Existen muchas series sobre drogadicción, cientos sobre antihéroes complejos y atormentados y miles sobre dramas familiares, rencor y heridas abiertas, pero ninguna es como Patrick Melrose. Este drama de cinco episodios basado en los libros semi-autobiográficos de Edward St. Aubyn es un festín de emociones llevadas al extremo y ejecutadas sobre una historia tan desoladora como esperanzadora. La calidad extrema que caracteriza a los británicos se unió con la extravagancia dramática de los norteamericanos para crear una joya televisiva que reluce por todas partes. Si a esto le añadimos un protagonista como Benedict Cumberbatch que es, al mismo tiempo, productor de un proyecto que lleva queriendo realizar años, no es de extrañar que nos encontremos ante una de las mejores miniseries que hemos visto en años.
El personaje de Patrick se presenta ante el público de forma ruda y casi exponiéndose a ser juzgado desde el minuto uno, y no le importa, nada le importa ya. Confundiendo sus emociones con los efectos de sustancias tóxicas e intentando camuflarlas, esconderlas, e incluso ahogarlas, cada vez vemos a nuestro protagonista de forma más clara y le acompañamos en un viaje temporal y espiritual del cual no estamos seguros de querer formar parte. El sarcasmo y humor negro están presentes a través de una voz en off que nos transmite una calma necesaria que equilibra tanta intensidad y que va desapareciendo cuando, sin darnos cuenta, no necesitamos una vía de escape porque la historia ya nos tiene atrapados, y no nos interesa salir.
Todos y cada uno de los ingredientes de Patrick Melrose la hacen magistral. Es una serie extremadamente cuidada, desde la fotografía que presenta el lado más bello de un trágico relato hasta la banda sonora, que aporta todavía más personalidad. Por otro lado, nunca sobran las palabras y cuando no hay es porque su ausencia es necesaria y el silencio añade incluso más a la ficción en determinados momentos. La lucha interna del protagonista se vuelve nuestra propia batalla, y eso no sería posible sin la soberbia interpretación de Cumberbatch, quien ha nacido para dar vida al señor Melrose. Es imposible imaginarse esta serie con otro protagonista, alguien que consiga plasmar tanta pasión y transmitir emociones que ni el mismo Patrick sabe descifrar. Cada escena es un deleite merecedor de una ovación en pie. Además, el joven Patrick, Sebastian Maltz, quien aparece mediante flashbacks oportunos y colocados de forma inteligente, consigue estar a la altura del protagonista, y tanto Jennifer Jason Leigh como Hugo Weaving completan un círculo de interpretaciones que dejan sin aliento.
Patrick Melrose es una historia de superación y de fracasos que nos recuerdan que no es necesario partir siempre de una ficción millonaria con una idea nunca antes vista para conseguir la excelencia. Es el cómo se lleva a cabo y quién decide hacerlo. En este caso, tenemos cinco capítulos que bastan para explicar una crónica compleja y sobresaliente con un desenlace coherente y pulcro que nos hace despedirnos de un relato que, sin duda, pasará a la historia.
Podremos disfrutar de Patrick Melrose en Sky España a partir del 18 de septiembre.
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