iZombie se ha puesto seria. Todo lo seria que se puede esperar de un producto cómico como éste. Hasta ahora los zombies eran un problema residual, los pobres estaban aislados y sobrevivían escondiendo su verdadero ser bajo capas de bronceador y tinte. Nosotros, inocentes, nos divertíamos viendo a Liv preparando sus vídeos de influencer culinaria e interpretando a multitud de personalidades. Ahora, el problema es real, es masivo y la infección necesita ser controlada.
La serie de The CW parece acercarse más al estilo clásico de los apocalipsis zombie, donde a los infectados se les apilaba en cuarentena y se levantaban muros de contención diseñados para separar a los humanos de los comedores de cerebros. Muros que separan la Nueva Seattle de la Vieja. Y que permiten a los zombies controlar las fronteras para que nadie se les escape. Zombies, entre los que volvemos a tener a Major.
Ahora que el virus se ha extendido, el menú se ha vuelto escaso, y las luchas entre los privilegiados y los no muertos de la calle parece que serán algo a tener en cuenta, tanto por Liv como por la milicia de Major. A esa amenaza interna se le tiene que sumar la amenaza de los humanos radicales, que ven en sus vecinos devoradores cerebrales un peligro y, aunque de manera burda, su falta de miedo y su agresividad ya se han cobrado algunos heridos de bastante gravedad. Ambos lados de la balanza tienen sus razones para temerse los unos a los otros, sobre todo porque los radicalismos nunca son buenos. Mientras, Liv y Clive siguen demostrando que la convivencia entre ambos lados de la balanza es posible y muy sana.
Por si los problemas causados por el racismo y la desconfianza no fuesen suficientes, el padre Blaine ha sido liberado y se ha proclamado el Ian Gallagher de los zombies perdidos. Con la palabra de Dios por bandera y la promesa de alimento, Angus consigue hacerse con un número considerable de fieles que terminarán desencadenando una guerra entre humanos y muertos vivientes; si no, al tiempo.
Pero hay esperanza en el mundo. Nuestro querido Ravi terminaba la temporada pasada dejándose arañar por Liv porque creía tener la vacuna definitiva para el zombiesmo. Definitiva definitiva... no es; de hecho, Ravi muda de humano a zombie cada pocas semanas, augurándonos unas tramas de lo más graciosas. La personalidad de Ravi siempre ha sido uno de los puntos fuertes en el apartado humorístico, y si a eso le sumas personalidades extravagantes como la del inventor nudista, tendremos scene stealer asegurado.
iZombie vuelve manteniéndose fresca, a pesar de llevar en antena cuatro temporadas. La ficción ha sabido capitalizar sus renovaciones tardías y sus trece episodios al año para conseguir que sus tramas no se alarguen demasiado y permitan un contenido más cerrado, mejor estructurado y con mucho ritmo.
iZombie vuelve manteniéndose fresca, a pesar de llevar en antena cuatro temporadas. La ficción ha sabido capitalizar sus renovaciones tardías y sus trece episodios al año para conseguir que sus tramas no se alarguen demasiado y permitan un contenido más cerrado, mejor estructurado y con mucho ritmo.
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