¡Viajeros al tren! ¡El expreso de Westworld está a punto de arrancar! Nos acercamos al final de temporada pero, antes, las tramas van confluyendo poco a poco alrededor de un suceso que todavía desconocemos: una batalla que empieza en The Mesa y que termina en el valle. Las únicas pistas son una montaña de cadáveres robóticos, entre los que se encuentra Teddy, y la inesperada supervivencia de Bernard. Porque es Bernard y no Arnold, ¿verdad? Abróchense los cinturones porque se avecinan curvas y los frenos no funcionan. Que no cunda el pánico.
Todos recordamos la conversación entre Dolores y Arnold en el taller justo en el inicio del primer episodio de la segunda temporada. Parecía un recuerdo de los inicios del parque, antes de que Dolores se fusionara con Wyatt y matara a Arnold. Pero había algo extraño en el ambiente: la relación de aspecto era más cinematográfica de lo habitual. Esto se repite en Phase Space, el episodio de esta semana, en el que descubrimos que el diálogo no continúa como esperábamos. Es Dolores quien está testando la fidelidad de Arnold y no al revés. Sin embargo, ya no estamos seguros de si es Arnold o Bernard. Maldita sea, tampoco sabemos en qué momento temporal situar este encuentro. Lo único que tenemos claro es el dónde: The Cradle (La Cuna).
La semana pasada nos preguntábamos por este lugar y hemos sido respondidos en cierta manera gracias a Elsie. Es una habitación llena de servidores que contiene las copias de seguridad de las conciencias de todos los androides existentes en los parques de Delos. Puede simular narrativas, pero, supuestamente, no puede influir en aquello que se desarrolla desde The Mesa. Es como un mundo virtual de pruebas. El problema es que estos servidores han sido conectados al resto de sistemas en la última semana, han provocado que los anfitriones improvisen y Delos no consigue revertir el proceso. ¿Quién ha sido? Bernard se conecta a The Cradle para descubrirlo. ¡Y sorpresa! Es el propio Ford quien, como un virus omnipotente, ha introducido su conciencia dentro de The Cradle, donde maneja en vivo y en directo el código de todos los anfitriones para crear el caos.
La semana pasada nos preguntábamos por este lugar y hemos sido respondidos en cierta manera gracias a Elsie. Es una habitación llena de servidores que contiene las copias de seguridad de las conciencias de todos los androides existentes en los parques de Delos. Puede simular narrativas, pero, supuestamente, no puede influir en aquello que se desarrolla desde The Mesa. Es como un mundo virtual de pruebas. El problema es que estos servidores han sido conectados al resto de sistemas en la última semana, han provocado que los anfitriones improvisen y Delos no consigue revertir el proceso. ¿Quién ha sido? Bernard se conecta a The Cradle para descubrirlo. ¡Y sorpresa! Es el propio Ford quien, como un virus omnipotente, ha introducido su conciencia dentro de The Cradle, donde maneja en vivo y en directo el código de todos los anfitriones para crear el caos.
"Hola, viejo amigo", le dice Ford (Anthony Hopkins) a Bernard después de tocar una pieza al piano. Dijimos que el gran director del parque estaba muerto. Y es muy legítimo seguir considerándolo así. En Westworld la vida y la muerte son dos conceptos muy relativos cuando hay código informático de por medio. El cuerpo de Robert Ford está destruido, pero su conciencia no.
Ahora entendemos por qué Ford podía comunicarse con el Hombre de Negro a través de algunos androides. También se puede intuir de quién era esa bola roja que escondió Bernard y llevó a The Cradle antes de viajar con Elsie. Y comprendemos, por lo que vemos en el episodio anterior, que La Cuna sucumbirá a las llamas y no quedará nada de las copias de seguridad. Además, hay una palabra que pulula durante todo el episodio y puede ser la clave de: fidelidad. Apareció cuando William pone a prueba a John Delos, el primer híbrido androide/humano que fracasa estrepitosamente, y volvemos a escucharlo en la conversación entre Bernard/Arnold y Dolores. Esto puede significar muchas cosas, pero la primera duda que surge es si Arnold ha vuelto a la "vida" como el primer híbrido exitoso.
Con tantos misterios e incógnitas, las aventuras de William, Maeve, Dolores y el ejército no tienen demasiada enjundia. Grace, después de huir del Raj World y zafarse de la Ghost Nation (aún no sabemos cómo), se reúne con su padre y mantienen una emotiva charla sobre escapar juntos del parque para arreglar tantos años de miserias familiares. Pero de poco sirven las lágrimas. A la mañana siguiente, la hija de William se despierta sola en medio de la nada. O su padre quiere protegerla para que no muera o hace mucho tiempo que el Hombre de Negro dio por muerta a su familia.
A pesar de los villanos que puedan surgir en esta temporada, está claro que Charlotte (Tessa Thompson) se lleva el premio gordo. Una de las máximas responsables del parque todavía no había pedido ayuda porque Peter Abernathy no estaba asegurado en las oficinas junto con la información que guarda en su interior. Parece que los datos de un androide son más importantes para Delos que los clientes de Westworld. Esperamos que el secreto esté al nivel de las expectativas y de esos protocolos tan estrictos. Sin embargo, Hale y sus secuaces no deberían cantar victoria tan pronto. Aunque el equipo de rescate llega para limpiar el desastre que Ashley (Luke Hemsworth) no consiguió frenar y consigue reactivar el mapa del parque, un tren está a punto de colisionar con The Mesa y es demasiado tarde para reaccionar. Dolores, el nuevo Teddy malvado y toda la tropa robot ya están aquí.
Esta semana, y de forma inesperada, también hemos despedido al Shogun World, con una lucha de samuráis y un corazón de por medio. El bando de Maeve consigue llegar a Snow Lake y allí se despide de Akane y Musashi. Esperamos que estos personajes tengan recorrido más allá de ese final abrupto que apenas aporta algo a la trama general de la serie y de estos personajes tan maravillosos. Sería un error monumental aparcar aquí el mundo japonés. La parte positiva es que nuestra protagonista con superpoderes consigue reencontrarse después con su hija. Para descubrir al instante que la niña tiene otra madre. Esto no es plato de buen gusto para la mujer. Y menos si, tres segundos después, aparece la Ghost Nation. Todos se envuelven en disparos, pero los nativos americanos aseguran que están en el mismo bando que Maeve. ¿Cuál es el papel real de estos indígenas?
Son muchas piezas las que faltan para completar el rompecabezas, muchos sucesos que aún no hemos podido conectar entre sí y muchos misterios sin resolver. ¿Hay algún humano más que en realidad es un anfitrión? Hay tiempo de sobra para que la historia dé varios giros inesperados. Elucubrad ahora que podéis y teorizad con las infinitas posibilidades de Westworld. Jonathan Nolan y Lisa Joy no nos lo han puesto nada fácil.
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