado de la fantasía, la épica medieval y las monarquías europeas que tanto pesan. Los Christopher Cantwell y C. Rogers se atrevieron con la informática, el comienzo del ordenador personal y los portátiles a principios de la década de 1980. A lo largo de sus cuatro temporadas, Halt and Catch Fire nos ha regalado los mejores hitos informáticos, pero también un enriquecido discurso feminista a través de la visión de las maravillosas Cameron (Mackenzie Davis) y Donna (Kerry Bishé). Su última temporada nos cautivó con numerosos momentos emotivos mezclados con el fracaso personal, la positividad y la eterna y visionaria innovación tecnológica. Muchos no habréis ni oído hablar de esta serie y este año la decimos adiós, pero estás a tiempo de disfrutarla por su maravillosa y acertada evolución.
3. The Leftovers
Con The Leftovers, a Damon Lindelof no le ha salido la misma jugada que con Perdidos; ni falta que le ha hecho. De un fenómeno de masas que cambió el concepto de cómo entendemos y vivimos las series de televisión, pasamos a HBO con un producto más íntimo, pequeño y de excelente calidad que sigue jugando con las mismas temáticas que ya vimos en la isla: la religión, los dilemas existenciales o la humanidad, entre otros. Solo han sido tres temporadas de una historia adaptada del libro de Tom Perrotta, debido a las bajas audiencias que han ido disminuyendo desde 2014. No obstante, la absoluta libertad narrativa de Lindelof para desarrollar este éxito de la crítica (y no de los premios, que prácticamente la han olvidado por tercer y último año consecutivo) ha conseguido que recordemos esta serie como una joya. Mientras, algunos despistados todavía necesitan saber por qué desapareció el 2% de la población mundial.
2. Girls
Girls es un discurso generacional de principio a fin, una patada en el estómago que sienta muy mal, un escaparate en el que verse reflejado y sufrir. Posiblemente, sea una de las series qué más necesites reposar. Y aunque este año la despidamos, se ha convertido en un símbolo televisivo que podrá reverse más adelante. Con esta tragicomedia de HBO no hay prisa: quizás no es el momento de que la disfrutes, quizás no es el momento de que lloremos su marcha. Ya habrá tiempo. La polémica Lena Dunham no se ha callado durante estos seis años de emisión, ha destruido los estereotipos y ha hecho las preguntas más incómodas. Dunham ha molestado, pero sobre todo ha hecho lo que le ha dado la gana. Y nos ha regalado historias y personajes inolvidables a los que hemos visto crecer, tomar muy malas decisiones y, en definitiva, vivir.
1. El Ministerio del Tiempo
Una de las despedidas de este año y de esta década que más tristeza nos provoca por ser producto patrio y por su excelente calidad a pesar de los escasos presupuestos. El Ministerio del Tiempo batalló contra el bochornoso trato en la parrilla por parte de TVE y contra las audiencias que jamás le acompañaron. Tuvo de su parte el triunfo entre la crítica, el público fiel y el éxito de conversación en redes sociales, que siempre estuvieron como avales de una de las series históricas que más historia han hecho en nuestra televisión. Pero las coces que el ente público dio para renovarla por una tercera temporada ya nos auguraban un futuro complejo y desolador. Ni siquiera la entrada de Netflix en la producción ha conseguido parar un comunicado y un episodio final (que llevamos en el corazón por su homenaje a la televisión y a los espectadores) que suenan a despedida definitiva.
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