La segunda parte de Acheron avanza lo justo para que no pensemos que hemos visto el mismo episodio dos veces. La expedición de Maggie sigue en el metro y el episodio termina justo cuando salen a la superficie. El mayor ángulo de esta semana era ver cómo la viuda de Glenn conseguía librarse de los caminantes y las consecuencias que Negan iba a tener que afrontar por negarse a ayudarla. Spoiler Alert: ninguna. Como ya saben cómo es y ha admitido haberla dejado tirada, parece que un puñetazo es suficiente como castigo. Y no olvidemos que es el único que conoce la ciudad por la que se mueven.
Siguiendo con el foco en Maggie, este episodio también sirve para volver a subrayar con amarillo fosforito lo mucho que ha cambiado. Lo vemos especialmente con Gabe, que regresa para pedir ayuda, y acaban dejando que muera ante sus ojos sin mover un sólo dedo. Bueno, Alden parece intentarlo un rato porque ahora que su nombre ha llegado los créditos de inicio ha conseguido tener un rol específico en el grupo: la conciencia (aunque esos personajes nunca terminan bien).
Es curioso como Maggie se enfada porque pedía una ayuda que no le brindaron y luego es ella la que se niega a salvar una vida. Cierto que Gabe es insoportable y que probablemente gastarían una munición que no tienen porque el propio crío se la había robado, pero aun así, parece dibujar claramente una Maggie más brutal. Lo último que Gabe le dice a Maggie es liar, misma frase que dice el Gobernador antes de cortarle la cabeza a Hershel. ¿Casualidad?
En el metro no termina la cosa ahí, porque se empeñan una y otra vez en dar tiempo en pantalla a Daryl en solitario. Si el personaje de Norman Reedus no es muy locuaz, y le cuesta seguir el ritmo interpretativo porque se limita a soltar gruñidos, de nada le sirve compartir pantalla con el perro. Angela Kang, la showrunner de la serie, justifica este descubrimiento de la guerra de clases que se vivió en el metro por la importancia que van a tener las clases en la temporada, pero no es la primera vez que vemos este tipo de escenarios (en la cuarta temporada, Daryl y Beth visitaron un club de golf con el mismo tipo de problema). Creo que la serie confía demasiado en el amor incondicional que le tenemos a Daryl, pero lleva sin darnos un contenido realmente relevante más de tres años.
Y mientras algunos veteranos patinan, algunos de los novatos han encontrado su ritmo y están imparables. Miss Yumiko no puede ser más guay de lo que ya es. Es inteligente, valiente y ha empezado a explotar un carisma que no creíamos que tenía. La escena con los robots burocráticos de la Commonwealth vuelve a ser una delicia. Es tal el baño argumental que les da que se gana un café y el billete de entrada a la nueva comunidad. A Princess parece servirle su labia porque también entra fácil y Ezekiel es el primero de ellos en desaparecer, probablemente por mostrar agallas ante Marcel.
El caso de Eugene es más complicado. Parece mentira que el único que tenía un motivo real para entrar sea al que más le cueste, pero es que por muy romántica que sea su historia con Stephanie, no deja de parecer una broma. Pero nuestro falso doctor favorito se abre en canal, les habla de Stephanie, de lo mal que se le ha dado el amor siempre y termina confesando entre lágrimas que es virgen. Todo el arranque emocional de Eugene le hace ganarse un puesto en la Commonwealth que viene con encuentro con Stephanie incluido. Esperamos que les vaya muy bien, y esperamos que Yumiko termine por encontrar a su hermano, pero ¿cómo se unirá esta trama a la que están viviendo en Alexandria?
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