El final ha llegado. Michael ha tenido éxito y ha conseguido poner al mundo a los pies de su padre. Sin embargo, no es un final definitivo. Culpemos a la juventud de Langdon, a su temperamento, a su carácter débil, a su ceguera en busca de venganza o a la presión por estar a la altura de lo que su naturaleza exige. El caso es que ha dejado cabos sueltos y esto le costará su victoria. La clave para vencer en la eterna batalla entre el bien y el mal es mermar las fuerzas del adversario. En este caso las brujas eran sin duda la gran piedra en el camino y Michael las hizo daño, pero dejó con vida a las líderes y a las más poderosas. Estaba tan preocupado por cumplir su papel que las prisas le llevaron a ser descuidado, hasta el punto de no conocer a su verdadera rival: Mallory. La Suprema había sido sustituida y él no se había dado cuenta.
Viendo que Michael era imparable, Cordelia decidió desaparecer y hacer creer al anticristo que se había rendido. Permaneció escondida mientras que Mallory se encargaba de dar el golpe final. Langdon estaría tan preocupado y obsesionado por deshacerse de la Suprema, por disfrutar su triunfo frente a las brujas, que no sería consciente de la presencia de la más poderosa, aunque ésta cenase en el mismo salón.
Para cumplir con la misión y no ser descubiertas antes de tiempo, Coco y
Mallory fueron reconstruidas como nuevas personas, tomando nuevas
personalidades, profesiones, etc. Cordelia se encargaría de que ni ellas
mismas recordasen su verdadera identidad a través de un poderoso
hechizo. Todo quedo así atado: Mallory y Coco acabarían en el último
refugio y allí se reunirían con sus aliadas tras el apocalipsis. Una vez
juntas, Mallory viajaría al pasado y eliminaría a Michael antes de convertirse en una verdadera amenaza.
Dicho y hecho, aunque el plan era perfecto en su teoría, en la práctica se requirieron algunos sacrificios. El más importante sin duda el de Cordelia, que se suicidó para que su sucesora adquiriese todo su poder y completase el hechizo que les permitiría terminar con todo antes de que llegase a planearse. Finalmente, Michael muere solo, despreciado por su abuela, que se niega a llevarlo a su antigua casa donde morir no es algo definitivo.
Sin embargo, Langdon no es la única baza de Satanás. La perdida de su prole es un golpe duro, pero sólo es una derrota más que asimilar. Para él nadie es imprescindible, incluido su hijo. Ya contaba con la posibilidad de que Michael no llegara a cumplir adecuadamente su misión, por lo que abrió otras opciones para la llegada de otro Anticristo. Usó la estrategia de las ratas: si no sabes si tu descendencia va a sobrevivir, hazla numerosa y así alguno alcanzará su propósito.
Sin embargo, Langdon no es la única baza de Satanás. La perdida de su prole es un golpe duro, pero sólo es una derrota más que asimilar. Para él nadie es imprescindible, incluido su hijo. Ya contaba con la posibilidad de que Michael no llegara a cumplir adecuadamente su misión, por lo que abrió otras opciones para la llegada de otro Anticristo. Usó la estrategia de las ratas: si no sabes si tu descendencia va a sobrevivir, hazla numerosa y así alguno alcanzará su propósito.
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