Arrancamos el año con el primer "gran estreno" de Netflix: Caleidoscopio (Kaleidoscope). Esta miniserie de 8 episodios llega con una historia no muy original en cuanto al contenido pero que sí permite un giro a la hora de consumirla. Los episodios de la serie (que reciben nombre de colores) se pueden ver en cualquier orden, siempre y cuando dejes el blanco para el final.
Esta fórmula de consumo permite a cada usuario experimentar la serie de manera única, y es que el propio orden de los episodios es diferente en cada perfil. Eso sí, puedes optar por el orden recomendado para un fácil consumo o por el cronológico para no perder el hilo. Nosotros hemos decidido confiar en el juego y hemos visto los episodios en este orden: Violeta, Azul, Verde, Amarillo, Naranja, Rojo, Rosa y Blanco.
La serie cuenta la historia de un atraco que lleva 25 años cultivándose. Al más puro estilo de la saga de los Ocean's o de La Casa de Papel, Leo Rap (Giancarlo Esposito, Breaking Bad) reúne a una serie de individuos para que le ayuden a vengarse de Roger Salas (Rufus Sewell, The Illusionist). Entre los miembros más destacados de la banda, nuestra Paz Vega, que se mete en la piel de Ava Mercer, una abogada y experta criminal que es la mano derecha de Rap.
Una vez superada la gracia del orden de los episodios, la historia escasea de factor sorpresa. Siete episodios de preparativos con algo de contexto y un episodio (el blanco) en el que nos muestran cómo ha ido el atraco. Pero ese último episodio en el visionado no es el final de la historia. El desenlace ocurre en el Rosa, que transcurre seis meses después del atraco (y que nosotros hemos visto en penúltimo lugar) y el arranque de la historia ocurre en el Violeta (Veinticuatro años antes del golpe).
Los colores no aportan mucho, los showrunners dicen que se debe a que el blanco es el resultado de mezclar todos los colores, pero a nosotros nos parece una forma de categorizar los episodios sin crear mucho batiburrillo. Podrían ser letras o números, pero darían pie a errores en el orden de consumo, así que los colores son lo suficientemente arbitrarios. ¿Qué pensáis vosotros?
La gracia de verlos de este modo radica en que vamos atando cabos de la historia a nuestra manera. Lesiones, relaciones, orígenes que se entremezclan para crear un relato que lamentablemente no permite que se genere conversación en redes sociales. Que cada uno pueda ver la serie de una manera no nos permite comentarla sin temor a los spoilers por no coincidir en el relato con el resto. Hasta que no se ven todos, no tiene sentido hablar con nadie. Y eso es un gran hándicap hoy en día.
De todas formas, la serie funciona perfectamente para entretener y se presta a los maratones que busca Netflix con sus series. La historia tiene la suficiente tensión como para enganchar y construir el puzzle puede ser más o menos divertido. Una pena que no todos los episodios tengan el mismo nivel, y que algunos como el Rosa parezcan apresurados y un pelín improvisados. Pero sin duda, merece la pena echarle un vistazo en este arranque del año.
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