Fred Waterford se considera un hombre justo y generoso, que da lo que recibe y cree en la ley, por lo que premia al que la sigue y cree en ella, castigando también al desleal y al pecador. Es un hombre que entrega su confianza de forma ciega y supone que los demás la reciben como el gran regalo que es. Sufre de una autoestima ciega que le impide ver su auténtica realidad, no es capaz de percibir el odio que produce entre sus semejantes. El señor Waterford vive en un hogar en el que nadie le quiere, pero él todavía no lo sabe. Y es posible que ese conocimiento no llegue nunca a cruzarse por su mente, incluso cuando sea su propia mujer la que le abra los ojos. El mayor de los ciegos es quien no quiere ver.
En este contexto de máxima autoconsideración, se permite el lujo de darle a June un premio: ver a su hija Hannah. Incumpliendo toda clase de normas e involucrando a parte de su personal, Fred deja marchar a Nick y a la muy embarazada June a una casa en mitad de la nada donde espera Hannah. Sin embargo, el poder celestial de Fred tiene sus límites, y por unas horas Nick y June parecen haberse fugado. Se convierte en la segunda huida de la criada, no existe justificación ante sus superiores y es ahora el cuello del matrimonio el que está en juego. La fragilidad de la unión de los Waterford vuelve a aflorar, entre ellos no hay amor, solo necesidad, y la mínima dificultad puede suponer su derrota.
June es testigo de la cara oculta del matrimonio y tiene la opción de asesinarlos desde un piso alto de la casa. ¿Por qué no lo hace? Probablemente porque ya viven encerrados en su propio infierno. En un primer momento parece apuntar con ira pero minutos más tarde, tras contemplar la cruel realidad que une a Serena y a Fred, matarlos a sangre fría se parece más a sacrificar un perro que sufre. Ese matrimonio tiene muerte cerebral y parece que nadie quiere apagar la máquina que lo mantiene con vida.
En este contexto de máxima autoconsideración, se permite el lujo de darle a June un premio: ver a su hija Hannah. Incumpliendo toda clase de normas e involucrando a parte de su personal, Fred deja marchar a Nick y a la muy embarazada June a una casa en mitad de la nada donde espera Hannah. Sin embargo, el poder celestial de Fred tiene sus límites, y por unas horas Nick y June parecen haberse fugado. Se convierte en la segunda huida de la criada, no existe justificación ante sus superiores y es ahora el cuello del matrimonio el que está en juego. La fragilidad de la unión de los Waterford vuelve a aflorar, entre ellos no hay amor, solo necesidad, y la mínima dificultad puede suponer su derrota.
June es testigo de la cara oculta del matrimonio y tiene la opción de asesinarlos desde un piso alto de la casa. ¿Por qué no lo hace? Probablemente porque ya viven encerrados en su propio infierno. En un primer momento parece apuntar con ira pero minutos más tarde, tras contemplar la cruel realidad que une a Serena y a Fred, matarlos a sangre fría se parece más a sacrificar un perro que sufre. Ese matrimonio tiene muerte cerebral y parece que nadie quiere apagar la máquina que lo mantiene con vida.
June vive atrapada entre dos tiempos, un pasado de libertad y capacidad de elección y un presente en el que es un títere de su propia vida. Una vez más se encuentra en un paralelismo entre las vidas de Offred y June, ambas están de parto. Aunque las circunstancias serán muy diferentes en esta ocasión. Holly llegará al mundo como su abuela habría querido, de forma natural y June recopilará todas las enseñanzas de su madre y todo el coraje que le queda para traerla sana y salva, aunque con ello deba sacrificar su propio futuro. El nombre de Holly, cargado de fuerza, amor y poder, será sustituido por Nicole, que será el nombre que dará Serena a su hija. Un premio por el que ha luchado sacrificando hasta su humanidad. Una hija que cree suya por derecho divino. Aunque su propio cuerpo no puede parar de recordarle que querer y poder no van siempre de la mano.
"Creo que en este lugar, debes agarrar el amor donde sea que lo encuentres". Preciosas palabras las de June, muy esperanzadoras y cargadas de emoción. Pero fácilmente interpretables para la desgracia de Nick. El chófer nunca pidió una mujer y mucho menos casarse con una niña. Sin embargo, Gilead decidió regalarle a Eden, una criatura lobotomizada por la fe. Los premios de Gilead no tienen vale de devolución e implican un ascenso y una responsabilidad. Para Nick no ha sido fácil, pero para Eden ha sido peor. Ha crecido en un mundo en el que su futuro estaba cargado de amor e hijos, donde la familia es la razón de su propia existencia. Sin embargo, no hallará en Nick aquello en lo que cree.
Pero si lo hará en Isaac y por ello huirá con él. El amor le costará la vida, pero ¿cómo ignorar la llamada de tan poderoso sentimiento? Si su Dios le habla del poder del amor para formar una familia, ¿no sería ir en contra de Dios permanecer con un esposo que no la ama ignorando al hombre que la hará feliz? Muchos pensarán que morirá por estúpida, Nick cargará con la culpa de que su indiferencia la haya empujado a este final, pero Eden habrá muerto por amor en un mundo que no conoce ese sentimiento. No hay causa más noble.
"Creo que en este lugar, debes agarrar el amor donde sea que lo encuentres". Preciosas palabras las de June, muy esperanzadoras y cargadas de emoción. Pero fácilmente interpretables para la desgracia de Nick. El chófer nunca pidió una mujer y mucho menos casarse con una niña. Sin embargo, Gilead decidió regalarle a Eden, una criatura lobotomizada por la fe. Los premios de Gilead no tienen vale de devolución e implican un ascenso y una responsabilidad. Para Nick no ha sido fácil, pero para Eden ha sido peor. Ha crecido en un mundo en el que su futuro estaba cargado de amor e hijos, donde la familia es la razón de su propia existencia. Sin embargo, no hallará en Nick aquello en lo que cree.
Pero si lo hará en Isaac y por ello huirá con él. El amor le costará la vida, pero ¿cómo ignorar la llamada de tan poderoso sentimiento? Si su Dios le habla del poder del amor para formar una familia, ¿no sería ir en contra de Dios permanecer con un esposo que no la ama ignorando al hombre que la hará feliz? Muchos pensarán que morirá por estúpida, Nick cargará con la culpa de que su indiferencia la haya empujado a este final, pero Eden habrá muerto por amor en un mundo que no conoce ese sentimiento. No hay causa más noble.
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