El otro día, hablando de la CBS con unos amigos (que no es nuestro tema habitual de conversación en absoluto sino que estaba relacionado con un proyecto de investigación), me preguntaron por alguna serie de la cadena en la que se pudieran observar ciertas implicaciones políticas e incluso ideológicas con la mentalidad del propio medio de comunicación. Indudablemente, pensé en The Good Wife por los numerosos acercamientos de su trama procedimental a cuestiones y temas políticamente relevantes e incluso socialmente notorios, como aquel episodio en el que se personificaba de una manera bastante inverosímil la figura de Hugo Chávez, ejemplo que rápidamente aporté a esta conversación para demostrar la relación entre la serie y el tema de investigación de mis compañeros. No obstante, a pesar de que a mi juicio de esta serie sí se podrían obtener buenos datos y contrastaciones el mismo nombre del producto tiró para tierra, razonablemente, cualquier intención que pudiera haber por parte de mis compañeros, varones todos ellos, para darle una oportunidad ("The Good Wife, la buena esposa, pastel"). Obviando el hecho de que The Good Wife es un nombre que ha causado problemas a la serie desde sus inicios, limitando su target con su propia denominación, es lógico que a mis compañeros no les llamara la atención una serie protagonizada por una mujer, abogada, cornuda y que debe comenzar a trabajar después de que su marido sea encarcelado. La premisa de la serie estaba explicada del mismo modo que el uso que se le pueda dar en esta investigación, pero cuando me preguntaron si se la recomendaría simplemente dije que no.
Y dije que no a pesar de que es una serie que me gusta mucho, aunque su nombre también me echó para atrás en su momento, pero lo devoro todo y el "pastel" no me provoca indigestión. Dije que no porque sabía que no era una serie que les fuera a gustar a mis amigos (y porque no iban a poder verla lo suficiente antes de que tuvieran que terminar la investigación), una serie que es menos femenina que la mayoría del mismo sector pero que es una serie para mujeres, al fin y al cabo, y poco tolerable según qué personas. Porque las series tienen sexos, edades, estratos sociales, culturas, etnias e ideologías (y si queréis discutir esto, leed este artículo) y no cualquiera está dispuesto a consumir productos que demográfica y socialmente no le corresponden. Pero, y especialmente, las series están abocadas a un rango de gustos (y de modas) que van más allá de la proposición del producto y que concurren desde aspectos tan genéricos como la premisa de la serie hasta los más específicos como su cinematografía o su banda sonora; rasgos que, por cierto, están por encima de las anteriores consideraciones demográficas. En base a ello, cómo recomendar algo que sé con total seguridad que no va a gustar, porque ni mis amigos se posicionan dentro de las variables específicas de la serie ni sus gustos se corresponden con los necesarios para apreciar el producto. La recomendación o la no-recomendación de una serie tiene que seguir una lógica aplastante: por muy amplio que sea su target (que en el caso de The Good Wife es bastante amplio en comparación con una serie de The CW), no hay series para todo el mundo. Ninguna. Ni siquiera en España.
Como comentábamos el otro día por Twitter, The Good Wife es, como Fringe, The Wire, Friday Night Lights o Battlestar Galactica una serie difícil de recomendar sobre las que siempre se suele añadir un "es más de lo que parece". Y es cierto que son más de lo que parece. Avaladas por la crítica y generalmente por un ejército de aguerridos fans, su envoltorio suele opacar sus virtudes y su popularidad queda relegada a segundos puestos mientras las series dirigidas a los targets más generales (las familiares, las comedias corales, etc.) encabezan las listas de prioridades televisivas. A la hora de recomendarlas, generalmente sus fans se lanzan rápidamente a proponerlas como series imprescindibles y de visionado obligatorio y en muchos casos ven cómo los receptores de tales recomendaciones no acaban de apreciar lo mismo que ellos. No obstante, no hay mayor error que recomendar tus predilecciones presuponiendo que tus gustos coincidirán con el de la posible víctima de un sufrimiento televisivo que seguirá tus consejos (me recuerda a una profesora mía que admitió que recomendaba siempre Mad Men a todos los que le preguntaban). Se debería pensar antes de recomendar una serie en quién es la persona que pide recomendación y en los gustos que tiene, y a partir de tales datos dar una opinión. Porque no nos olvidemos, por salud social, cómo fastidia no coincidir con tus amigos en cuanto a series favoritas (en mi caso, afortunadamente, todos lo flipamos con Breaking Bad). Como siempre, comparte la seriefilia, ¡pero con cabeza!
Yo soy de la misma opinión. Estoy harto de que mis amigos se metan conmigo y dejen a la mitad el piloto de Los Soprano... En el mundo de la recomendación entran tantos factores en juego que es casi imposible encontrar un criterio trasversal para todas, dependiendo además de cada persona. Y teniendo en cuenta que nosotros somos personas y no máquinas de recomendar. Cada vez estoy más seguro de que las series que más me gustan dependen del momento en el que las he empezado a ver y las razones que me han hecho tener paciencia con ellas y ver cómo crecen....
ResponderEliminarPD: Muy interesante lo de la ideología. Yo también he pensado siempre en The Good Wife (el rollo de Diane con Hillary Clinton o el mismo punto de partida de la serie es cuando menos curioso) y Nurse Jackie (me parece una crítica incontestable al sistema médico).