En esta última década hemos sido testigos de la creciente oferta televisiva, lo cual también ha supuesto un incremento de la calidad. Series con los presupuestos de Sense8 o Westworld o con las ambiciones narrativas de American Horror Story o The Leftovers eran casi impensables, y ha sido esta explosión la que ha hecho de la ficción un arte mucho más diverso. Sin embargo, obviando el difícil debate de dinero vs. arte, seguimos viviendo en un mundo claramente industrial en el que lo más importante es la rentabilidad económica de un producto, en este caso, de una serie. Esto se ha traducido en el ámbito de la televisión en un alargamiento de las series de éxito que ha provocado un notable descenso de su calidad artística.
El alargamiento o la constante renovación de series de éxito puede llegar a estar justificado en series episódicas como Anatomía de Grey o comedias como Veep, ya que el principal entretenimiento recae en subtramas que se abren y se cierran en el mismo capítulo, siendo las tramas principales mucho más flexibles. Lo que no está justificado, y es algo que los espectadores deberíamos a empezar a vetar (especialmente la crítica), es este alargamiento gratuito en series o miniseries que son de trama única, es decir, prometen ser de una sola temporada centrada en una única trama que una vez cerrada supone el final de la serie. ¿Cuál es el problema? Que cuando estas series resultan tener mucho éxito, las cadenas "fuerzan" a los creadores a alargarlas, improvisando tramas alternativas que no tienen ni la intensidad ni la calidad de esa primera temporada, pero que funcionan gracias al nombre que la serie ya se ha creado.
En un entorno como el actual, con unos creadores aparentemente más implicados con sus espectadores, resulta lamentable leer que una de las sitcoms más explotadas y aborrecidas de los últimos años como The Big Bang Theory solo haya decidido cerrar el chiringuito como medida inevitable tras la dimisión de uno de los protagonistas (si no, ya sabemos que hasta nuestros nietos llegarían a ver esta serie) o que directores como Jean-Marc Vallée hayan renunciado a dirigir una serie como Big Little Lies sabiendo que su renovación no responde a criterios artísticos sino meramente comerciales (otra que al final va a resultar que se parece a Pretty Little Liars no solo en el nombre).
Igual que leer estas noticias provoca cierta decepción entre las personas que amamos la televisión, no hay sentimiento más maravilloso que leer que los creadores de una de tus series favoritas han sido honestos consigo mismos y han decidido de forma voluntaria poner punto y final a su serie a pesar de su notable éxito. Es el caso de la mayoría de las series catalanas como Merlí o Pulseras rojas, de europeas como SKAM o Borgen o de algunas excepciones americanas como The Good Wife o Girls (en España esto aún no ha pasado).
A continuación os ofrecemos una lista de series que no predican con este ejemplo y que prefieren ganar más dinero que ser fieles a los espectadores:
The End of the F***ing World
Netflix nos la vendió como la típica miniserie británica que solo verás una vez en tu vida, y así nos lo decía también su trama, una historia basada en el cómic de Charles Forsman sobre dos adolescentes sociópatas que, cuales Bonnie y Clyde, emprenden una huida en la que cometen una serie de delitos que les impiden volver atrás.
Tanto en el cómic como en la serie, la muerte de James marca el final de la historia, un cierre digno y coherente con el estilo de la ficción, pero en la serie no se muestra esto explícitamente, un truco para dejar la historia abierta a una nueva temporada. No obstante, y siendo sinceros con nosotros mismos, ¿a alguien le importa lo que les pase a estos dos adolescentes después de esta muerte/no-muerte? ¿Durante cuántas temporadas puedes sentir empatía por una pareja de sociópatas?
Big Little Lies
Y si pensábamos que Netflix era la única que tenía más interés en hacer negocio con la ficción que en las historias, nos equivocábamos. La cadena HBO tampoco se corta a la hora de alargar miniseries que prometían ser de una sola temporada. Es el caso de la ya multipremiada Big Little Lies, el drama de David E. Kelley basado en el libro homónimo de Liane Moriarty, cuyas subtramas, la historia de tres mujeres, giran en torno a una única trama principal con fecha de caducidad y con un final, como vimos, bastante cerrado.
Aunque HBO la promocionó como una miniserie en principio, el gran éxito de crítica y la enorme acogida por parte de la audiencia provocó su renovación con una segunda temporada totalmente gratuita que, seguramente, solo será salvada por el fichaje de la gran Meryl Streep, quien, sorprendentemente, ha elegido esta serie para hacer su primera aparición en televisión (se ve que la Meryl el tema tele no lo lleva mucho).
Aunque HBO la promocionó como una miniserie en principio, el gran éxito de crítica y la enorme acogida por parte de la audiencia provocó su renovación con una segunda temporada totalmente gratuita que, seguramente, solo será salvada por el fichaje de la gran Meryl Streep, quien, sorprendentemente, ha elegido esta serie para hacer su primera aparición en televisión (se ve que la Meryl el tema tele no lo lleva mucho).
Fleabag
Y si las renovaciones gratuitas resultan dolorosas en el caso de las miniseries, pueden llegar a hacer pupa cuando se unen dos factores: se trata de una serie de autor (pues se supone que los autores están más implicados con su obra) y viene de uno de los países que, tradicionalmente, ha sido siempre un ejemplo de respeto e integridad en cuanto a la ficción televisiva, Reino Unido. BBC y Phoebe Waller-Bridge nos decepcionaron a todos con el anuncio de la renovación de Fleabag, miniserie de humor negro cuya historia gira en torno a un chica londinense y su culpabilidad tras un acontecimiento trágico, acontecimiento que constituye la trama principal y que es lo suficientemente intenso como para que su cierre sea un ejemplo de final de serie perfecto.
Phoebe, querida, que saques una temporada de seis capítulos de un monólogo teatral vale, pero ¿dos temporadas? No cuela, sorry.
13 Reasons Why
A todo adulto occidental le asaltan tres interrogantes cuando se va a la cama: cuál es el sentido de la vida, existe vida más allá de nuestro planeta y de dónde coño va a salir la tercera temporada de 13 Reasons Why. A la producción de Netflix y sus dos showrunners, Diana Son y Brian Yorkey, tampoco les han faltado escrúpulos a la hora de improvisar un largo e innecesario epílogo del libro de Jay Asher.
La serie se centra en la historia del suicidio de Hannah Baker y las trece razones que se esconden tras este trágico hecho. O eso nos dijeron. Sin embargo, el enorme éxito de la serie (una de las más vistas de Netflix) y su popularidad como "concienciador social" ha convertido la serie en las trece razones por las que Hannah Baker se suicidó, el juicio de después y la historia del ex, de su amiga y del vecino del quinto. Vamos, sobrada total. Suerte con eso, chicos.
La serie se centra en la historia del suicidio de Hannah Baker y las trece razones que se esconden tras este trágico hecho. O eso nos dijeron. Sin embargo, el enorme éxito de la serie (una de las más vistas de Netflix) y su popularidad como "concienciador social" ha convertido la serie en las trece razones por las que Hannah Baker se suicidó, el juicio de después y la historia del ex, de su amiga y del vecino del quinto. Vamos, sobrada total. Suerte con eso, chicos.
The Affair, Outlander, Black Mirror, Modern Family, The Walking Dead...
Casi todas las series de las que hemos hablado son producciones bastante jóvenes pero ¿qué hay de esas series que tuvieron un gran éxito en su inicio y ya no hay quien las eche de la televisión? En estos ejemplos sí que se nota como el estiramiento de sus historias han acabado convirtiéndolas en series completamente distintas a lo que eran en su inicio, pasando de ser series de referencia a guilty pleasures.
Por ejemplo, The Affair era un drama humano sobre una infidelidad que ha acabado siendo un drama familiar sobre nada en específico, Outlander empezó siendo un drama de fantasía que giraba en torno a una gran historia de amor y ahora es un drama histórico en el que los protagonistas son casi prescindibles, Black Mirror ha pasado de ser una miniserie de prestigio escrita por la mano firme de Charlie Brooker a ser un compendio de ideas sueltas y sin rematar que poco o nada imponen, The Walking Dead tira de unas subtramas y unos personajes que están ya más muertos que sus zombies y Modern Family se niega a aceptar que tiene una sustituta (Black-ish) mucho más joven e ingeniosa que ella desde hace tiempo.
Por ejemplo, The Affair era un drama humano sobre una infidelidad que ha acabado siendo un drama familiar sobre nada en específico, Outlander empezó siendo un drama de fantasía que giraba en torno a una gran historia de amor y ahora es un drama histórico en el que los protagonistas son casi prescindibles, Black Mirror ha pasado de ser una miniserie de prestigio escrita por la mano firme de Charlie Brooker a ser un compendio de ideas sueltas y sin rematar que poco o nada imponen, The Walking Dead tira de unas subtramas y unos personajes que están ya más muertos que sus zombies y Modern Family se niega a aceptar que tiene una sustituta (Black-ish) mucho más joven e ingeniosa que ella desde hace tiempo.
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