En televisión, cuando un novedoso formato propuesto por una cadena consigue éxito y notoriedad es inevitable que el resto de partícipes del mercado televisivo se expriman el cerebro buscando un producto que pueda competir con la triunfante primicia. El riesgo es altísimo: hay pocas cosas más peligrosas para una serie que apestar a rancio y podrido; el público, aún con su necesidad de asimilación de esquemas tradicionales, busca frescura en los nuevos productos y tratar de digerir una serie con sabor a copia puede provocar una indigestión en las audiencias. El éxito está amparado en acogerse bajo el seno de un formato pero ofreciendo una idea de frescura y vanguardia, basta observar el mercado de comedias románticas para darse cuenta de las sutiles diferencias que hay entre una y otra. Lo mismo pasa con los realities, con las dramedias femeninas, con los procedimentales policiacos, con las nerd sitcoms y hasta con las series de época. No obstante, hay que apuntar a una obviedad clarísima: por muchos parecidos que tengan, nunca pueden ser iguales.
La razón de esta reflexión viene a explicar el por qué no hay que anteponer ante un nuevo producto la acusación de plagio y vulgar cuando éste comparte con otro, previo y exitoso, detalles tan plausibles como la localización histórica. Las comparaciones son odiosas, siempre, sobre todo cuando se fundamentan en objeciones tan intrascendentes como éstas, y el ejemplo más claro es el de la reciente producción inglesa The Hour, llamada "la Mad Men de la BBC" por el simple hecho de que se desarrollan en la misma época de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta del siglo XX. Es inevitable el que haya parecidos en el estilo, en la ambientación, en la música y hasta en el lenguaje; se trata de dos producciones que se desarrollan en periodos similares y es de sentido común que compartan ciertos aspectos. Lo preocupante es, sin lugar a dudas, que se haya tardado cuatro años en dar pie a series que encajen temporalmente con la exitosa producción de AMC cuando a nadie parece perturbarle que todas las temporadas tengamos alrededor de cinco nuevas producciones sobre un equipo de policías, abogados o médicos. Extraño, ¿o no?
Las similitudes de The Hour con Mad Men terminan aquí. La serie de la BBC nace en junio de 1956, poco antes de la Crisis de Suez a finales del mismo año. La miniserie, de tan solo seis capítulos, creación del escritor Abi Morgan (Sex Traffic), con Coky Giedroyc (Oliver Twist) en la dirección y co-producción, y protagonizada por Ben Whishaw (Perfume: The Story of a Murderer), Dominic West (The Wire) y Romola Garai (The Crimson Petal and The White), nos permite ser testigos de la creación de un programa de noticias en vivo de la BBC al mismo tiempo que observamos el desarrollo de un triángulo amoroso entre los protagonistas, los cambios de la época y la investigación de unos misteriosos y peligrosos crímenes. Aunque el primer capítulo deja bastante que desear, la serie evoluciona inmediatamente después en una secuencia de tramas llenas de misterio que no tienen nada que envidiar a los mejores ejemplos del film noir; conspiraciones, espías y ante todo la fuerte química entre los personajes principales dominan la producción. De momento, con cuatro capítulos emitidos, The Hour es uno de los mejores platos de este verano.
Pero The Hour no es la única serie reciente que comparte época con la serie de Don Draper. Lo mismo se podría decir de la aburridísima producción canadiense The Kennedys que al final logró emitirse en la estadounidense ReelzChannel (Kennedy, sin ir más lejos, es un nombre de gran relevancia en Mad Men). Parte de la adaptación de la novela de William Boyd Any Human Heart para Channel 4 también transcurre en el Nueva York de finales de los cincuenta. En 1963, tan solo un año antes que en el que se ha quedado la cuarta temporada de Mad Men se sitúan dos próximos estrenos de este otoño: Pan Am (ABC) y The Playboy Club (NBC), el primero sobre la legendaria compañía aérea y el segundo sobre el orígen de las conejitas más famosas del mundo. Incluso según muchos críticos de The Hour por su localización histórica podríamos acusar a Mad Men de copia de American Dreams, ya que la serie de la NBC (2002-2005) estaba ambientada en los sesenta y donde el asesinato de JFK también tuvo su relevancia. E incluso si nos ponemos más quisquillosos, en los mismos años en los que se ambienta Mad Men también estaba basada I'll Fly Away (NBC, 1991-1993), y anteriormente Happy Days (ABC, 1974-1984). Aunque, obviamente, ninguna de estas series tienen relación más allá de la coincidencia histórica.
¿Podemos lanzarnos a menospreciar, sin ir más lejos, los próximos estrenos de este otoño, Pan Am y The Playboy Club tan solo porque parecen beber del éxito de Mad Men al igual que se ha hecho con la miniserie de la BBC? ¿Es justo acusar a una serie de inspirarse en un tema de moda o hay que aplaudir la idea aunque ésta llegue con años de retraso? Aunque no cabe duda de que muchas cadenas pecan de oportunistas (especialmente las grandes networks) reciclando una y otra vez los mismos conceptos manidos de éxito a.k.a. sitcoms románticas, ¿no sería correcto dar una oportunidad a todo producto para que demuestre su valía? Es muy difícil no amparse en la comparación, especialmente con determinado tipo de propuestas (nuestro artículo de Estrenos es un claro ejemplo de lo que estamos hablando), pero al igual que The Hour ha demostrado su excelencia, cualquier otra serie puede llegar a sorprendernos, a pesar de los prejuicios que puedan nacer de su argumento inicial.
Sobre las comparaciones de The Hour con Mad Men también reflexionan Quinta Temporada y MacGuffin. Recomendamos sus artículos sobre el tema.
Un artículo con buenos argumentos a favor y en contra de los "parecidos razonables". En la ficción televisiva podríamos remontarnos todo lo que queramos. Siempre encontraremos referencias.
ResponderEliminarEl cine de los 50 y los 60 es a menudo edulcorado o se aleja de la realidad del momento. No me extraña que exista entre los espectadores un ansia por conocer la época con la perspectiva adecuada.
Bienvenidas todas las revisitaciones... si cada una aporta una mirada de autor a la época.
Muchas gracias por pasarte, jmelendezmartin. También creo que es lo correcto, e incluso lo preferible, ver todo tipo de versiones acerca de una misma época histórica; no por ello se trata de copias y es un método útil para conocer esos años. ¡Saludos!
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