The Resident es el claro ejemplo de que, a veces, debemos darles segundas oportunidades a las series si queremos disfrutar de un buen producto. Pero que el resultado haya terminado convenciendo no quita que hayan cometido errores garrafales. No todo el mundo espera un mes para abandonar una serie si no les convence. Y menos cuando, entre networks, cable, cable premium y streaming, nos tropezamos cada dos por tres con series que nos enganchan desde el primer momento. Pero si leéis esto sin haber empezado la serie o si lo hacéis después de haberla abandonado (como ha sido nuestro caso), te aseguramos que si encontráis un hueco este verano, nos os arrepentiréis de verla. Eso sí, llegar al episodio cinco es la clave.
¿Qué es eso que ocurre en ese episodio que es tan rompedor? Pues simplemente que la trama cobra sentido y los personajes tienen una motivación que les lleva a moverse. Y con ellos, nosotros. Los primeros cuatro episodios son un intento de mostrar los problemas que tienen cada uno de los personajes, un intento de piloto múltiple que deja la sensación de que se pasean por los conflictos sin profundizar y que sólo alcanzamos a ver la superficie de los personajes. Pero The Resident es mucho más.
Si alguien brilla en esta primera temporada es Nic Nevin (Emily VanCamp), que coge el peso de la ficción y demuestra dos cosas: que Emily está hecha para ser protagonista y que las enfermeras son piezas claves y valiosas del sistema sanitario. Es un placer ver a Nevin ejerciendo un papel de peso en el hospital, siendo respetada por médicos y por el resto de enfermeros, algo que en la ficción médica no suele ser habitual. La mayoría de dramas hospitalarios se suelen centrar en los médicos, como si fuesen parte de cierto A-Team y el resto del personal fuesen miembros de segunda. En esta ocasión es todo lo contrario: si no fuese por el rol que toma Nic en el episodio 5 y con el que continuará hasta la season finale, no creemos que estuviéramos escribiendo estas líneas ahora mismo.
Otro aspecto interesante en la serie es que no todo el mundo en el hospital rema en la misma dirección. Dentro de las paredes del centro hay héroes y villanos. Y los antagonistas han sido una pieza clave del disfrute general. La doctora Lane Hunter es la villana absoluta de la serie. Un personaje corrompido por el éxito y el dinero que sabe sacar el mejor partido a la sanidad privada. Su máxima en la vida es enriquecerse, y lo hace a base de poner sesiones de quimioterapia más fuertes (y más caras) e incluso diagnostica a pacientes perfectamente sanos con algún tipo de tumor para poder cobrarle unas cuantas sesiones antes de una milagrosa recuperación.
El otro antagonista es Randolph Bell, el jefe de cirugía que, debido a su edad, ya no tiene las mejores manos para el trabajo y no para de cargarse pacientes por errores estúpidos. Pero es un superviviente. Tiene la capacidad de no ensuciarse las manos nunca y consigue escalar en la pirámide de poder hasta convertirse en CEO del hospital, lo que seguramente lo convertirá en el epicentro de los conflictos en la segunda temporada.
Por otro lado, Mina Okafor y Devon Pravesh son dos personajes que tenían potencial y no han terminado de encontrar su sitio, aunque poco a poco hemos visto como mejoraban. La primera de ellos ha pasado por una conversión demasiado abrupta. En un episodio es un témpano al más puro estilo Cristina Yang, y al siguiente se convierte en Izzie Stevens con lío con paciente incluido. El caso de Pravesh, el interino, es distinto, pero no menos apurado. Termina con demasiada importancia en un hospital en el que su mentor lo ha dejado bastante por libre. Suma puntos cuando se una a Nic y su investigación, pero no deja de resultar un poco plano.
El peor parado de la serie es, precisamente, el protagonista. Y lo veíamos venir. Hasta ahora, Conrad Hawkins está en el mismo punto en el que estaba en el piloto y todo por culpa de que no ha sido el líder de la acción en ninguna de las tramas. Ha estado en medio de todo porque para eso es el protagonista, pero su feud con Bell se ha quedado a medias. Así, Nevin y Hunter se llevan toda la gloria de la mejor trama de la serie. Él se ha limitado a hacer lo que vimos en el piloto: ser un supermán que salva vidas con las ideas más alocadas y un intento de rompecorazones que cambia desde el minuto uno para reconquistar a Nic.
Conrad no ha sufrido ningún cambio o avance en toda la temporada. Lo más importante que le ha pasado es que ha recuperado a su novia, pero ni siquiera la había perdido del todo. Teniendo en cuenta su pasado militar, espero que durante la segunda entrega sepan explotar sus posibles traumas para darle capas a un protagonista que se ha quedado atrás mientras el resto del reparto ha crecido.
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