Es imposible poner en entredicho la capacidad de Netflix como trampolín internacional y altavoz de aquellas ficciones que adquiere de televisiones en cualquier parte del globo (por mucho que el marketing se empeñe en denominarlas producciones originales). Lo hemos visto en los últimos meses con el acuerdo que la estadounidense ha firmado con Series Atresmedia y que ha facilitado el salto internacional de series como La casa de papel o Fariña. Sin embargo, y aun siendo la amistad empresarial de ficción más mediática de nuestro territorio, no ha sido la única con elevada repercusión en el extranjero.
TV3, la cadena autonómica catalana, lleva bastante tiempo cosechando éxitos al otro lado del charco con una proyección internacional que ya le hubiera gustado a más de alguna cadena pública o privada. Todo comenzó en 2012 con Polseres Vermelles, que emocionó a Steven Spielberg y consiguió un fallido remake en ABC. Después llegó la adaptación británica de Cites, que contó con una temporada más que su predecesora en Channel 4. Pero la verdadera revolución llegó hace dos años con Merlí y las clases de filosofía que se extendieron por toda Latinoamérica gracias a Netflix. Este verano, el estreno de Benvinguts a la Família en la plataforma de Reed Hastings confirma que la ficción de TV3 nada tiene que envidiar a las producciones nacionales.
Detrás de la mayoría de estas ficciones, exceptuando las desventuras del profesor Bergeron, se encuentra Pau Freixas, mente pensante a la que Filmax, a través de Arca Audiovisual, debe gran parte del éxito de estas producciones. A nivel nacional, Freixas también dio vida a Sé quién eres, que, aunque pasó algo desapercibida en Telecinco, tuvo un hueco en el catálogo de HBO, se emitió en BBC y consiguió varios reconocimientos en festivales internacionales.
Benvinguts a la família es la nueva incursión del barcelonés en la ficción, una dramedia disparatada con grandes dosis de humor negro que supone el regreso de Melani Olivares a la televisión catalana después de 13 años. La familia Navarro-Argenter protagoniza una producción sencilla y humilde que no deja de lado los enredos, misterios y dificultades a raíz del infarto que sufre el patriarca millonario. La serie de TV3 se las apaña muy bien para manejar el concepto de familia desestructurada sin caer en tópicos, pero siempre volviendo a aquellos lugares comunes para ofrecer una visión positiva y entrañable de lo que supone "tu familia es aquella que decides que lo sea". Todo lo contrario a lo que ocurría en Se quién eres, donde el concepto de unidad familiar atendía al terror, lo macabro y los intereses más oscuros, una mezcla muy tóxica que, en su género, funcionaba a la perfección.
La ficción de Pau Freixas, además de contar con su musa Eva Santolaria, dispone de una mezcla de nombres reconocidos (Iván Massagué, Betsy Túrnez, Miquel Fernández, Àlex Maruny o Aina Clotet) y caras no tan habituales (Georgina Amorós, Leïti Sène o Nonna Cardoner) que dan la talla con creces. Por encima de todo el reparto, Yolanda Ramos se corona como la robaescenas oficial de Benvinguts a la família, con un talento y una gracia arrolladora a la que ya nos hemos acostumbrado después de protagonizar el meme de "La amiga soy yo" gracias a Paquita Salas.
Es curioso que Melani Olivares haya sido protagonista tanto de esta serie como de Aida. Las similitudes con respecto a la temática saltan a la vista, pero los tratamientos de la vida de clase baja y de la figura de la madre sacrificada son diametralmente opuestos. Mientras que la antigua comedia de Telecinco apostaba por una ristra de tópicos con olor a rancio, la ficción de TV3 ha sabido abordar con conciencia la cruda diferencia de clases sociales, los impedimentos continuos para que la clase baja pueda aspirar a algo mejor y el esfuerzo de una madre soltera y trabajadora para sacar adelante a tres hijos sin apenas ingresos, un padre que les ha abandonado y una hipoteca sin pagar.
Junto a la historia, en Benvinguts a la família también destacan la calidad del diseño de producción y de fotografía, elementos que echan por tierra cualquier atisbo nostálgico a sitcom y plató de cartón piedra. La evolución es algo que solo puede recibirse con los brazos abiertos, lo que le ha permitido la renovación para una segunda temporada. Aunque no es necesariamente una serie para engullir en maratón, la diversión, el entretenimiento y las risas, que a veces faltan en el género de comedia, están aseguradas en una ficción que confirma que TV3 puede equipararse al resto de cadenas nacionales y competir con holgura para hacerse un importante hueco en el panorama internacional.
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