Dietland aparecía en nuestras vidas como la vuelta a la televisión de Julianna Margulies tras el cierre de The Good Wife y su reticencia por marcarse un regreso colosal a The Good Fight, aunque sea para cinco minutos y un hasta luego, Maricarmen. Nos dieron doble piloto, pero no hacían falta mucho más de los veinte primeros minutos para ver todo lo que prometía la primera incursión de AMC en el terreno femenino y feminista a tiempo completo. Diez episodios han pasado y ahora, si Amy Adams levantase un poco el pie del acelerador, es una clara contendiente a serie del verano. ¿Por qué? Siéntate, que te lo cuento, pero ve abriendo Prime Video que vas a querer empezarla ya.
1. Un completo híbrido de géneros
Empezamos por las presentaciones. Dietland es y lo abarca todo. Es drama, es comedia, es thriller conspiratorio. Esta fusión tiene como resultado un producto dinámico perfecto para esta época del año. Bueno, y cualquiera. A quién vamos a engañar. La historia de una mujer con sobrepeso y su lucha interna entre la aceptación y los cánones bien podría haber sido tu clásico retrato psicológico de densidad cemento, pero supieron aliñarlo con la cantidad adecuada de comedia negra y el misterio de qué hay tras Jennifer.
Jennifer ya no es el nombre de una mujer cualquiera que tú misma podrías ser. Es una banda de mujeres radicales que se toman la justicia por su mano contra aquellos que representan el patriarcado más atroz. El nivel de la narrativa colectiva se solapa perfectamente con la personal de Plum, nuestra protagonista que rápidamente se verá retroalimentada por ambas facetas de la serie.
2. Una protagonista de bandera
Plum, una Alicia que renegó de su nombre de pila por su redondez, es todo lo que necesita un personaje televisivo. Estemos en el género en el que estemos, las infinitas posibilidades de un personaje como éste son perfectas para lo que las series demanda ahora mismo. Capaz de empatizar con ella, víctima pero sin victimismos y un arquetipo (sin estereotipar) de la horonda amiga más o menos graciosa que domina el primer plano sin necesidad de nadie más. Plum no necesita saber cómo funciona una isla, con ver por qué caminos nos lleva su evolución estaríamos más que servidos en cada entrega.
La imagen de cómo una persona cuya obesidad domina su existencia es algo que no habíamos visto de manera tan pormenorizada. Siempre desde la comedia, desde la faceta simpaticona de un secundario majete. A través de Plum se nos muestra una realidad sincera y cruda sobre lo que significa vivir en una sociedad en la que estás las 24 horas del día infringiendo sus normas sólo por existir.
3. Un mensaje sin censura
Ese tono sin adulterar y sin romantizar con el que se dibuja la tridimensionalidad de Plum se extiende al resto de áreas de la serie. Sin destripar en exceso, hemos visto sangre, terrorismo y hasta violaciones. Todo lo que el patriarcado inflige en la mujer lo vemos, por fin, devuelto. Dietland lo pone en el centro de la serie, bien iluminado y sonorizado para que no nos perdamos la toxicidad del más "nimio" de los micromachismos.
Destaca cierto punto álgido de la temporada cuando X personaje se enfrenta a una situación de "sólo el sí es sí". Una secuencia de agresión sexual en toda regla detallada desde el más interno punto de vista. Dietland se gana tu confianza siendo una serie fácil de ver, "ligerita" incluso. Pero cuando menos te lo esperas, te suelta esas pequeñas píldoras de realidad que, en este caso, es un piano cayéndosete encima para que despiertes.
4. Un reparto de mujeres
No todo es Plum. Dietland toca todos los palos de sometimiento que las mujeres tienen que hacer frente de manera diaria en la sociedad occidental. Raza, clase, capital, edad... El reparto de la serie se abre a una coralidad muy sana y necesaria con personajes tan complejos e interesantes como Plum. Un abanico de mujeres con unas dinámicas sorprendentemente dispares, con diferentes intereses y visiones del feminismo que terminan en choques, una vez más, perfectos para evitar la monotonía pancartera que planea constantemente sobre una serie de este calado.
Destaca, cómo no, la Margulies en el papel de estirada tirana de la imagen, a su vez doliente del techo de cristal, y una Tamara Tunie que, claramente, se ha ganado un puesto de atención por la interpretación de Julia, una mujer afroamericana que lleva el almacén de cosméticos de la revista para la que trabaja Plum y que representa el proceso al que se somete una mujer para, al menos aparentemente, encajar en los cánones de la mujer 10; quien, casualmente, suele ser blanca.
5. Un guion con nombre y apellidos
Pese a ser adaptación de una novela, Dietland probablemente haya sido el éxito que es gracias a la showrunner detrás de su paso a televisión. A Marti Noxon la podemos confirmar ya como nombre a temer de cara a futuros upfronts. Noxon firma los dos grandes títulos de este verano, Dietland y Sharp Objects. Con claras diferencias de tono y marca de la casa, ambas series se unen a la explosiva UnReal en la confirmación de que estamos ante una guionista que garantiza tanto entretenimiento como detalle trabajando el personaje femenino.
En resumidas cuentas: alguien capaz de echar a Shonda y a Ryan a temblar en la próxima subasta de Netflix.
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