Quién iba a pensar que con todo lo crítico que he sido con los comienzos de esta segunda temporada de The Walking Dead acabaría mordiéndome la lengua. Y es que tras tres soporíferos e insoportables primeros episodios por fin en el cuarto parece que la serie de Kirkman está tomando el sendero que debería tomar; un poco tarde, quizá, pero hubiera sido peor haber continuado bajo el tedio de la tensión forzada de los episodios anteriores. Como ya comenté en el primer episodio, todo se trata de expectativas en lo referente a la adaptación del cómic (cuando uno los ha leído, claro) y hasta que no se ha visto cómo las aguas volvían a su cauce natural no he podido disfrutar lo más mínimo de la absurda suspensión con la que The Walking Dead nos ha hecho sufrir anteriormente. Por supuesto, tampoco ha sido un episodio para tirar cohetes, pero del mismo modo que por fin se ha tomado el camino marcado por el cómic podemos esperar que lo que venga a continuación sea totalmente explosivo.
En grandes líneas:
- Quizás lo peor del episodio recaiga en la trama que transcurre alrededor de Rick Grimes. Lamentablemente, Andrew Lincoln me parece totalmente incapaz de aportar la seriedad y presencia que requiere el personaje y aunque se nota el esfuerzo por demostrar el liderazgo de Rick y sus intentos por encontrar la normalidad tras el accidente de Carl, no deja de darme la sensación de que lo único que puede aportar es su voz rasgada. La posición de padre cuasiperfecto que se lamenta por soltarle una mentira piadosa a su hijo (cuando le pregunta por Sophia) es mortalmente aburrida pero quizás lo más notorio es el pequeño rifirrafe que tiene con Hershel, el primero de muchos, cuando éste le dice que cuando el niño se ponga bien el grupo tendrá que marcharse.
- Hablando de Hershel, en este episodio nos dejan muy claro que hay algo que nos oculta (yo ya lo sé, ¡sorpresa!): los planos del granero y de las miradas que intercambian Hershel y su hija son delatadoras, y la revelación de que el granjero es un personaje muy creyente tiene mucho que decir sobre esto. Si quiere que el grupo se vaya no es por falta de caridad cristiana, sino todo lo contrario.
- De lo más agradecido en el terreno rosa de la serie es la trama de la hija de Hershel, Maggie, y el joven Glenn, que ya demostraron su química en el episodio anterior. Pero, obviamente, cuando ambos viajan al pueblo en busca de provisiones y la chica le pide sexo (o mejor, le ordena) sin compromiso, en plan "son nuestros últimos días, aprovechémoslos", todas las alarmas comienzan a funcionar y es que, por fin, vemos como nuestros humanos también saben disfrutar a pesar de todo lo que les rodea, aunque el sexo sea aquí una parodia de las series teen (ah, ¿que no lo es?). Veremos cómo transcurre.
- Sin duda es un poco extraña la petición de Lori a Gleen para que éste le lleve un producto de higiene femenina. Desde el principio nos podemos hacer una idea de lo que es: un test de embarazo. Y sí, es positivo, que no quepa lugar a dudas. ¿El bebé será de Rick o de Shane? Me quedo con la cara de Lori pensando cómo criar a un bebé en el mundo en el que le tocará nacer, quizás mucho más relevante que el culebrón con el que nos van a bombardear cuando se discuta la paternidad de la criatura.
- Lo más divertido? La escena del zombi del pozo, puro The Walking Dead. La naturalidad con la que deciden izarlo para acabar con él, la naturalidad con la que todos se esfuerzan para que el valiente Glenn siga con vida y, sobre todo, la naturalidad con la que el monstruo se parte en dos y sus tripas acaban desparramadas por el pozo cuyas aguas pretendían salvar de putrefacción. Divertidísimo.
- Punto positivo a que Andrea haya encontrado un campo de tiro para que las mujeres aprendan a disparar. Por favor, ¡que no tarden! Además, ahora que parece que Shane la ha calmado al decirle que pretende quedarse haga que la chica se incolucre más en la historia.
- Daryl, el macho, se marcha solo en busca de Sophia y encuentra una casa en la que alguien ha estado viviendo no hace mucho (y por los bultos de ropas de colores infantiles bien podría ser la muchacha). Sea lo que sea, se guarda cualquier comentario cuando ve a Carol, a la que regala una flor (cherokee rose) que simboliza el dolor de la pérdida. Una escena un tanto tierna que poco le pega al personaje pero ¿qué podemos decir si no le conocemos?
Sin duda, ha ayudado mucho el que el ritmo del episodio se haya acelerado y que la historia no se haya centrado exclusivamente en las pocas tramas que había anteriormente abiertas. Un acierto, sin duda, que da esperanzas de cara al resto de la temporada que nos queda por ver. Y si van a seguir por este sendero, va a ser estupendo aunque auguro uno o dos episodios de relleno antes de llegar a lo que nos espera.
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¡Merle!
No me ha gustado mucho, la verdad, he echado en falta a más zombies. Saludos!
ResponderEliminarjajajajajaja
ResponderEliminartu y yo,nunca coincidiremos
me ha parecido el peor capitulo de todo lo que va de serie.
lo unico como tu dices , el momento del zombie gordo , con un tono de humor sarcastico , al intentar salvar el pozo y cagarla aun mas cuando se caen todas las tripas.
jajajjjajajaja
el personaje de shane va a dar mucho juego por lo del capitulo anterior y tmb el del macho duro de Daryl que tiene su corazoncito.
pero no me ha parecido un capitulo muy brillante , pueden meter la trama pero con algo de accion.
-perry-
Carlos, creo que en este episodio no hacían falta tantos zombis como nos gustaría. Ya lo verás. Saludos y gracias por pasarte!
ResponderEliminarPerry, ¡pues vaya! Igual le faltaba algo de acción pero en mi opinión es un episodio que va a servir para asentar todo lo que vaya a pasar en los tres siguientes, para darle una explicación. Si no me equivoco, la acción (de la buena) está por llegar. Saludos y gracias por pasarte!