Qué pena que el Death to 2020 de Netflix no compute para nuestras
listas, porque si llegase a tener un segundo episodio, ocuparía todos y cada
uno de los puestos. En fin. Vamos a tener que reírnos, ¿no? Pocas cosas quizás hayan sido más complicadas
en 2020, pero habrá que hacer un último esfuerzo ímprobo por ubicar diez series con la
capacidad única de hacerlo. Llámalo terapia, llámalo haber sido capaz de darnos
continuidad de la vida pasada o simple y llano escapismo.
10. Search Party (HBO Max)
Insertar gif de la anciana de Titanic porque sí, han sido 84
años desde la segunda temporada de Search Party. Nos faltan nociones de
números para hacer el cómputo de meses de retraso que llevaba el regreso de
los millennials homicidas que nos robaron el corazón en 2016, 2017 y,
evidentemente, otra vez ahora. El paso del tiempo no hizo mella ni óxido en esta
maravillosa sátira del género negro y su continuación en HBO Max evidencia que
era una apuesta segura para el lanzamiento de la plataforma.
9. Modern Family (ABC)
Otros 84 años han pasado desde que Modern Family arrasara en
esos Emmys de 2010 con su primera temporada. Y la segunda. Y la tercera. Y la
cuarta... ¿Con sus achaques de la carrera de fondo y también el crecimiento de la
perspectiva? Sin duda alguna. Los Pritchett nacieron, crecieron, se
reprodujeron y nos dieron una recta final y un tirón al cable acordes a su trayectoria. Por si os bajasteis del tren en algún punto de estos 250
episodios, vamos a confirmar la noticia: sí, merece mucho la pena reengancharse
y rematar la jugada.
8. The Flight Attendant (HBO Max)
Vamos a seguir con la dramedia y con la demostración de que
hay vida después de las sitcoms milenarias. Kaley Cuoco nos lo pone muy, muy
fácil para dejar atrás sus días de teórica del Big Bang con esta historia de
neo-noir pero tomándose en serio lo justo, aunque permitiéndose manga ancha
para atacar temas contundentes como el alcoholismo y los abusos familiares. Pese
a la profundidad del thriller, la historia de una azafata contra su propio subconsciente
disfrazado de expretendiente de Khaleesi entra como el agua y es un binge de riesgo cero.
7. Insecure (HBO)
La evolución con la que culmina (por ahora) la cuarta
temporada de Insecure es elevar la comedia a un nivel superior. Ya conocíamos
la labor por la autenticidad y el carácter tan desinhibido con el que se
distinguía de sus predecesoras en HBO (sorry, Lena Dunham), pero Issa Rae este
año se ha salido del gráfico de las expectativas con el equivalente entre
amigas de la comedia romántica. Podría haber sido otra trilladísima sucesión de
crushes y polvos, pero su apuesta por retratar cómo la amistad no siempre es
viable según difieren los puntos de nuestras vidas ha sido de diez. La ruptura
del año eran Issa y Molly, no el Brexit.
6. Nasdrovia (Movistar+)
Podríamos poner a Paca la Piraña a representar la comedia
española en esta lista, pero había que diversificar un poco. Esa respuesta
criminal soviética de Movistar+ a Fleabag con Leonor Watling ha sido una muy
grata sorpresa del catálogo nacional. La crisis de la mediana edad de dos
abogados divorciados que mantienen su relación laboral es hecha entretenida a lo
bestia mezclándola con mafias rusas. ¿Estereotípica? Rozándolo con cierto
peligro. ¿Con un guion ametrallando el chiste sin descanso ni respiro? Como toda buena
comedia debe ser.
5. Big Mouth (Netflix)
Insuperable. No hay más adjetivos que ese. Y mira que hay
muy dignos intentos de animación adulta (Paradise PD) para igualarla y otros
para quemarles los plastidecores a los iluminados a los que se les ocurrieron
(Hoops). Pero lo de Big Mouth año tras año es de museo. Los monstruos de la pubertad,
las vaginas parlantes, las compresas chernobilianas, el estreñimiento en
lugares públicos. Absolutamente todo tema que las series teen nunca se han
atrevido a tratar, Big Mouth hace arte salvaje con él. Cuatro temporadas sin
bajar una décima el nivel. Ese es el estado de emergencia que hay para que
abandonéis vuestros prejuicios respecto a la animación y os pongáis con ella para ayer.
4. What We Do in the Shadows (FX)
Podía haber sido un one hit wonder de la temporada pasada,
pero no. Los vampiros perdidos por el 2019 nos deben una tanda de episodios con
mascarilla aún más absurda que todo el anacronismo del que hacen tan magnífica
bandera. A sus 758 primaveras, Nandor y amigos siguen a duras penas adaptándose a la
vida después de la muerte en Nueva York. No son sexys, no tendrán cuatro
spin-offs en la CW, pero desde luego están blindados por unos diálogos y unas situaciones que no
por nada les convierten en el mejor mockumentary que puedes encontrar a día de hoy.
3. Letterkenny (Crave)
Se acabó que en este país no se hable de Letterkenny. De aquí no pasa. Nueve temporadas acaba de cumplir esta joya oculta de una plataforma nacional
canadiense donde nos enseña cómo se tiene que hacer una sitcom a día de hoy:
personajes llevados tan al extremo que son infalibles, una manera de
comunicarse inexportable, referencias y juegos de palabras que inducirían al
suicidio a cualquier traductor y un baúl de running gags hasta los topes para que dicho traductor se lo ate al tobillo y se tire al río con él.
¿La premisa? Ninguna. Un desbarrar infinito en mitad de la nada. Y ni falta que
les hace cambiar una coma.
2. Schitt’s Creek (CBC)
Oh, bébé. No
nos vamos de Canadá este año aunque nos cierren el chiringuito. La matemática
no miente. Esta comedia familiar sobre cómo perder todos tus millones y
aprender a ser feliz en un motel de mala muerte hacía historia convirtiéndose
en la primera serie que consigue las siete estatuillas principales de su
género: mejor comedia, dirección, guion y las cuatro actorales para tanto sus
dos protagonistas como sus otros dos de reparto. Sorprendente que lo haga con
su sexta y última temporada, porque calidad no falta en las anteriores, pero
oye, más vale tarde que nunca para hacer justicia.
1. The Boys (Amazon)
Vamos a llevarle la contraria a la Academia por una causa
obvia: no habíamos visto una serie como The Boys hasta ahora. La maquinaria de
Amazon apostó muy, muy fuerte por la segunda temporada de esta panda de hijos
de puta y tenemos que reconocerlo. Con unos valores de producción que la
alinean en calidades con Juego de Tronos, The Boys se corta lo mismo en presupuesto que
en moderación con sus guiones: cero. The Boys es brutal en todos los
departamentos, y la comedia donde satiriza magistralmente el género favorito de
Marvel no es excepción. Una segunda temporada de escena a escena ir diciendo quién
manda aquí este año. Y encima fichando a Aya Cash. Si es que iban a por todas.
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