El mejor y más importante drama de 2017 vuelve por fin. No lo decimos nosotros, lo dicen los premios y cualquiera que haya visto la primera temporada. Si vives debajo de una piedra, te quedan escasas 72 horas para ponerte al día, porque el miércoles 25 Offred/June reconquista Hulu y el mismo jueves 26 estará en nuestro país de la mano de HBO España. Ellos nos han dado un adelanto y hemos podido ver ya los dos primeros episodios, June y Unwomen, que sólo por el título ya dejan intuir cambios y todavía más oscuridad en la serie de auténtico terror que superó todas nuestras expectativas el año pasado.
Libre de spoilers y para ir calentando motores, que esta obra de arte no se puede ver en frío, os comentamos las líneas que parece que va a seguir la segunda temporada de The Handmaid’s Tale.
La rebelión no será rápida
Dejamos el año pasado a la ganadora del Emmy a mejor actriz iniciando una revolución en la nueva sociedad totalitaria de Gilead. Las criadas, lideradas por Offred, decían no por primera vez a la tiranía de la tía Lydia. Las consecuencias no se harán de rogar para las intrépidas mujeres de rojo, pero la mecha ya ha sido encendida y nadie va a dar un paso atrás.
La liberación de las criadas supone un cambio en el juego de dinámicas de la serie. Hay una pregunta que nos toca responder a nosotros: ¿queremos una revolución ágil que rompa los grilletes lo antes posible o queremos sufrir minuto a minuto cómo se endurece el pulso entre esclavas y opresores? Las apuestas van encaminadas hacia la segunda opción. Cuando los pilares reproductivos de Gilead se tambalean, los de arriba van a ejercer más presión todavía si cabe para mantener el inmovilismo. Eso sí, por lo que hemos podido ver, aunque no vaya a ser un visto y no visto, la insurrección dista mucho de estancarse.
Más salvajismo, más atrocidades
La temporada se abre con una secuencia de absoluta barbarie. Si por algún casual se nos había olvidado durante estos meses qué clase de serie de auténtica tortura psicológica estábamos viendo, no nos dejan ni medio episodio para rehacernos poco a poco a la mecánica. Una ejecución soberbia de la angustia que traspasa la pantalla y que os va a dejar con, cuanto menos, los pulmones encogidos y sin respirar.
Las criadas van a ser menos criadas que nunca. Van a pasar directamente a la categoría de animales. Esto se traduce en un viacrucis para el espectador de 50 minutos largos. Auténtico sadismo televisivo de primeras calidades que te harán replantearte por qué te haces esto al mismo tiempo que eres plenamente consciente de que necesitas esta serie más que el comer.
Imágenes memorables y narrativa emocional
La unánime aclamación popular y de crítica ha dado alas a The Handmaid’s Tale. Los dos primeros episodios nos dejan claro que saben que su fórmula funcionó en la primera temporada, y que en esta segunda van a perfeccionarla y llevarla más lejos todavía. Uno de sus caballos de batalla es Elisabeth Moss. Aunque se nota la intención de dejar hueco para un mayor grado de coralidad, la Moss abre la temporada dando una clase magistral sobre cómo seguir arrasando en número de estatuillas. Ella ya no se limita a transmitir la tensión de la rebelión a través de Offred. Ha llegado a un nivel de maestría que literalmente te transmite la furia con cada primer plano, con sus silencios, con un microgesto, magnética en cada escena.
Los premios a mejor cinematografía siguen vigentes y nos dicen que quieren más. Ese refinamiento visual pone a cada minuto de metraje la guinda al pastel de la creación de un universo de la talla del de The Handmaid’s Tale. Cómo de una historia tan dantesca acaba saliendo una serie tan atractiva.
Los orígenes de Gilead
Probablemente, uno de los aspectos que más curiosidad levantan sobre la mitología de The Handmaid’s Tale es cómo se ha llegado a este punto en la sociedad. La primera temporada nos daba alguna pista, pero no terminaba de mostrarnos el ascenso de la teocracia de la manera que vamos a verlo este año.
Los flashbacks que anteriormente nos proporcionaban una especie de refugio frente al calvario de Gilead ahora son todo lo contrario. Un mundo como el nuestro inmerso en el totalitarismo rampante, en el fin de los derechos, viendo cómo se dan pasos agigantados hacia atrás. Esta recapitulación de la caída de ese pináculo del mundo occidental libre que es Estados Unidos se convierte en otra cara de la historia con la que escandalizarnos, aún más si cabe, dada su cercanía. ¿Cómo de lejos estamos de ese mundo postapocalíptico? Porque la antesala de su guerra civil no parece muy diferente de un miércoles cualquiera nuestro.
Respuestas y nuevos mundos
Además de la evolución natural de la lucha de las criadas, The Handmaid’s Tale nos debe todavía alguna explicación sobre el futuro de ciertos personajes. El caso más relevante es el de Emily/Ofglen, el personaje de Alexis Bledel, a la que vimos por última vez llevándose a un guardia por delante con el coche. Sobre ella no tardaremos mucho en saber. Sobre ella y sobre las dimensiones de su castigo.
La otra pregunta en el aire que todavía está pendiente de ver hecha realidad es qué hay más allá de los muros que retienen a las criadas. Sabemos que la guerra destrozó Estados Unidos y que la frontera soñada es la canadiense. ¿Qué queda en el resto de la nación? Los límites de la ficción se amplían para echar un ojo a lo que hay más allá de la esclavitud suburbana donde nos han tenido encerrados hasta ahora. Y, desde luego, no es un paisaje bonito el que nos espera.
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