Con unas audiencias irrisorias, unas actuaciones de teatro escolar y, eso sí, unas historias a lo culebrón venezolano clásico, Ringer se despedía esta semana con un capítulo que, si las cosas van como llevan apuntando desde hace tiempo, podría ser el último. Si es así y no es renovada por una segunda temporada, la decepción que nos llevamos los que hemos seguido la serie desde el otoño pasado es morrocotuda, porque el capítulo, aunque ha (semi)resuelto algunas cosas que nos tenían en vilo de la temporada vigente, ha abierto puertas que bien podían ser desarrolladas en una posible continuación. Ahora bien, si la serie se acaba tal y como se ha quedado ahora... mal vamos. La sensación que se llevará cualquier persona que la vea será como de esas pobres series que cancelan a mitad de temporada y nunca sabemos qué pasó, vergonzosa (me viene a la mente la pobre October Road, que a mitad de la segunda temporada...¡CHAS!). De momento y rezando porque al menos le den una temporada de midseason para acabar lo empezado, no nos queda otra que repasar lo que ya hemos visto y unirnos a la plegaria twittera del #SaveRinger, ya no por la serie, sino por nosotros, que no nos pueden dejar así, hombre... Si empiezas algo, acabalo bien.
A dos semanas de la renovación de votos entre la supuesta Siobhan y Andrew, ésta decide que, por su bien quiere contarle a su familia quién es realmente pese a lo que puede perder: todo. Cuando está preparándose para dar la noticia, Jimmy Kemper (Darren Pettie, Mad Men), el ex agente del FBI ahora fugitivo de la cárcel, aparece en su casa pidiéndole más dinero, tal y como hizo para que hiciera huir a Bridget a sus brazos siete meses antes, ya que, como todos, cree que está hablando con Siobhan. Bridget no puede negarse, ya que la amenaza de delatarla ante Macawi (que no sabe de la existencia de ninguna hermana gemela) es demasiado peligrosa. Esa noche, la de las revelaciones, nada sale como estaba planeado, y no Bridget confiesa su identidad ni Kemper huye, ya que Bodaway le está esperando para matarle tras haberle seguido y va tras Bridget.
Cuando, la noche siguiente, Andrew aparece en casa enfurecido tras enterarse del affair entre Siobhan y Andrew, Bridget ve la oportunidad perfecta para confesar, dejando a cuadros a Andrew, quien la echa, porque, pese a que la ama, vive una mentira. Juliet no se toma la noticia mucho mejor, ya que compara a Bridget con su madre, quien por lo menos tiene la excusa de estar enferma. No satisfecha con cómo acaba las cosas con su "hijastra", Bridget vuelve al apartamento sin saber que el resto de la familia se ha ido a los Hamptons, y se encuentra con que Macawi está allí, persiguiendo a alguien a punta de cuchillo (y qué cuchillo). Armándose de valor y sin otra opción, Bridget acaba matando a Bodaway con la pistola que forzosamente aceptó de Salomon. La pesadilla del caso Macawi acaba así, con Machado (sin permiso de sus superiores) apareciendo, como siempre, tarde. ¿Pero a quién perseguía Macawi si no había nadie en la casa?
A Siobhan, la verdadera Siobhan, que tras mentir de nuevo a Henry sobre la paternidad de sus recién nacidas gemelas, se ve en la calle y sin un duro, y decide ir a "robar" sus propias joyas en el momento más oportuno. Gracias a esto y a las investigaciones de Salomon (qué apañado y servicial es este hombre), Bridget acaba descubriendo que su hermana está viva y va a casa de Henry a sacarle información. "¿Shioban me quería muerta?", dice Bridget perpleja. Sí, pero no sabremos qué pasa después, quizá nunca.
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