La tercera temporada de Better Things estuvo muy cerca de no existir. Después de que las acusaciones de abuso sexual a Louis C.K resultaran ser ciertas, Pamela Adlon no se veía capaz de seguir con la serie sin su cocreador y amigo, pero como hubiera hecho Sam, la madre soltera a la que interpreta Adlon en la serie, siguió adelante ella sola, y le damos las gracias.
El primer capítulo de esta nueva entrega empieza remarcando esa autenticidad que caracteriza Better Things desde sus inicios. Vemos a una Sam frente al espejo que ya no cabe en sus antiguos pantalones, tomándose esto con humor, porque no le queda otra opción, y hay cosas más importantes. Un viaje a Chicago, donde Max se queda para empezar la universidad, marca el tono de la temporada y nos ayuda a intuir hacia dónde irán los siguientes capítulos. El tiempo pasa y los hijos crecen, pero una madre siempre estará ahí, y su trabajo nunca se termina.
Cabe destacar uno de los secretos que hacen que esta serie funcione tan bien, y que se ejemplifica en el arranque de la tercera temporada, lo que marca la diferencia en Better Things es que nunca es ñoña, al contrario, se ríe de ello, y no cae en clichés ni usa el dramatismo familiar como base de su historia, eso sería demasiado sencillo.
Cabe destacar uno de los secretos que hacen que esta serie funcione tan bien, y que se ejemplifica en el arranque de la tercera temporada, lo que marca la diferencia en Better Things es que nunca es ñoña, al contrario, se ríe de ello, y no cae en clichés ni usa el dramatismo familiar como base de su historia, eso sería demasiado sencillo.
Por otro lado, la serie de FX consigue conmover a su público, y es todo gracias a Adlon. Siendo creadora, guionista, productora y actriz principal, nos deja ver de forma completamente abierta y transparente un relato que ha construido basándose en su propia experiencia como madre soltera de tres hijas y que es más suyo que nunca en esta tercera entrega. Por ello, no nos sorprende que finalmente haya decidido salir adelante y seguir con su serie, ya que ese es el espíritu y carácter que tanto Pamela como Sam demuestran y han demostrado siempre.
En la tercera temporada, Better Things, logra renovarse a sí misma al mismo tiempo que mantiene su naturaleza incómoda y carismática en tan solo 25 minutos. Y no le faltan ni le sobran segundos, ya que consigue enseñarnos lo que podría ser uno de los retratos más fieles y realistas de la maternidad en menos de media hora. Sin dramatismo, simplemente con sutileza y verosimilitud, presentando una colección de momentos cotidianos que conectan y llegan al espectador, y no hace falta más.
Es así como la tercera entrega de Better Things no solo ha sobrevivido, sino que ha vuelto con más fuerza que nunca, y estamos impacientes por ver qué más nos va a dar.
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