Siendo sinceros, me estoy forzando a escribir este artículo. Llevo en pie desde muy temprano y, the drama, aún no me he sentado (tumbado) a ver series. El problema es que no puedo evitar sentirme culpable conmigo mismo y con los pocos lectores de este, nuestro blog, por no escribir otra cosa que noticias y recaps (a los que llamamos spoilers porque, en el fondo, lo son, pero gracias a todos por las aclaraciones). Vale que este el fin fundamental del blog, pero lo suyo sería que pudiera escribir sobre otros temas relacionados con el mundo seriéfilo, como voy a hacer ahora mismo. Claro está, que un servidor, como se puede observar, no es periodista, y su agenda de temas es bastante reducida. Es lo que hay, de momento.
Hace un mes, cuando organizaba la agenda del mes de enero, comenté que con anterioridad había seguido Skins y que, posiblemente, no volvería a verla con los mismos ojos por los conflictos generacionales que había (y hay) y, por tanto, que tal vez ni siquiera me molestara en ver la nueva temporada. Sin embargo, al llegar la semana del estreno (este jueves 27 en E4) me ha dado por pensar que, por qué no, voy a volver a ver Skins como si tuviera dieciséis años. Está claro que a estas alturas de mi existencia, aunque siga siendo lo que mi abuela llamaría un muchacho, toda la dinámica adolescente de Bristol no me va a llegar tan hondo como si volviera a tener esa edad. Sexo, drogas, muertes, amores y desamores, conflctos familiares, música alternativa, raves desenfrenadas... sin dármelas de versado, todo eso ya lo he visto; y soy tan consciente de ello como los mandamases de la serie: por alguna razón, planearon dos temporadas por cada generación, para que cada dos años otro grupo de adolescentes se acercara y se absorbiera por un grupo ficticio de amigos de la misma edad que, sin duda, llevan una vida demasiado descontrolada como para ser verídica y demasiado peligrosa como para no ser atrayente.
Y si es así, ¿por qué la voy a ver, o al menos intentarlo? La razón es demasiado fundamental: porque veo series. Es una declaración estúpida y, en cualquier caso, un tanto abstracta, pero creo que muchos la entenderán. No he podido evitar fijarme en que la inmensa mayoría de la blogosfera seriéfila sigue series similares, por no decir las mismas, a las que seguimos aquí. Series variadas, de diversos temas, objetivos y resoluciones. ¿Acaso las series, como tantos otros productos, no se hacen para captar a un determinado target de público? ¿Acaso no hay series para jóvenes y otras para no tan jóvenes? ¿Para hombres y para mujeres? ¿Tal vez (los seriéfilos) estamos rompiendo las normas, ya no solo desde el punto de partida de que vemos cuando no nos toca ver, sino que además vemos lo que en un principio no se pensó para nosotros?
Supongo que cada uno tendrá su propia respuesta a esta pregunta y, también supongo, muchas personas se plantearán probar de nuevo con la revolucionaria (ante todo) serie de la E4, aunque tal vez como yo, piensen si no son demasiado mayores como para ver a unos críos jugando a ser adultos. Pero al fin y al cabo, volver a ver Skins ya no tiene que ver con la edad que tengas, sino con las ganas con las que te gusta seguir una historia, ver televisión y disfrutar de un rato de ficción que, aunque les duela a algunos estadounidenses (véase conflicto Skins US), no le hace daño a nadie.
Filosofía seriéfila (I): Conflictos generacionales
24 de enero de 2011
Yo veo todo tipo de series, desde Mujeres Desesperadas (que podría considerarse más enfocada al público femenino) a The Good Guys (justamente lo mismo, pero al público masculino), pasando por la ciencia ficción de Fringe, hasta la comedia de HIMYM, y etc...
ResponderEliminarAsí que diría yo que sí, que al menos nosotros estamos rompiendo el molde, aunque de momento nosotros somos un minoría.
martinyfelix Sí, si es que la cuestión es ver series por pasar un buen rato. En el fondo qué más dará si la serie es "para chicos" o "para chicas" o para niños y adultos, si el objetivo es disfrutar. Gracias por pasarte!
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