El pasado mes de mayo, Youtube Premium se puso bajo el foco mediático de forma inesperada por el éxito de Cobra Kai, una secuela en forma de serie de la saga Karate Kid. 34 años después, Ralph Macchio y William Zabka se volvían a poner en la piel de Daniel LaRusso y Johnny Lawrence. Brutal, soberbia o aclamada fueron algunos de los elogios para la dramedia sobre kung fu. La crítica fue unánime y la puntuó con un 100% en Rotten Tomatoes. Un auténtico bombazo veraniego incluso antes de que el periodo estival hubiera comenzado. ¿Estábamos ante un nuevo one hit wonder? No vamos a negar que, cuando Youtube anunció su incursión en la ficción original, nuestra confianza era bastante baja. Bastantes hechos habían hecho mella en la mala reputación del gigante audiovisual de Google: la fuga de cerebros a Twitch, la crisis de monetización o el polémico algoritmo por el que contenidos LGBT son censurados aleatoriamente. Cobra Kai parecía un triunfo aislado. Pero entonces llegó Impulse.
El 6 de junio, Youtube Premium publicó los 10 episodios de la primera temporada de Impulse (los tres primeros gratis y en abierto). Al igual que Cobra Kai, reúne el 100% de valoraciones en Rotten Tomatoes y se aprovecha de la ola nostálgica del remember por estar basada en Jumper, película de Doug Liman estrenada en 2008, que, a su vez, está basada en la novela homónima de Steven Gould. No obstante, la ficción creada por Jeffrey Lieber (guionista de Perdidos) opta por el reinicio completo de la historia y del universo sin ninguna continuidad con la obra cinematográfica. ¿La única pega? Que ha pasado completamente desapercibida.
La sinopsis describe brevemente a Henry (Maddie Hasson), una joven que descubre que tiene la extraordinaria habilidad de teletransportarse. Principalmente nos encontramos con una obra de ciencia-ficción, pero Impulse también se construye como un drama de carácter young adult que recuerda a series como 13 Reasons Why o a American Crime por el tratamiento tan profundo y necesario sobre los abusos sexuales. En ese sentido, es fundamental la rotura que se produce con los estereotipos sobre violencia machista que habitualmente vemos en televisión. Impulse está enraizada en la actualidad y el compromiso más absolutos. El teletransporte no impide que se aborden complejas realidades desde la seriedad y el realismo. La cimentación de la verosimilitud es de tal magnitud que es imposible no entrar de lleno en una propuesta como esta.
Hay varios elementos que destacan en cómo Impulse habla sobre las violaciones y destruye cualquier rastro de cliché:
- No tiene por qué suceder en una fiesta o con alcohol y drogas de por medio.
- Los abusos no tienen por qué estar relacionados con un perfil concreto de mujer, asociado equívocamente a chicas con baja autoestima. En esta ficción, Henry es una mujer empoderada, independiente y con un carácter muy amargo.
- El detonante del intento de violación es una situación en la que el sí inicial cambia a un no rotundo de ella para mostrar que el consentimiento no tiene por qué ser estático e inamovible.
Estos tres puntos ayudan a que Impulse hable abiertamente sobre las consecuencias que ella sufre por el intento de violación; sobre los ataques de ansiedad, el pánico al contacto sexual, las pesadillas, el silencio por miedo a no ser creída o ridiculizada y la sensación de culpabilidad que se otorga a sí misma. Además del estupendo guión y el tratamiento tan cuidado, nada de lo que se muestra en la serie hubiera sido posible sin el espectacular trabajo de interpretación de Maddie Hasson, que inunda la pantalla con su expresividad y con su asombrosa destreza para transmitirnos la angustia y el miedo que reposa sobre una apariencia agresiva y a la defensiva.
A estos elementos creativos se une el valor añadido de una producción realmente volcada y concienciada contra las violaciones. Impulse cuenta con una mayoría de mujeres directoras, con una banda sonora repleta de bandas femeninas y, además, facilita teléfonos de información en todos los episodios a espectadoras que puedan haber sufrido algún tipo de abuso sexual y no han pedido ayuda.
Youtube Premium triunfa en utilizar una temática tan cruda como impulso para un personaje que se teletransporta por primera vez justo cuando está siendo violada. El paralelismo entre ambos sucesos, que roza la metáfora, es enriquecedor: al mismo tiempo que Henry acepta lo que le ha ocurrido y comienza a enfrentarse a ello para superarlo, empieza a ser consciente del poder que tiene y a desarrollarlo gradualmente. Impulse es una ficción sobre orígenes y sobre conocerse a una misma para luchar contra los demonios; los externos y, sobre todo, los internos. Es por ello que vemos en la temporada muy pocas escenas de acción con teletransporte. Nos movemos a ciegas con la ciencia-ficción en los diez episodios, algo parecido a lo que ocurría en Orphan Black, una influencia directa en esta serie. Aun así, el universo de saltadores va construyéndose poco a poco, ofreciendo varios detalles, presentando algunos personajes y allanando el terreno de cara a una posible segunda temporada en la que los jumpers y la acción adquirirían un protagonismo mucho mayor.
Además de estos tintes sociales y de actualidad, en los que el personaje de Maddie Hasson es la auténtica protagonista, la ficción relega con éxito el peso de otras tramas en sus personajes principales y secundarios. Sarah Desjardins (Van Helsing), Enuka Okuma (Steven Universe, Rookie Blue), Missi Pyle, David James Elliott, Tanner Stine y Daniel Maslany (sí, el hermano de Tatiana Maslany) completan el reparto más relevante. A través de sus personajes es posible hablar sobre el abandono, la familia, el narcotráfico y los ajustes de cuentas, pero también sobre el arte callejero, la diversidad afectivo-sexual, las drogas o el autismo. Parecen temas dispares, pero todos confluyen con enorme cohesión alrededor de Henry y lo que está sucediendo en la ciudad de Reston.
Impulse puede parecer otra serie cualquiera de adolescentes con superpoderes, pero a cambio no solo obtenemos una refrescante alternativa a la saturación de Marvel y DC, sino un drama adulto, necesario en su temática y relevante en lo creativo, que supera con sobresaliente a sus referentes más directos y permite que podamos tomar en serio a Youtube como plataforma de creación de series.
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