Aunque hace semanas que terminé de ver Six Feet Under he esperado todo este tiempo para terminar de hacer el repaso a la serie que he estado realizando todo el verano. Primero, porque me he tomado un tiempo muy necesario de vacaciones; segundo, porque no es sencillo enfrentarse a escribir una despedida a los Fisher, ya que aunque para el público general dijeron adiós hace seis años, el que la haya visto entenderá que hacer frente al final de la serie no hace tan fácil dejar escrita una elegía, ni antes ni ahora. Six Feet Under es una serie prodigiosa que lleva al espectador al límite forzando sus sentimientos y su forma de ver la vida y la muerte de una manera devastadora. Despedirse de todo ello es complicado.
La quinta y última temporada de la serie se coloca al nivel de sus predecesoras. Grande, única, desoladora, el broche perfecto para la obra de arte que es la serie de Alan Ball. Una increíble metáfora sobre la vida y la muerte desde el punto de vista de unos personajes ambiguos y nada idealizados, los Fisher.
Como siempre, cuidado con los SPOILERS.
Como siempre, cuidado con los SPOILERS.
Nate
Uno de los grandes problemas de Six Feet Under, como he dicho, es la ambigüedad de sus personajes, que pueden ser queridos y odiados al mismo tiempo. Pero no es el caso de Nate Fisher. Entender su personaje, sus actos y sus reacciones es muy difícil y por esa razón únicamente al final de la serie comienzas a aceptar su conducta, aunque gran parte de esa condescendencia sea por lástima y no por puro entendimiento. La sensación que ofrece Nate a lo largo de toda la serie es de una persona que es incapaz de contentarse con lo que obtiene y que en vez de luchar por ello o incluso de aceptar lo que le ha tocado por derecho propio se rebela contra los demás culpándoles de su infelicidad.
En esta quinta temporada, Nate se casa con Brenda, que está embarazada, y pierde a su bebé, haciendo peligrar la falsa estabilidad de su matrimonio. Ni siquiera quiere otro bebé, sino que se contenta con Maya, la hija que tuvo con Lisa, por eso no se entusiasma cuando Brenda vuelve a quedar embarazada, reacción que sigue corroyendo su relación con su mujer. Más tarde establece una estrecha relación con su hermanastra Maggie, conexión que es imposible ver con buenos ojos desde el principio y que obviamente iba a tener un desastroso final. Esta relación crispa los nervios, deja aflorar el odio y provoca rencor ante Nate y su modo de destrozar su propio papel en la serie.
Es muy complicado para el espectador no juzgar este egoísmo y narcisismo pero, cuando por fin fallece, en cierto modo conectas con el personaje. Aunque estuviera engañando a Brenda con Maggie, cuando regresa su malformación arterial (AVM) y le da un colapso que le lleva a la muerte comprendes que Nate es la clave de la serie, y que precisamente esa ambigüedad en el papel del protagonista es otra de las grandezas de Six Feet Under, que coloza a un personaje insortablemente humano a la cabeza de su reparto. Después de su fallecimiento, el resto de Fishers tienen que continuar sus vidas y estos últimos capítulos antes del gran final son pura magia en la que Nate, aunque muerto, es la clave de todo.
Brenda
Nate y Brenda están hechos el uno para el otro, no cabe duda. En realidad, ambos son infelices con lo que tienen y comparten juntos pero mientras que Nate se rebela contra esa situación, Brenda la acepta aunque su infelicidad y amargura salpiquen a todos los que la rodean (por ejemplo, su nueva amiga Jackie -Anne Ramsay). Después de un perturbador pasado quiere compartir su vida con Nate, sentar cabeza y tener hijos pero cuando descubre que su nuevo marido no parece tan convencido por sus sueños como ella, la mujer se desmorona y su rabia la sufrirán todos sus allegados.
Brenda se centra en su profesión como psiquiatra, en su nueva amistad con Jackie, en Maya (a la que le quiere contar la verdad pero Nate se opone) y a su nuevo embarazo, que llevará prácticamente sola. Su futuro hijo podría desarrollar alguna enfermedad congénita y Brenda se niega a una amniocentesis, lo que sorprende a Nate. Si su marido no parecía del todo feliz con el nuevo embarazo de su mujer, el que su futuro hijo pueda padecer una enfermedad le atrae mucho menos. Por si fuera poco, ve un claro peligro en la relación de Nate con Maggie, y el que su marido parezca atraído a la religión de ésta, los cuáqueros, le gusta mucho menos. Al final, sus miedos se volvieron reales y cuando Nate muere ella se encuentra sóla en el mundo, llena de rabia y miedo y con la única compañía de su enfermo hermano Billy y Maya, la hija de Nate que Ruth pretende cuidar. Aunque finalmente parece encontrar la paz en su vida, Brenda es las que sufren más desdicha con la muerte de Nate, como es lo normal.
Como curiosidad, Rachel Griffiths estuvo embarazada durante la grabación de la temporada y cuando se filmó el parto de Brenda, tres días después la actriz dio a luz a su propio hijo.
Ruth y George
Posiblemente me llaméis exagerado por decir esto pero Ruth Fisher es de los mejores personajes que he visto nunca en televisión, y la quinta temporada de Six Feet Under es solo una muestra de ello. En la revisión de la vida misma que hace la serie, Ruth es el ejemplo más dolorosamente humano (al mismo tiempo que el ejemplo más dolorosamente maternal) y sin duda el más deprimente y triste. Es la imagen de la viuda solitaria, la madre abandonada y la mujer deprimida. Cómo encara la quinta temporada y todo lo que se le viene encima es devastador.
Primero está George, su marido con varios y severos problemas mentales de los que la Fisher no tenía idea alguna. Aunque George haya recibido tratamiento psiquiátrico queda muy claro que lo que antes era una salvación para la mujer repentinamente se ha convertido en una carga. Quiere a George, por supuesto, pero desea vivir y ser libre, algo que no podrá tener con su marido a su lado. Por esa razón le organiza una vida nueva en la que George no tendrá que preocuparse por nada, pero una vida en la que ella no estará presente: el primer acto de egoísmo de esta mujer en toda la serie. George descubre lo que Ruth pretende y lo entiende, por lo que rompe con ella. De hecho, George parece haber encontrado otra mujer con la que casarse, a la que Ruth avisará inmediatamente del estado mental del hombre.
Por otro lado está la muerte de Nate. Una madre no supera fácilmente la muerte de un hijo pero mucho menos cuando ni siquiera está presente en esos momentos. En un acto de rebeldía, la mujer se marcha de acampada con Hiram, su antiguo amante, y no se lleva ni un teléfono. Cuando regresa, consciente de su error, recibe la horrible noticia y no para de culparse a sí misma por lo sucedido. Por último, se enfrenta a Brenda convencida de que su nuera no podrá enfrentarse a cuidar sola de Maya y de su nueva hija, Willa. Cree que ella debería cuidar de la hija de Nate pero al final acaba cediendo y dejando que la viuda de su hijo se haga cargo de ella.
Sin marido, sin hijo, sin nieta, sin funeraria y sin una hija que se marcha. Así acaba Ruth, sola. Aunque se reconcilia con George decide no volver con él y se marcha con Sarah y con Bettina, aunque seguirán juntos hasta su muerte.
Claire
Sin duda, el personaje que sale mejor parado en la última temporada de la serie es Claire. La joven Fisher, rebelde e inconformista que conocíamos se fuerza a sí misma (al mismo tiempo que es forzada por su entorno, su familia y en definitiva por los que la rodean) a crecer, a madurar y a convertirse en una persona completamente distinta. Abandonar la academia de arte y comenzar a vivir con Billy Chenowith, al principio un idilio romántico y artístico, se convierte de la noche a la mañana en una pesada losa de la que tendrá que huir por todos los medios. Tarda bastante en comprender el error de su forma de vida a pesar de que Ruth insiste en que la joven haga algo consigo misma, consejo que la joven (como todos los jóvenes, en realidad) rehúsa aceptar de su propia madre, sobre todo cuando ésta se niega a darle su herencia hasta que cumpla los 25 años, para que no desperdicie el dinero.
La cruda realidad se enfrenta a ella cuando descubre que Billy no es el compañero de vida que había deseado. El hermano de Brenda vuelve a abandonar la medicación y se transforma en el loco enfermo que hemos visto en sus peores momentos. Claire le abandona pero la madre del chico, Margaret, (Joanna Cassidy, Blade Runner) intenta convencerla para que no lo haga. Dando un cambio radical, la chica busca empleo por primera vez y acaba en una empresa rodeada del típico grupo de personas que no soportaría en un primer momento. No obstante, la chica comenzará a sentirse cómoda en ese lugar y con esas personas que repudiaba, e incluso conocerá a Ted (Chris Messina, Damages), un abogado completamente distinto a ella pero que cambiará su vida.
Pero cuando prácticamente había olvidado su vida anterior, dos eventos le devuelven a ese pasado: primero, una reunión con su antigua pandilla (Russell, Anita y Jimmy) en la que descubrirá que no se ha perdido absolutamente nada desde que les abandonó; y segundo, una oferta de empleo para ser asistente de un fotógrafo en Nueva York. No obstante, cuando decide dar ese paso Nate fallece y ella únicamente encuentra apoyo en Ted.
Los últimos momentos de Claire con su familia son de lo mejor que ha dado la serie. Claire recibe la noticia de que no podrá recibir el empleo en Nueva York pero, impulsada por lo que "Nate habría querido", decide hacer ese viaje y dejar atrás su casa y a su familia. Aunque nunca estuvo muy unida a su madre se da cuenta de que si se va la dejará sola, algo por lo que Ruth la regaña, por ser tan tonta de no preocuparse por su futuro. También está Ted, que no podrá acompañarla y tendrán que dejar su relación. Con esta soledad y tristeza, Claire es la protagonista del final de la serie dejándonos bajo su mirada una de las mejores escenas que se hayan visto en televisión.
David y Keith
Otros que sientan la cabeza esta temporada son David y Keith. Su relación ha llegado a otro nivel y ambos piensan en tener un niño, pero no tienen muy claro cómo quieren conseguir que ese sueño se cumpla. Por un lado, temen que su hijo se parezca a los del jefe de Keith, Roger (Matt Malloy), debido al tipo de ambiente familiar en que éstos se crecieron; por otro, discuten sobre cómo obtenerlo: mientras que David prefiere la adopción, Keith desea una madre de alquiler. E intentarán conseguirlos por ambos métodos.
Primero lo intentan con una madre de alquiler, ya que la adopción es más complicada debido a los antecedentes de ambos. David le pide sus óvulos a Claire (que rechaza la oferta, obviamente) pero más tarde encuentran a una chica, Mary (Jennifer Elise Cox, The Brady Bunch Movie), dispuesta a ser la madre de alquiler del niño pero que aunque parece haberse quedado embarazada al primer intento, resultó ser una falsa alarma. Afortunadamente, David encuentra a un niño que le llama mucho la atención y que sería un hijo perfecto para ellos, pero el problema es que este niño, Anthony (C.J. Sanders, Saved), viene con mochila: su problemático hermano mayor.
Durrell (Kendre Berry, Ned's Declassified School Survival Guide), el hermano mayor, se convierte inmediatamente en una carga y una complicación para los primerizos padres, que soportarán esta relación hasta llegar al límite. Cuando descubren que lo único que necesita el niño es saber que él y su hermano no volverán a ser abandonados, todo mejora. Lamentablemente, en ese momento muere Nate y David se hunde como el resto de sus familiares. Cuando Rico les hace la oferta de venta, él es el único que se muestra reticente pero al final acaba comprando.
En definitiva, la trama de David y Keith es mucho más relajada esta temporada y favorece una despedida muy tranquila de ambos personajes. Cómo se desarrollan las cosas en su hogar y cómo llevan la relación con sus nuevos hijos da lugar a escenas muy divertidas y a encarar momentos del pasado que necesitaban ser resueltos (la rabia de Keith y la sumisión de David, especialmente). Los niños les convierten en mejores personas y ese es el mensaje que esta temporada se ha querido lanzar a través de estos dos personajes.
Rico y Vanessa
Como en la temporada anterior, en ésta Rico e incluso su mujer, Vanessa, tuvieron una trama compartida bastante amplia. Lo característico de ésta es que la base de su historia es completamente normal, alejada de la excentricidad de los Fisher. Su ruptura y reconciliación dan pie a una historia que pretende mostrar cómo se puede narrar un relato completamente normal sin alejarse de la crudeza de la serie. El cómo la mujer va cediendo ante Rico tanto por las presiones de éste como por su propia necesidad es entretenido y da pie a curiosas historias (la de la niñera, la del colegio, etc.).
Hacia el final de la temporada, una vez que la pareja vuelve a reunirse, la influencia de Vanessa en la ambición de su marido se hace patente, y éste exige a sus socios de la funeraria que les compre su parte para que así el embalsamador pueda comenzar su propio negocio. No sería justo culpar a este matrimonio del final de la que antiguamente se llamaba Fisher & Sons, pero es indudable que tuvieron mucho que ver en ello aunque finalmente se convirtieron en más una ayuda que una carga, salvando a una familia que ya no estaba interesada en el negocio de los difuntos. No obstante, la actitud de los Diaz es muy reprochable en los momentos finales y su despedida no deja un buen sabor de boca.
El Final
No puedo cerrar el repaso a la serie sin hablar de una de las principales razones por las que se ha convertido en producto de culto, su final.
Concluir una historia sin caer en obviedades es una tarea muy complicada, y es que el público exige finales felices y tranquilos donde todos los personajes encuentren su lugar y un destino tan apacible que el espectador ya no tiene necesidad de seguir siéndolo; pedimos, en definitiva, finales de los somos capaces de despedirnos. No obstante, estaba claro que Six Feet Under no iba a decir adiós tan fácilmente y consiguió, una vez más, poner al espectador en una trituradora emocional.
Se le puede acusar de cursi, ñoño e incluso de efectista y manipulador, pero el epílogo de Six Feet Under consigue su objetivo y cumple con las premisas de la serie. La muerte es el punto de partida de la historia de los Fisher así como la muerte es su destino y su final. La vida es la carretera que toma Claire, vacía y llena de caminos y opciones, pero tiene un destino claro y cierto: nuestro propio final. Esta revelación, contada desde las escenas del fallecimiento de todos los personajes de Six Feet Under, machaca el corazón pero es completamente coherente con la serie (basta ver la promo de la quinta temporada, justo debajo) y, desde mi punto de vista, hasta es terapéutico. La muerte no tiene ninguna connotación desde esta perspectiva y deja al espectador decidir cómo tomarse esa verdad, si con optimismo por haber vivido plenamente una vida o con fatalidad por la cruda realidad que conforma. En definitiva, una secuencia brillante y lacrimógena que no podría dar término de una forma mejor a una gran historia como Six Feet Under.
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Recordad que podéis leer los demás artículos sobre las temporadas anteriores:
- Temporada 1: Conociendo a los Fisher
- Temporada 2: Revelando a los Fisher
- Temporada 3: Devorando a los Fisher
- Temporada 4: Retratando a los Fisher
Nunca me cansaré de leer articulos sobre el final de Six Feet Under, me parece una serie tan redonda, tan especial de principio a fin que me es imposible resistirme a leerlo todo. Y ese final, ay qué decir de él, para mi es perfecto, y a dia de hoy, vista ya una y mil veces me es imposible no llorar como el primer dia que lo vi. Enorme!
ResponderEliminarSaludos!
Gracias por pasarte y por leerte el tochaco que he dejado. Yo el final no puedo volver a verlo de momento, me da mucha pena. ¡Saludos!
ResponderEliminarYo también vi toda la serie este verano y toda ella, en general, me ha encantado. Y el final me pareció una maravilla, leí a alguien calificarlo de una manera que me parece muy acrtada, que es que ese final es auténtico "terrorismo emocional" y no puedo estar más de acuerdo. En fin, una gran serie que nadie debería perderse.
ResponderEliminarSerra, lo de terrorismo emocional es muy acertado, pero creo que vale para toda la serie. Qué destrozo sentimental! Saludos y gracias por pasarte :)
ResponderEliminarNunca había visto la promo de la 5ta temporada de six feet. es, (y disculpame las mayúsculas) ESPECTACULAR, es increíble como te adelantan tanto y a la vez no te adelantan nada. Six feet como no podía ser de otra manera, te convertía un avance de temporada en una mini obra de arte perfectamente equilibrada y orquestada.
ResponderEliminarSix feet es sin ninguna duda la mejor serie que he visto en mi vida, y no creo que puedan superarla.
De tan solo pensar que hoy nos quieren vende productos infinitamente inferiores como GoT o TWD, o el mismísimo alan Ball ofreciendo esa porquería fantasiosa de T me agarra nostalgia.
Sin palabras.