Empezamos la temporada 10 de The Walking Dead y, con ella, empezamos una nueva serie. Es la primera vez que una tanda de episodios comienza sin Rick, la salida de Michonne ya está confirmada, el futuro de Rosita y Connie con sus recientes fichajes por Selena y The Eternals está en el aire... Tan solo nos da esperanza que la serie está renovada por undécima temporada y el regreso de Maggie ya está confirmado.
La showrunner de la serie Angela Kang avisaba de que en los inicios de campaña los supervivientes iban a lidiar con el estrés postraumático causado por el incidente de las picas y Alpha. Hasta diez personajes perdieron la vida en el penúltimo episodio de la novena tanda, y ahora toca vivir con las consecuencias. Con el miedo y la pérdida.
La memoria de Tara, el personaje más importante de los que perdieron la vida, tiene su momento en este arranque. Todas las comunidades se reúnen en Oceanside, la comunidad de mujeres, para entrenar juntas como la expolicía hubiera querido. Las prácticas demuestran que el grupo se toma en serio a los Susurradores e intentan contrarrestar de diferentes formas los posibles trucos de sus enemigos. Además, ha servido para que cierto sector en Twitter se deleite con Alden y su lanza.
Con la visita a Oceanside, vuelven los temores a los susurradores. El pequeño RJ encuentra una máscara que ha arrastrado la corriente, y con ella, el grupo entra en modo de defensa. Las nuevas bajas en la serie nos dejan con un batallón bastante novedoso. Podemos intuir que Aaron se ha vuelto la mano derecha de Michonne (junto con Gabriel); Yumiko, Magna y Alden parecen ser los representantes oficiales de Hilltop hasta que vuelva Maggie; y Carol viene y va sin tener muy claro cuál es su lugar. Esperemos que se encuentre porque ha llegado muy lejos como personaje y ya ha vivido estancada demasiado tiempo junto a Ezekiel.
Desde Alexandria el ritmo del episodio cambia por completo. El alivio cómico de la temporada parece que estará capitalizado por el cuadrado amoroso y Coco, el hijo de Rosita y Siddiq. Esta dinámica entre los cuatro ha estado graciosa, con un Eugene obsesionado, una Rosita que entrena para volver a ser ella misma, un Gabriel demasiado pendiente de la radio y un Siddiq que nos devuelve a la cruda realidad.
El doctor de Alexandría y único superviviente de la masacre de Alpha es el que vive el trauma de la manera más tradicional. Pesadillas, imágenes que se repiten una y otra vez hasta tal punto que le paralizan y le hacen perder el sentido. No sé si la trama le mostrará incapaz de cuidar de su propio hijo, porque algo se ha dejado entrever. Quizás la sitcom que se han montado pueda romperse por ese lado.
¿Qué novedades nos ha traído el episodio? Por el momento, nos ha presentado a dos personajes: Dante, un viejo conocido del cómic ha hecho acto de presencia como el divertido compañero de clínica de Siddiq. Los lectores sabrán (spoiler) que es el elegido por Maggie para rehacer su vida tras la muerte de Glenn. Y por otro lado, nos presentan a Jules, una superviviente de Oceanside y que parecer servir como interés amoroso para Luke, un personaje que hasta a fecha tiene la categoría de recurrente. Otro que cambia de aires (un poco) es Negan, que ahora también es agricultor y parece estar formando una buena relación con Lydia. Cosa de outsiders.
Ah, que no nos olvidamos de la acción del episodio. Es poca pero nunca vista y nos sirve para “insultar” sin querer el tratando de los Susurradores. El tiempo pasa para todos y todo, y un viejo satélite se precipita desde el espacio causan un incendio que amenaza con alcanzar Oceanside. Los supervivientes no tienen más remedio que saltar la frontera para detener las llamas. Curioso es que Alpha no les pilla en pleno incendio, sino que cruza miradas con Carol A la mañana siguiente. La líder de los Susurradores no parece muy contenta.
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