Seguimos con el repaso a los grandes éxitos homosexuales, lesbicos, bisexuales, transexuales, queers y resto de modalidades del amplio abanico de banderas hoy presentes en Twitter. Ryan da para mucho, y así lo ha demostrado en sus trabajos más recientes. Seguimos pasando lista, así que más os vale no haberos perdido la primera parte de este homenaje al hombre de moda en la televisión queer hecha mainstream. Continuamos para bingo:
American Horror Story: la fase de normalización
Mientras que en sus series anteriores la cuestión homosexual era un cisma que alteraba y definía completamente la trayectoria de sus personajes allá donde estuvieran ejerciendo su drama, la primera antología de Murphy aprendió a integrar las orientaciones de manera menos aparatosa que en sus previas obras. La oda a la psicosexualidad de los sustillos no comienza a dar lecciones de inclusión hasta Asylum en 2012, con Lana Banana como la primera lesbiana al frente de un gran drama de Murphy. Lana, heroína y estandarte de las peinetas, encumbró a Sarah Paulson a objeto/fetiche de torturas del guionista hasta día de hoy, catapultándola al mismo tiempo a una fama en la vida real cuyo foco compartiría con su actual pareja, Holland Taylor, otra powercouple del gremio donde las haya.
Coven, al igual de Murder House, no destacó por el lucimiento en la materia. Total, Glee seguía dando bandazos por algún lugar de los canales generalistas, bastante jolgorio tenían ya por allí. Freak Show sería la temporada que abrió más camino respecto la bisexualidad con personajes como el del fugaz Michael Chiklis, todo para llegar a la infame Hotel. Hotel, ese festival del sinsentido bienfollado en el que el vampirismo se juntaba con los cunnilingus, todos se apareaban con todos, todos mordían a todos, y luego aparecía un Denis O’Hare como una trans danzarina y sin peluca bajo el pseudónimo "Liz Taylor". Hotel fue un truño indigesto de dimensiones desproporcionadas, hundió la franquicia a ojos de la crítica, pero estaremos de acuerdo al menos en una cosa: Ryan gave the gays what the gays wanted. Lady Gaga.
Dejando a Roanoke donde debe estar, en su mundo aparte donde nadie la moleste, llegamos a la última entrega y joya de la corona: Cult. Sarah Paulson volvía al protagónico como una mujer lesbiana tan insoportable que ni el mayor de los cuñados podría hacer un chiste sobre felpudos. Ally es la cúspide de la integración y la normalización del queer en el Universo Murphy: mujer, madre, superviviente, ambiciosa, insufrible en pareja y con fobia hasta al Mercadona. Su orientación sexual era literalmente lo de menos, porque su pareja se hubiera metido en una secta fuera Ivy una cocinera de renombre o Iván, un tornero fresador de Palomares del Campo. Y, mientras tanto, al otro lado de la calle, Mary Cherry siendo la mariliendre de Billy Eichner y Colton Haynes. Se grabaría en California, pero como si ruedan la secuela en Chueca. Igual les quedaría. Toda una ecléctica maravilla.
Bonus: The Normal Heart y la no etapa HBO
No podemos obviar la breve relación de Ryan y HBO. Sí, amigos, la hubo. Interruptus, pero la hubo. Su nombre era Open, un drama premium que abordaba las relaciones humanas cuando la sexualidad no cuadra con el canon heteropatriarcal monógamo. Vamos, el Orgullo hecho serie. Ryan aprovechó que estaba produciendo la adaptación de The Normal Heart para la cadena, pero el piloto no convenció y nos quedamos sin la que podría haber sido nuestra nueva serie bandera. Bueno, nueva 2014. ¿La lista de nombres de la que HBO nos privó? Anna Torv, Wes Bentley, Jennifer Jason Leigh, Michelle Monaghan, Scott Speedman, Cheyenne Jackson, Jaimie Alexander, Aisha Tyler… Open pudo haberlo sido todo. Pero muy todo.
Por suerte, la que se salvó de la quema fue The Normal Heart. Ese proyecto de HBO Movies que abordaba el caos del VIH en los años 80, la epidemia rampante y cómo de cruda era la situación ante una crisis a la que medio mundo dio la espalda. Por mucho que los nombres del cartel fueran el de un Mark Ruffalo incapaz de controlar su volumen a lo largo de la cinta y una curiosa Julia Roberts, The Normal Heart fue el auténtico momento de gloria donde conocimos a Matt Bomer por mucho más que una cara bonita. El síndrome de "demasiado guapo para que le tomen en serio" ardió la noche del estreno.
Scream Queens, Feud y 9-1-1: la cuota mínima
No se le podrá acusar a Ryan Murphy de negar la representación debida a su propio colectivo. Somos su gente, él no nos fallaría. Pero sí que tenemos estos tres casos donde el LGBT brilla en menor cantidad. Scream Queens, esa fantasía que no nos merecíamos, nos regaló la incursión de Chanel #3 en las vastas aguas de la pansexualidad, 9-1-1 cuenta con una secundaria en un tormentoso matrimonio lésbico y Feud, por lo visto, bastante gay era ya por aquello de traer What Ever Happened to Baby Jane? de vuelta de los avernos cinematográficos y con tener a Victor Buono leyendo cuatro líneas se dieron por satisfechos.
American Crime Story: la vida y obras de Andrew Cunanan
Con 2018 hemos topado. Ryan se vuelve a cubrir de gloria de la mano de su pequeño muso Darren Criss, icono gay teenager desde que robó Glee con su llegada y ahora firme contendiente por el Emmy gracias a la representación del asesino de Versace. Nunca el marketing engañó tanto: ni Versace vivo o muerto, ni Penélope haciendo más por España que la selección de tiro al plato. American Crime Story pasó de una caza contada contracronológicamente a un ensayo sobre la homosexualidad a final del siglo XX.
Los 90 fueron duros en una sociedad hermética y asolada por el VIH. Andrew Cunanan termina siendo objeto de empatía al malvivir incomprendido en una época donde el don’t ask, don’t tell impedía que los jóvenes gays tuvieran unos referentes o unas guías sobre las que articular su desarrollo psicológico y sexual. La ambición, el distorsionado concepto del querer y otras patologías claramente faltas de tratamiento. El personaje de Criss es una master class de matices y razones por las que series como todas las anteriormente mencionadas en este artículo y en el de ayer son de vital importancia.
Una entrega imprescindible de esa fábrica de antologías que es Casa Murphy donde no terminas de tener claro quién es el verdugo, si el asesino o el sistema donde se ha criado.
Éste es nuestro Ryan. Con su Pose amenizando los domingos de este mes de fiesta y preparando su buena ración de más gremio en Netflix a lo bestia. Cuánto nos haces de sufrir, pero qué calados nos tienes, jodío.
*
COMENTARIOS