¿Un episodio lleno de acción sin tener que esperar a los episodios clave? Suena raro, sí. Pero es lo que nos ha traído esta semana The Walking Dead. Los hombres de Simon se han enfrentado a los hombres de Maggie en una de esas batallas en las que las balas aciertan y no sólo disparan a los muros. Extras que se despiden de la serie mientras los protagonistas se quedan en un segundo plano para mantenerse a salvo de los cañonazos rivales. Comienza la recta final de la temporada.
Los saviors, comandados por Simon, ponen en marcha una versión modificada del plan que Negan había propuesto hace dos semanas. La idea de conseguir que los miembros del tridente se infecten para que se matasen entre ellos era un idea interesante, y sabíamos que se iba a cobrar la muerte de un buen número de extras. Pero nada más. Simon ha decidido tomar las riendas y dar por muerto a Negan. La ausencia de su líder es algo que le viene de maravilla al segundo en el poder y aprovecha para promover una escabechina como la que capitaneó con los carroñeros de Jadis.
Con lo que no contaba era con una defensa perfectamente coreografiada y diseñada por Maggie Rhee. Me parece estupendo el guiño constante a Glenn con lo del apellido, pero no deja de parecerme demasiado drástico que se olviden de que una vez fue una Greene (Beth y Hershel parecen desconocidos desde hace tiempo). La batalla deja pérdidas y heridos de ambos lados, por suerte The Resident Siddiq es bastante bueno en su trabajo y pronto se tendrá que hacer cargo de todo el equipo médico ahora que su jefa ha muerto. Interesante que haya tanto staff, sobre todo si hasta hace no mucho era un drama que los saviors se hubiesen quedado con el último doctor de The Hilltop.
Los infectados por los savior se convierten durante la noche y provocan una auténtica masacre en la casona. La muerte más importante del episodio ha sido la de Tobin, que ha tenido un mayor impacto como walker que durante los más de 40 episodios que ha estado en la serie. Otra que ha sido herida es Tara, pero no tiene pinta de que su lesión esté infectada. Dwight ha sido el que le ha clavado una flecha, y está claro que le ha dado para evitar que fuese Simon el que pillara a la policía. Curioso es que Tara ahora vea en Dwight como un auténtico santo y confíe plenamente en él. Mientras, Daryl ha vuelto a bloquearle en Facebook. Lo interesante va a ser ver cómo Tara espera una muerte que no creemos que llegue. ¿O es que no les parece raro que todos mueran durante la misma noche y Tara esté tan lúcida?
Otro que está un poco trastornado es Morgan, que vuelve a sus momentos de locura con las alucinaciones de Gavin. Digo yo que hay personajes que le han marcado más que este tipo. Ni siquiera fue él quién mató a Benjamin, pero sus dramas parecen una excusa más para que tenga una trama lo suficientemente avanzada para el crossover. Henry es otro personaje que ha ganado cierta importancia en las últimas semanas. Este niño tiene problemas, pero su comportamiento no es una excusa porque problemas tenemos todos. Por su imprudencia, los saviors encarcelados han podido escapar. Y eso incluye a Gregory, que ha abandonado Hilltop. Algunos, como Alden, se han quedado entre los muros de la colonia, demostrando que quieren adaptarse al grupo. De momento, ya ha salvado la vida de Siddi, que se está convirtiendo en la damisela en apuros de la serie.
Esto es todo lo que ha dado de sí el episodio. Mucha sangre, mucho ruido y limpieza de extras. También nos deja algunos interrogantes más o menos interesantes: ¿dónde está Henry? ¿Corre Tara algún tipo de peligro? Esperamos respuestas la próxima semana y esperamos ver cómo les va la luna de miel a Jadis y Negan.
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