Selena: La serie ha llegado finalmente a Netflix España después de que el coronavirus retrasase su estreno en verano. Una producción dividida en dos temporadas cerradas en las que pretenden contar la vida de la artista tex-mex que fue asesinada en 1995 por la presidenta de su club de fans. Un estreno no exento de polémica por las odiosas comparaciones entre Selena, Christian Serratos (The Walking Dead) que la interpreta en la serie y JLo, que lo hizo en la película de 1997. Críticas y quejas que se basan exclusivamente en el físico de las tres, y en las que la conclusión principal es que Christian no hace justicia a Selena porque no tiene suficiente culo suficientes curvas.
Si dejamos los prejuicios en una caja antes de ver la serie, nos encontramos con una primera temporada que muestra una parte de la vida de la cantante que nos es desconocida. Nos muestran los primeros pasos de la familia a un nivel que solo nos puede dar una producción que cuenta con Abraham Quintanilla (padre) y Suzette Quintanilla (hermana) como productores ejecutivos.
Esta primera parte arranca con los inicios de Selena y los Dinos en el jardín de casa (como en la película) y concluye cuando A.B (su hermano) compone Como la Flor, una de las canciones insignia de Selena y que será un punto de inflexión absoluto en la carrera del grupo. Esta temporada es, por tanto, para ver la lucha por encontrar discográfica, por mantener una identidad que en la portada de su primer álbum destrozaron y por ver a una niña de diez años crecer en el escenario en detrimento de una vida social normal y de una educación reglamentaria.
Christian está todo lo sólida a nivel interpretativo que puede estarlo una mujer de 30 años en la piel de una niña de 15. Esta Selena tiene la inocencia y la tontería propia de una adolescente y parece que los fans acérrimos de la cantante no están viendo reflejada a su ídolo a la que todos identificamos con su modelazo del Astrodome. Esta Selena tiene el pelo rizado (de diferentes colores) y se pasa el día soñando con diseñar su línea de ropa. Y con grabar un disco en inglés, meta principal de una cantante que aprendió español porque era el mercado en el que le aseguraron que tendría más fácil triunfar.
Esta inocencia del personaje se contagia demasiado a la producción de una serie que parece más un coming-of-age ligero y amable que un biopic más serio. El resultado final es demasiado light hasta tal punto que no sabemos si tomarnos en serio a la serie o no. También es cierto que los grandes acontecimientos de su vida están por venir. Su relación con Chris Pérez acaba de empezar y vemos tan solo en una escena a Yolanda, la mujer que acabaría convirtiéndose en la asesina de la cantante. Semillas que han ido esparciendo a lo largo de estos nueve episodios y que veremos florecer como una flor en la segunda parte.
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