Breaking Bad S04E13. Face Off (SEASON FINALE)

Llegó el final. Ayer, Breaking Bad se despedía de los espectadores con la finale de su cuarta temporada que, sin sorpresas, guardó para sus últimos instantes todo resquicio de tensión y grandeza que aún le quedaba por mostrar. Porque si hay algo que sabe hacer rematadamente bien Vince Gilligan es recrearse en la sensación de angustia e incertidumbre de cara a los espectadores de su serie para explotar con fuerza en sus últimos momentos. Con Face Off, un grandísimo final para una enorme temporada, Walter White y compañía cerraban su cuarta entrega de capítulos, pero dejando una puerta abierta (e incierta) a la esperadísima temporada final que comenzará a grabarse a principios del año que viene. Sea como fuere, un capítulo sensacional y asombroso que ha dado término la temporada de una serie que ha conseguido la gran hazaña de conseguir casi dos millones de espectadores más que la temporada anterior. Completamente razonable, por otro lado.

Porque Face Off era el último intento de Walter de mover su ficha. O mejor, el último de su alter ego, Heisenberg, atrapado tras grandes y pesadas puertas durante toda la temporada y que pedía angustiosamente salir de nuevo a la luz para poder salvarse. Todas las dificultades que el químico ha sufrido durante esta amarga temporada llamaban a un gran movimiento por su parte, a una necesaria potenciación de esa dura faceta que nos dio a conocer especialmente en la tercera temporada y que ahora le permitiera salir con vida del devastador destino en el que se había visto enredado desde hacía tiempo. Un destino en el que se había metido por su propio pie. Un destino con nombres y apellidos: Gustavo Fring.

El hombre tranquilo, el señor de Los Pollos, el perfecto caballero al que no le tiembla la mano merece y necesita morir, y Walter no va a perder ninguna oportunidad para acabar con él. Tras el decepcionante incidente del aparcamiento, nuestro químico necesitaba encontrar a su némesis en un lugar donde este no pudiera esperar verle. Y qué mejor lugar que la ya simbólica residencia de ancianos donde está interno Héctor "Tío" Salamanca, aquel que vio como Walter y Jesse intentaban asesinar a su sobrino. Un hombre anciano, en sus últimos días que aún guarda un merecido rencor contra el químico, pero aún más contra Gus, por lo que accede a las peticiones de Walter para acabar con él. Una maniobra difícil y peligrosa pero que, afortunadamente funciona: solo hacía falta que Tío llamara la atención de la DEA (por cierto, gran instrumento la pizarra con la que se comunica con los demás) para que a su vez, también llamara la atención de Fring. Y funciona, y Walter está preparado. Y todo explota, vuela por los aires y acaba con un impasible nudo de corbata, lleno de simbolismo. Y aplaudo. Pero me lamento, porque sin Gus, ¿qué nos aguardará la serie?

Simbólico, ¿o no?

Pero aún sin el capo en sus vidas, todavía quedan asuntos por aclarar y son bastante escabrosos. Jesse, que avisó a Andrea sobre el ricino en el cuerpo de Brock es detenido por la policía para tratar de sonsacarle la verdad. Tras un duro interrogatorio así como la impotencia (aunque tampoco es que lo pidiera a gritos) de Saul para sacar a su cliente de la comisaría, Jesse es liberado pero más tarde secuestrado, esta vez por los secuaces de Gus, para ponerlo a trabajar a punta de pistola. Walter, ya sin Gus en sus vidas, no duda en apretar el gatillo sin pudor alguno contra los dos carceleros y liberar a su compañero, con el que destroza la lavandería que les ha servido de laboratorio durante todo este tiempo. Y qué escena.

Sin sorpresas, como ya suponíamos en el capítulo anterior, teníamos más que claro que Walter no era una persona que mereciera ningún tipo de compasión. Ya le hemos visto con anterioridad aproximarse a su lado oscuro, pero eso era algo que en un comienzo le causaba temor, pavor, tristeza y depresión (y si no, recordad la primera temporada). Pero Walter, o el oscuro Heisenberg, ha vivido tantos cambios que la perspectiva de acabar con un ser humano ya le deja dormir por las noches. Él solo quiere pronunciar su "I Won", él es todo orgullo y victoria. No es débil, no deja relucir su enfermedad. No le tiembla la mano a la hora de envenenar a un niño para conseguir que su compañero, que no amigo, le ayude en su lucha a la desesperada. Porque aunque no fuera acónito y sí Flor del Valle, nuestro profesor cada vez es más Mr. Hyde que Jekyll, más Heisenberg que Walter.

Pero sin Gus, ¿qué nos traerá la última temporada? ¿contra quién se enfrentará Walter? ¿un nuevo enemigo o contra sí mismo? ¿y qué pasará con su cáncer, ese que ha sido totalmente olvidado, acabará con él? ¿qué hara Jesse cuando descubra la verdad sobre su mentor? ¿qué implicaciones tendrá para Skyler saber de lo que es capaz su marido? ¿descubrirá Hank a Walter? Muchas preguntas para una sola temporada pero, lo que tengo claro desde ya es que no puedo esperar.

Por cierto, recomendamos la entrevista que le ha hecho Miriam Lagoa a Bryan Cranston para Quinta Temporada. Imperdible: si de él dependiera, la serie no se acabaría nunca.