Las expectativas eran altas cuando se empezó a hablar de Pose, esa serie de Ryan Murphy, Brad Falchuk y Steven Canals que se iba a adentrar en territorio desconocido, el mundo de los ballrooms. Es un tema delicado a la par que extravagante, con historias interesantes que pueden dar mucho de sí, aunque corría el riesgo de perderse en el drama o en los vestidos de noche. Sin embargo, después de cinco capítulos ya podemos afirmar que vale la pena verla, vivirla y disfrutarla, y por ello hemos elaborado una lista con cinco razones para que te pongas al día lo antes posible.
1. Ryan Murphy
El rey de los inadaptados vuelve a la carga, aunque lo cierto es que nunca se ha ido, ya que siempre tiene algo entre manos y nunca falla en aportar frescura y audacia. No podemos imaginar otro autor que podría haber dado con Pose, ya que si hablamos de excentricidad, baile y colectivo LGBT estamos básicamente describiendo la ficción de Murphy.
La serie está tratada con respeto y cuidado, y se nota en cada episodio. Los personajes están bien trabajados y no deja que se ahoguen en su propia melancolía, tópico que se suele usar en otros dramas con temática LGBT. Ryan Murphy sabe lo que quiere transmitir y cómo lo quiere transmitir, honra la cultura de los balls y además deja huella propia, y se lo agradecemos. Pose es, sin duda, la serie más atrevida del creador norteamericano.
La serie está tratada con respeto y cuidado, y se nota en cada episodio. Los personajes están bien trabajados y no deja que se ahoguen en su propia melancolía, tópico que se suele usar en otros dramas con temática LGBT. Ryan Murphy sabe lo que quiere transmitir y cómo lo quiere transmitir, honra la cultura de los balls y además deja huella propia, y se lo agradecemos. Pose es, sin duda, la serie más atrevida del creador norteamericano.
2. Novedad
Como hemos mencionado, estamos hablando de un tema prácticamente inédito en televisión. Lo hemos visto en el cine y en la telerrealidad, pero nunca en una serie dramática. Pose brilla con luz propia y no se compara con nada que hayamos visto antes. Y, además de retratar una etapa clave del movimiento LGBT, muestra el ambicioso estilo de vida característico de Nueva York a finales de los años 80, contraponiendo ambas partes de la sociedad y mezclándolas de forma inteligente y oportuna.
Nos encontramos con una serie revolucionaria que nos hace preguntarnos por qué se ha tardado tanto en aprovechar un tema tan fascinante en televisión. Por otro lado, dentro de esta novedad, encontramos conceptos ya vistos antes en la ficción: la pandemia del VIH y del sida, el racismo, la homofobia o la transfobia; esta vez tratados de forma menos personal, pero con el mismo respeto. Nos gusta lo familiar, pero lo nuevo nos vuelve locos.
Nos encontramos con una serie revolucionaria que nos hace preguntarnos por qué se ha tardado tanto en aprovechar un tema tan fascinante en televisión. Por otro lado, dentro de esta novedad, encontramos conceptos ya vistos antes en la ficción: la pandemia del VIH y del sida, el racismo, la homofobia o la transfobia; esta vez tratados de forma menos personal, pero con el mismo respeto. Nos gusta lo familiar, pero lo nuevo nos vuelve locos.
3. Crítica social
Muchas series, y más en los últimos años, han intentado basarse en la crítica a la sociedad para su éxito, pero muchas se han quedado por el camino. El error que se suele cometer en estos casos es crear una falsa preocupación por los colectivos oprimidos con tal de beneficiarse de ello. En cambio, en Pose la preocupación es real, y las medidas que se toman para expresar el mensaje de la serie son las adecuadas.
Un ejemplo de ello es que la serie no se presenta como un drama sobre los problemas de la comunidad LGBT, sino que promete brillo, baile, música, glamour, lujo y, una vez capta al espectador, deja ver su faceta más dramática y enseña su verdadero espíritu. Esto es arriesgado, pero valiente. La crudeza con la que transmite sus quejas ante una sociedad cerrada ante los cambios no dejan indiferente a nadie.
Un ejemplo de ello es que la serie no se presenta como un drama sobre los problemas de la comunidad LGBT, sino que promete brillo, baile, música, glamour, lujo y, una vez capta al espectador, deja ver su faceta más dramática y enseña su verdadero espíritu. Esto es arriesgado, pero valiente. La crudeza con la que transmite sus quejas ante una sociedad cerrada ante los cambios no dejan indiferente a nadie.
4. Altruismo
Se dice que las buenas obras se recompensan y tal vez el éxito televisivo de Ryan Murphy se deba al karma. El creador decidió donar todos los beneficios de la serie a distintas organizaciones benéficas LGBT. Además, algunos capítulos están dirigidos por personas trans pertenecientes a Half Iniciative. Este altruismo se practica tanto dentro como fuera de la pantalla. No sólo contamos con personajes oprimidos por su género o sexualidad, sino que además también por su raza.
Y por si esto fuera poco, se contrató a actores y actrices trans para los personajes trans, cosa que, aunque parezca obvia, ignoran muchas otras producciones. Contamos con un elenco proveniente de minorías oprimidas que tienen la oportunidad de contar su historia en una de las series más esperadas del año.
Y por si esto fuera poco, se contrató a actores y actrices trans para los personajes trans, cosa que, aunque parezca obvia, ignoran muchas otras producciones. Contamos con un elenco proveniente de minorías oprimidas que tienen la oportunidad de contar su historia en una de las series más esperadas del año.
5. Calidad
Es indudable que no basta con tener buenas intenciones para hacer una serie que el público disfrute. Pose consigue juntar la justicia social, una historia dramática que combina con agudeza sus momentos de humor, y un elenco a la altura de sus personajes, complejos y atrayentes. La ambientación es excelente y la atmósfera de la serie es más que cautivadora, dividiéndose entre dos mundos muy distintos que invitan al espectador a seguir los capítulos sin problema a pesar de su extensa longitud.
Las escenas de los ballrooms no se hacen largas, y aunque es cierto que podrían reducirse en ocasiones, aportan esa chispa que todo drama necesita. Los creadores acudieron a personas conocidas en el mundo del ball. De esta forma, se aporta realismo y se intenta representar lo mejor posible los orígenes del movimiento.
La calidad de Pose es patente, y lo demuestra semana tras semana.
Las escenas de los ballrooms no se hacen largas, y aunque es cierto que podrían reducirse en ocasiones, aportan esa chispa que todo drama necesita. Los creadores acudieron a personas conocidas en el mundo del ball. De esta forma, se aporta realismo y se intenta representar lo mejor posible los orígenes del movimiento.
La calidad de Pose es patente, y lo demuestra semana tras semana.
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