El verano es una época rara para todos. La rutina se rompe por las ansiadas vacaciones. Las oficinas pierden manos a cuentagotas. Y los seriéfilos utilizan sus ansiadas horas de descanso poniéndose al día con alguna serie atrasada o consumiendo series "fáciles" como quien devora un Big Mac el día de "todo vale" de la dieta. Las series, en verano, están para acompañar los días de bajas revoluciones, el empane proporcionado por las horas al sol y las pocas ganas de comerse la cabeza entendiendo tramas intrincadas.
Las series durante la época estival no necesitan lucirse. Las cadenas de televisión, y cada vez más, las plataformas streaming y el cable, saben que la época veraniega no es para muchos artificios, ni para que tu producto se comente en redes sociales como si no hubiera un mañana. Quizás, por eso, series emergentes de calidad como GLOW o series ya clásicas como Orange Is the New Black se estrenaron en junio y julio pasando prácticamente desapercibidas. Un caso excepcional ha sido el de Paquita Salas en este país, pero es que quieras o no, la serie de los Javis ofrece memes y gifs suficientes como para no tener que volver a pronunciar palabra en toda la vida.
Este mes de agosto, Netflix se ha tirado a la piscina con series tan dispares como lo son Disenchantment e Insatiable. Y ninguna de ellas se luce demasiado. Ya sea por exceso o por defecto todas acaban por hacernos poner los ojos en blanco en algún momento y preguntarnos si esta plataforma es la misma que nos ha dado a The Crown, Stranger Things o Unbreakable Kimmy Schmidt. Quizás que el catálogo de contenido original supere en número las semanas del año ha terminado por motivar que algunos productos se realicen sin el mimo y el cariño necesarios. O sin el tiempo.
Desencanto es el episodio especial de Los Simpsons que nunca quieres ver. La serie es lo que es y logrará lo que logre gracias a ir de la mano de Matt Groening y de la familia amarilla. La apuesta fantástica sobre Bean, una princesa alcohólica que detesta su vida, y sus dos amigos, un demonio y un elfo, no deja de ser un producto prácticamente familiar, a pesar de contar con una calificación por edad de +13,
La serie "adulta" de Groening tan solo cuenta con algunos momentos puntuales de violencia, y se la juega de vez en cuando con contenidos sexuales, pero quitando la bromas sobre lo promiscua que es la princesa y el haberle visto un par de veces el culo al rey, no deja de estar al nivel transgresor de ver a Lisa haciendo fuerza para lograr que le crezca pito o a Wiggum asesinando prostitutas en la parodia de Sherlock Holmes. Desencanto no pasa de ser un episodio medieval de Los Simpsons al que le han dado demasiado metraje.
Una autentica pena porque partían con situaciones y personajes que podrían haber resultado interesantes, pero a los que no se ha aprovechado en absoluto para tratar temas de una forma más madura. La princesa que no sigue las reglas impuestas por la tradición y su padre se quedan a medio camino porque en ningún momento presenta alternativas, en ningún momento lucha por cambiar las cosas en su sociedad. Lo más importante que hace es no casarse, y eso lo hace en el piloto. El elfo, Elfo, quizás sea el personaje más mal aprovechado de la ficción, un personaje que refleja muchas de las criticas que se les hace a los millennials. La rutina, las ganas de conocer mundo, el inconformismo y sobre todo las ganas de probarse así mismo le empujan a elegir el destierro para poder vivir emociones de las que solo había oído hablar de pasada. Pero no tarda ni cinco minutos en convertirse en la vaca lechera de la sangre élfica, dejando totalmente a un lado su posible desarrollo como personaje.
Insatiable viene rodeada de polémica y de excesos. La polémica ha venido por parte de aquellos que tachan a la serie de gordófoba y, sinceramente, razón no les falta. Patty, la protagonista, es una chica adolescente con sobrepeso que sufre bullying en el instituto, y que no recupera la autoestima y el control de su vida hasta que no se convierte en una chica delgada después de que un mendigo le parta la mandíbula y se vea impedida para comer sólidos durante semanas. En primer lugar, la serie se ríe demasiado del método absurdo de pérdida de peso como si lo único que se necesitase para quedarse hecho un espárrago fuera quedarse tumbado en la cama con la boca cerrada. Y en segundo lugar, aunque toda la serie gira en torno a la venganza y los concursos de belleza, no se utiliza su pasado como gordita para cambiar la percepción del físico, sólo se utiliza su pasado para poder ganar puntos de los jueces por compasión.
Pero como para gustos los colores, hay un sector que la defiende por transgresora y por representar múltiples sexualidades, pero quizás se olvidan de que para ser moderna, no necesitas representarlo todo o puedes terminar metido en un caos que ni tu carácter mamarracho consigue salvar. Por mucho que la gente quiera convencerse de que liar a los dos Bob es el momento que desencadena lo mejor de la serie, no es más que una vuelta de tuerca más para intentar sorprender al espectador en el último momento porque saben que el resto de la historia pierde todo el sentido a mitad de temporada.
Netflix debería recordar, aunque tan solo fuese para las series de animación y los superhéroes, que la oferta de series es tan amplia que es prácticamente imposible tener tiempo para binge-watch todo lo que se te ponga por delante, y si nos vemos obligados a descansar de vez en cuando, el esfuerzo que requiere reengancharte a algo que dejaste a medias es mucho mayor. No les vendría nada mal optar por la fórmula de las tramas episódicas y darle un enfoque más procedimental a algunas de sus series.
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