Si me preguntaran qué es lo que voy a hacer esta noche, justo después de terminar este breve artículo y de cenar algo después de haber estado doce horas fuera de casa, mi respuesta sería contundente: ver series. Esta sentencia tan rotunda puede resultar sencilla para algunos, irrelevante para otros tantos pero confusa para muchos de los que váis a leer estas líneas. Porque no es, en absoluto, nada simple.
Porque esta noche tengo pensado ver, con toda seguridad, el regreso de The Good Wife y el nuevo episodio de Breaking Bad, pero no tengo claro si me va a dar tiempo a ver el estreno de Pan Am antes de caer rendido. Me encantaría ver Boardwalk Empire porque es una serie que me apasiona pero sé que la disfrutaría más viéndola del tirón aunque me haya comprometido a comentarla todas las semanas aquí (que esa es otra); decisión similar a la que tomé con Downton Abbey, que me mata de curiosidad ver su segunda temporada pero que decidí dejarla para cuando termine. E incluso me encantaría ver la noche de animación de la Fox, especialmente The Simpsons y Family Guy porque me hacen pasar un buen rato a pesar de que a veces sean algo repetitivos y además eso me acabaría enganchando toda la temporada a ellos, algo que no deseo.
En estas fechas de caos televisivo, con multitud de estrenos tanto de nuevas series como de nuevas temporadas, que además conviven con otras series que afrontan sus respectivos sprints finales y tantas otras series que, acabadas o no, muchos comenzamos o continuamos viendo por los motivos que sean, cabe hacerse una pregunta. ¿Por qué veo (tantas) series? Otra pregunta nada sencilla y a la que cada uno puede o debería poder dar una respuesta, pero que seguro necesita un momento de reflexión para la mayoría de vosotros. Yo apenas tengo una explicación a mi situación personal más allá de un bobalicón "porque me gusta", aunque siempre podría añadir lo de "porque tengo un blog de series" (que a fin de cuentas suena parecido) o el algo preocupante "porque me siento empujado a ver tantas series", una mezcla de las dos primeras.
Quién sabe si es por esta Era del mundo virtual y globalización, la facilidad de acceso a todo tipo de contenidos o en red o porque simplemente está de moda ver series (y recordad, desde este último aspecto estaríamos hablando de una burbuja por explotar), pero cada día somos más los que añadimos a nuestra definición personal el adjetivo de seriéfilo. Una vez más, cada uno que se considere como tal puede definirse en términos de esta palabra, pero lo que está muy claro es que el que se considere un seriéfilo hoy en día no lo tiene nada fácil. De hecho, hoy mismo discutíamos en Twitter no especialmente sobre qué series habíamos comenzado a ver esta temporada sino las series que teníamos que dejar de ver por falta de tiempo. Entonces, la pregunta anterior se vuelve incluso más complicada: ¿por qué veo tantas series si no puedo verlas? Es decir, ¿dónde está nuestro límite?
Puede que la pregunta resulte algo ofensiva, aunque en ningún momento está formulada con esa intención, pero para ilustrarla voy a poner un ejemplo personal que seguramente sea bastante claro. De crío, con 10, 11, 12 años aproximadamente, devoraba los libros. Leía a todas horas, hasta en los recreos del colegio. Los libros no me duraban nada, los leía de tres en tres y, cuando los terminaba, pasaba a otros. Un día me preguntaron: ¿de qué iba ese libro? Y no pude expresar nada más allá de lo que estaba escrito en la sinopsis de la contraportada. Aunque con esa edad mi capacidad de expresión oral no era nada formidable, tenía que pensar con ahínco sobre lo que había leído, pero la única sensación que tuve era que, efectivamente, lo había leído, sin más. Pero no lo había disfrutado o, al menos, no del todo.
Está claro que hay algunas series que no dan mucho que pensar, que sirven para alegrarnos el momento o para mantenernos entretenidos durante su exhibición, y seguro que todos tenéis un ejemplo en mente para cada una de ellas. Pero hay series que, tal vez, exige una mayor atención, que tratan de comunicarse con el espectador, que tratan de hacernos pensar y reflexionar. No son ni mejores ni peores, todo depende de las expectativas que tengas en lo referente a un producto audiovisual, pero como espectador deberías ser capaz de poder deleitarte con ellas, de imbuirte en su serialidad, en sus personajes, en sus historias, ya sean sitcoms casposas o dramas históricos de cable. Las series, en mayor o menor medida, están hechas para hacernos disfrutar.
Entonces, si no todos no tenemos la fortuna de disponer de horas y horas para ver series, ¿no sería lo más inteligente tratar de enfocarnos en lo que nos hace disfrutar y no sufrir porque no podemos disfrutarlo todo? ¿ver lo justo para divertirnos y olvidarnos de lo que, de primeras, no merezca tanto la pena? Y hablo hacia espectadores, no bloggers (porque ahí todo se vuelve más complicado). Entiendo que es una cuestión complicada pero también entiendo que merece una reflexión.
en mi caso... me entra como un nerviosismo dentro si veo que gente ve series y les encantan y yo no las veo ajajaj sé que suena estúpido, pero muchas veces he empezado a ver series solo porque veo que a la gente les gusta y hablan de ellas. y tengo que verlas al día (la mayoría) para no enterarme de cosas (spoilers) y poder comentarlas con la gente.
ResponderEliminarPor qué tantas? Porque son un p. vicio xD
Y tranqui, yo sigo haciendo lo mismo con los libros y MÁS con las películas. Es como una adicción a consumir entretenimiento y para olvidarme por un momento de la vida real xD
es lo que has dicho, si no las veo, sufro. qué mal, qué mal... me lo tengo que plantear xD
ResponderEliminarEsta es, entre otras, la razón de la que alguna de las series me la vaya dejando para que sea una de mis "series de dormir". Véase Dexter, que sólo me la veo a temporadas enteras. Por poner algún ejemplo de series que se emitan ahora. O Supernatural, for example.
ResponderEliminarLuego están las series para ver cuando tienes un rato, que son en su mayoría las sitcom y animaciones, como pueden ser HIMYM o Family Guy.
Y por último las series ya acabadas que tienes de reserva, que, o bien porque te apetece de repente, o bien porque las de los otros grupos se te han acabado, te pones a ver poco a poco (o del tirón).
Te digo esto en mi caso y mi experiencia desde hace años, pero tienes toda la razón del mundo con lo que pones.
BTW, yo también devoraba/devoro los libros y no me ha pasado nunca lo de la sinopsis... me entero de todo, los disfruto y tal y cual...pero nunca he sido ni seré capaz de hacerte un resumen de un libro bien hecho... es así. Si me ha gustado y sé que te va a gustar... te lo recomiendo, pero no me pidas un resumen xD
ResponderEliminarYo hago lo mismo. Veo series cuando me atraen y la gente comenta. Sin embargo tengo series de reserva que hasta ya fueron canceladas o terminadas, y las series para pasar el rato como HIMYM. Aunque tengo que admitirlo, odio dejar series por la mitad, nunca completé The Killing -.-
ResponderEliminarAnaGracia: El efecto de los que nos rodean, especialmente si son seriéfilos, es totalmente lógico, todos caemos en series que igual ni de primeras hubieramos visto. El problema es cuando tu grupo de "seriéfilos" es tan variopinto que al final te acaban recomendando de todo.
ResponderEliminarInmakia: Pero yo no me refiero a eso exactamente. Está claro que con tiempo disponible y una buena planificación puedes ver todo lo que tu quieras. A lo que me refiero es por qué consumimos todo lo que nos ponen por delante sin pararnos a ver las consecuencias de un consumo tan excesivo. Y también, sobre todo, a cómo lo hacemos. Es como ventilarse una serie de 70 capítulos en dos días: la disfrutas? Lo dudo ;)
Felipe: Al ver tantas series al final tienes que dejar alguna aparcada, es una pena y es otro motivo pare replantearte esto.
Eso amigo mío, es un maratón en condiciones. xD
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