"Gente de mierda a tu alrededor, errores humanos que fabricó Dios. Tú eres un trozo de mierda".
Con este estribillo de Chenta Tsai, más conocido como PUTOCHINOMARICÓN, termina el episodio piloto de Looser, la nueva serie digital creada y protagonizada por youtubers e influencers. Más de uno se estará echando las manos a la cabeza mientras entona un "madre mía, ahora hasta los youtubers tienen una serie". Pero al otro lado del escándalo se encuentra un grupo de nuevas personas creadoras y talentosas que representa a través de la cultura a las denostadas e incomprendidas generaciones de jóvenes y adolescentes. Ya no hace falta, por ejemplo, estar apadrinado. Tampoco es necesario tener 35 años y haber ocupado puestos creativos menores para después dar el salto con tu ópera prima. Ahora se puede pasar de la creación, edición y gestión completa de tus vídeos en Youtube a las series. Y puedes hacerlo, incluso, si eres mujer.
Soy una pringada, que en realidad se llama Esty Quesada, dirige, escribe y protagoniza su primera ficción, producida por Atresmedia en colaboración con Globomedia para Flooxer, la plataforma online dirigida al público español joven. Escondidos detrás de la producción ejecutiva, aunque muy visibles, están Javier Calvo y Javier Ambrossi, creadores del fenómeno Paquita Salas, que tendrá una segunda temporada en Netflix después de dar el gran salto internacional.
Nadie imaginaría una ficción así fuera de Internet o que se consumiera en una pantalla diferente a la del móvil o la del ordenador. Y es que los tiempos cambian; es decir, la gente envejece, la tecnología evoluciona, la producción de ficción es distinta y los consumos se adaptan a todo lo anterior. Creadoras como Esty aportan una voz diferente en el panorama audiovisual, una que ofrece nuevos temas, puntos de vista y experiencias que rompen con los convencionalismos y el status quo.
La producción de Flooxer es descrita como "un viaje emocional, una historia de amistad, un relato romántico, una experiencia psicotrópica y, sobre todo, una divertidísima comedia". Y, efectivamente, te reirás. Pero salta a la vista que esta serie digital es bizarra, irónica, surrealista y desconcertante. Es un mundo alternativo y underground. Es el nicho llevado a su máxima potencia. Habrá espectadores que no puedan conectar y otros que, incluso, la aborrezcan. La razón es que Looser representa el cabreo y la desazón de una generación entera y no todo el mundo puede comprenderlo. Aun así, la serie se esfuerza en unir dos mundos culturales que, en principio, viven enfrentados: el intelectual y el más trash. Así es como en una misma serie tienes una discusión sobre Lars von Trier o un momento musical protagonizado por Santa Justa Klan, de Los Serrano. Yass.
Evidentemente, debajo de toda esa capa de barroquismo, contracultura, cinismo y desprecios, existe un mensaje muy evidente de superación. Looser es esperpéntica, pero no nihilista; no quiere destruir, sino deconstruir para extraer algo verdaderamente significativo y con valor para la audiencia. Por ejemplo: la importancia de reírse de uno mismo, apropiarse de los insultos o reivindicar la diferencia. Que exista una influencia autobiográfica directa de Esty (y que conocemos bien por su trabajo en Youtube) ayuda a que captemos las intenciones de la ficción.
Aun así, hay cosas que no terminan de cuadrar en Looser, como el sobreactuado personaje de Milo. Tampoco nos encajan personajes como los de Joaquín Reyes, Dinio o Gisela, ya que responden más a un reclamo de audiencia en redes que a un apego real a su generación y al universo construido en la ficción. Asimismo, echamos de menos en algunos momentos el recurso del confesionario. Romper la cuarta pared, para que la protagonista vaya comentando paralelamente la escena, es algo muy propio del lenguaje de Youtube y común entre las generaciones más jóvenes. Es como si hubiera momentos que la serie desconectase del público al que se dirige. No obstante, mención especial para Jedet, uno de los grandes descubrimientos interpretativos de la serie.
Hemos escuchado algunas comparaciones de la ficción con el Almodóvar más joven, así como con Alaska y otros referentes de la cultura de los años 80 y 90. También hay pinceladas de la británica My Mad Fat Diary e, incluso, referencias a Paquita Salas. Y aunque hay evidentes influencias a la cultura de esas décadas, porque Esty es muy nostálgica, la serie únicamente recuerda a la antigua juventud como la que nos pasó el testigo para cambiar las cosas en este país. Pero Looser se aleja de esos mundos utópicos porque solo quiere mantener una conversación entre jóvenes de una generación concreta: la del meme, lo extravagante, los emojis, los gifs, el spanglish y la de los vídeos en Youtube. Pero también la de la transparencia y el inconformismo. En definitiva, la que reclama su propio espacio creativo y su propia voz sin expectativas ni prejuicios.
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