En época de estrenos televisivos (que en realidad es todo el año, para qué nos vamos a engañar), a la hora de hablar sobre las nuevas series con tus públicos, de generar expectación y expectativas así como motivar conversación acerca de estos temas, surgen conversaciones muy curiosas y reacciones sorprendentes. Posiblemente, una de las que me llame más la atención sea, por ejemplo, aquella que surge cuando hablamos de una serie de estreno creada un guionista de lujo y producida por algún grande del negocio, que seguramente tratará sobre un grupo de policías, o de abogados, o de médicos, los cuales tendrán que hacer frente a su vida profesional mientras superan los baches de su vida personal. Tras esta sinopsis de manual y mentira más que evidente (en las series no hay dos vidas separadas, nunca), toma forma un concepto que inmediatamente y sin mediar razonamiento alguno se posiciona en nuestras mentes con un rotundo signo de "prohibido el paso". El procedimental se impone inmediatamente como el formato al que ningún telespectador se quiere ni acercar, o eso quiere admitir de cara a la galería, aunque solo hay que observar la parrilla estadounidense para comprobar que gran parte del contenido dramático es de procedimiento y si le echamos un vistazo a las audiencias, sin duda, tiene mucho más éxito que las series de formato serializado.
Entonces, se plantean dos cuestiones: ¿por qué, si todos parecemos rechazar los procedimentales, tienen tanto éxito? y, especialmente, ¿por qué mentimos?
Antes de entrar en materia (por ponerle un nombre), hay que detenerse a asimilar conceptos. Aunque hemos mencionado el palabro ya en varias ocasiones en el blog y en más de una ocasión en este mismo texto, para aquellos que no sepan lo que es un procedimental les bastará con pensar en la franquicia CSI para ponerse al día. Las series de procedimiento o procedimentales poseen la característica de que el espectador puede ver un episodio sin haber visto el anterior, ya que todos ellos contienen historias autoconclusivas que tienen su fin al cierre del episodio (aunque no significa que no haya un trasfondo serializado, como veremos). El argumento se introduce y se concluye en el mismo episodio y son, en cierto sentido, predecibles y repetitivos, variando en ellos la forma en la que se resuelven las historias (o casos) y no las historias en sí. Estas series, generalmente de policías, abogados, médicos o profesiones similares, también son muy atractivas para las cadenas de cara a la venta o a la sindicación, ya que las cadenas que las compran pueden poner episodios sin ningún tipo de orden sin que el espectador; es decir, son mutuamente beneficiosas tanto para las cadenas como para sus públicos.
Volviendo a las anteriores cuestiones, la segunda es la que tiene una respuesta más sencilla. Si rechazamos, supuestamente, a los procedimentales es porque no son buenos, no son modernos, no son de calidad. Somos de series HBO, nuestra nota mental no es la de "prohibido el paso" sino la de "coto privado de caza" y nunca vemos comedias basura ni realities ignominiosos y nocivos para nuestra propia salud mental. No sé en qué momento de la película el procedimental pasó a ser un formato tan desprestigiado por sus propios consumidores (reconozco que un servidor, al menos al principio, también lo criticaba porque así era como debía hacerse) pero si me pongo a parar en mis dramas favoritos de las generalistas estadounidenses (las cadenas de cable, al menos las premium, no son de series de procedimiento), la mayoría de ellos son procedimentales. Incluso series de formatos mixtos, como Fringe o The Good Wife, que en sus inicios eran totalmente autoconclusivas pero que han acabado creando un universo, o varios, exquisito que ya forma parte de su personalidad, parecen haber sido olvidadas como series pertenecientes al mundo de los procedimentales. Tal vez la imagen automática asociada al procedimental, la de las cansinas (no se me ocurre otra manera de llamarlas) protoseries-prototípicas de la CBS como la factoría CSI o la incombustible NCIS hayan sido las culpables de este desprestigio, pero resulta curioso cómo hasta las series más prometedoras como Awake han pasado por la crucifixión del prejuicio cuando series legendarias como ER, Law & Order (vale, sus spin-off tal vez no) o NYPD Blue son hermanas de formato. Y no vale refutar con aquello de que los tiempos cambian.
Porque, efectivamente, no lo hacen. ¿Si no a qué cuento un procedimental por excelencia como NCIS (que no voy a negar que tenga su parte serializada porque no habré visto más de una decena de episodios) o tantos otros de la CBS sean los que tengan más espectadores y, además, no todos de ellos ancianos como parece cultivar el mito? Hace unos meses hablamos sobre el tema: NCIS, por ser el ejemplo más evidente, es la serie con mayor número de espectadores y la cuarta en cuanto a ratings demográficos para el segmento poblacional de 18 a 49 años. Tampoco sería correcto decir que aunque la mayor parte de los procedimentales, según qué cadenas, lideren en número de espectadores signifique que sean vistos por el público joven, que es precisamente el que suele negar rotundamente a las series de procedimiento, pero los datos demuestran que unos buenos porcentajes de adultos (18-49 años) sigue estas series. Sea como sea, como siempre, la imagen es lo primero.
A la primera pregunta, sobre su éxito, más o menos creo haber respondido en los anteriores párrafos: los procedimentales son cómodos tanto para el espectador como para la cadena por su sencillo formato y facilidad de escritura (la mayor parte de los elementos son inamovibles, lo que simplifica su desarrollo). Es cierto que no generan grandes movimientos de fans (salvo, claro, aquéllos en los que la trama serializada supera con creces a la que no lo es... volvemos a Fringe), ni motivan al espectador a elaborar teorías o a sufrir demasiado con los percances que les suceden a sus personajes. Forman parte de la televisión más pura y dura, realizada para amenizar una velada, para hacer olvidar un duro día de trabajo, para relajarse y disfrutar de algo que, sin complicaciones, cumple con la primerísima función de la televisión que venimos revindicando desde el inicio de los tiempos: entretener al espectador. Si a esto le añadimos que no son malos per se, ya que hay un gran número de ellos que tienen detrás un equipo y una idea excepcionales, más no se puede pedir.
Pero también hay un motivo más que claro respecto al éxito del procedimental, aunque no del todo evidente. Como decimos, la parrilla dramática se divide en dos formatos bastante evidentes: el drama procedimental y el drama seriado. El segundo es aquel que desarrolla una historia durante una serie de episodios o incluso temporadas enteras (por poner un ejemplo comparativo con la presente midseason, Smash). A todos nos gusta, o al menos si renegamos del procedimental, seguir una trama durante varias semanas, engancharnos a lo que nos tenga que ofrecer y disfrutar de una historia que abarque algo más de un episodio. He aquí el grave problema: ¿está el espectador dispuesto a comprometerse todas las semanas a seguir una serie? ¿y si se pierde un episodio? ¿y si el arco (la historia que abarca una serie de episodios) en el que está inmerso una serie no le gusta nada, aunque pudiera ser que los posteriores sí lo hicieran? ¿cuánto tiempo estamos dispuestos a esperar una respuesta por parte de la serie que estamos viendo? Por poner un ejemplo reciente, pensemos en todas esas personas que se han bajado del carro en la primera mitad de la segunda temporada de The Walking Dead; o, por ejemplo, las dificultades para que Fringe atraiga a estas alturas a un mayor número de espectadores. Está claro, en definitiva, que si el procedimental es un formato de éxito y de escaso riesgo no es porque sea mejor, sino porque ofrece mayores facilidades en todos los sentidos.
Teniendo en cuenta todo esto, creo que os hemos dado algún que otro motivo para no desconfiar de los procedimentales, a pesar de que un buen drama seriado siempre tiene mayor caché e interés. Cuando se estrene alguna serie nueva y sea de procedimiento, pensad en darle una oportunidad si así lo creéis conveniente a pesar de ser como es. Grandes series han surgido de procedimentales de rigor y algunas de ellas pueden estar esperándote. Adiós prejuicios, hola Awake.
Como encontrar temas de los que hablar en esta sección es complicado, os dejamos que propongáis los vuestros en el formulario de comentarios. Si hay alguno interesante, escribiremos sobre él para la siguiente entrega.
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