Hace dos años que Lost, una de las series más relevantes e influyentes de la pasada década, se despedía por fin tras seis temporadas en las que mantuvo pegada al televisor a toda una generación y cambió radicalmente el panorama televisivo. Aún hoy, a la hora de hablar de series, es uno de los temas que siempre sale a relucir y, sin duda, fue en parte gracias a ella que hoy en día las series de televisión sean un tema de conversación tan relevante. Hoy, con motivo de este aniversario, nuestros redactores se han prestado a escribir sobre lo que significó para ellos y por qué es una de sus series favoritas.
La peripecia de Perdidos
Hoy hace dos años que despedimos a una de las series con más polémica de la historia: Lost. Y digo polémica porque el final de la serie dividió a los fans en bandos totalmente opuestos. Aún así, yo siempre recordaré a Lost con cariño, como una de las grandes, a pesar de todos los cabos sueltos que quedaron en el aire y que nunca tendrán una explicación oficial. Y es que me hizo romperme la cabeza tantísimas veces, dándole vueltas a las tramas, a los personajes, a sus las motivaciones, esperando con ansia los siguientes capítulos, que me enamoró completamente. Y como todos los enamoramientos, te sacuden, te golpean, te dañan, pero siempre te hacen feliz.
Tengo que admitir que no fue flechazo a primera vista. Las primera temporada se me hizo un poco cuesta arriba, no me terminaba de convencer. Pero ahí seguía, semana tras semana, aferrándome a unos personajes que me marcaron profundamente —el tira y afloja de Kate y Jack, Locke y sus cuchillos, el buenazo de Hugo, Desmond y su constante...— y a su misterioso pasado. Pero la historia se puso curiosa, empezaron a aparecer un montón de personajes, una escotilla desveló un extraño botón a pulsar cada 108 minutos para salvar el mundo, Los Otros, Dharma... y aquello empezó a despegar.
Y cuando crees que no se pueden superar, comienzan los saltos en el tiempo, te presentan al misterioso Jacob y el humo negro sigue haciendo de la suyas. Las últimas temporadas avanzan entre los que han conseguido salir e intentan rehacer sus vidas y todos los que quedaron atrapados en la isla en un tiempo que no es el suyo. ¿Dudas? Muchas. ¿Preguntas sin sentido? Demasiadas. ¿Respuestas? Más bien escasas.
Y llegó la sexta y polémica temporada, donde crees que después de los saltos en el tiempo ya lo has visto todo. Y a pesar del revuelo del último episodio, yo soy de aquellas personas que opina que fue un bonito final. Emotivo y que hacía justicia a todos aquellos personajes que durante seis años nos habían acompañado. Faltaban respuestas, sí. Muchas, demasiadas. Pero aún así, para mí la serie sobre todo lo fueron los personajes, todos aquellos que llegaron a la isla con problemas y que consiguieron ir más allá. En resumen, para todos aquellos que aún no la hayan visto: hacedlo, pero tened en cuenta que esta no es la típica historia de unos supervivientes de un accidente aéreo.
— por Stardust
Cuestión de fe
Cuando escucho hablar de Lost,
aún hoy en día, me llama la atención que sus principales
detractores fundamenten sus críticas en acusar a la serie de no
ofrecer las respuestas prometidas a todas las preguntas planteadas
durante los seis años que se mantuvo en antena. Simplemente, me
resulta curioso cómo el espectador acabó teniendo la presunción de
que Lost tenía esa
responsabilidad para con su público, como si la serie estuviera obligada a
dar respuestas o como si hubiera prometido algo.
De
hecho, si hay algo que me quedó claro de Lost
con el transcurso de las temporadas y el desarrollo de ese lenguaje
metafórico que aún hoy no comprendemos del todo, es que esta serie
no solo no iba a darnos ésas respuestas, sino que este vacío en el
espectador era —no sé si conscientemente, pero me gusta pensar que
así era— otro de los protagonistas de esta espectacular historia
que a la vez formaba parte de manera intencionada de esa gran parte
de esa enorme metáfora sobre la vida en la que acabó por
convertirse la serie. Y es que en el fondo, como sabemos, nuestras
vidas no tienen la finalidad de encontrar respuestas sino que,
curiosamente, generan aún más preguntas acerca de lo que hemos
vivido así como de lo que nos queda por vivir, y solo una pequeña
parte de estas cuestiones son respondidas a lo largo de nuestra
historia. Con razón la serie puede observarse desde un sentido
religioso, y es que queda claro que, como incluso descubren varios
personajes, sobrevivir a estas preguntas significa tener fe en unas
respuestas que no están sobre la mesa. Este salto de fe que vemos en
la serie es, por tanto, también un salto de fe para el espectador,
luego es plenamente evidente que gran parte del público se sienta
engañado. Yo, por lo menos, no.
Por
supuesto, no me hubiera importado saber qué era exactamente —y digo
exactamente, nada de elucubraciones— qué era la isla, que me
explicaran los números, por qué Vincent parecía inmortal o que
me contaran más cosas sobre los osos polares, pero en el fondo no
era la razón por la que veía la serie, y por tanto no necesito estas respuestas.
Debe haber más de un centenar de preguntas sin respuesta sobre Lost
y nadie parece estar dispuesto a responderlas, quizás porque no
necesiten ser respondidas. Lost
es cuestión de fe, al fin y al cabo.
— por Torllo
Un juego de niños
El ansiado final de Lost nos dejó hace dos años con la boca abierta —para bien o para mal— a todos y cada uno de nosotros. Tras seis años llenos de incógnitas que lejos de acercarse a su resolución, no hacían sino aumentar de forma desorbitada – incluso a través del tiempo – , vimos cómo Jack, Sawyer, Kate, Locke y todos los demás nos dejaban a nuestra suerte para que resolviéramos nuestras dudas como buenamente pudiéramos. Se han creado mil teorías al respecto, ¿qué es la Isla? ¿Por qué ocurrió todo? A la primera pregunta no puedo contestarla, pero para mí, la respuesta a la segunda es fácil: no es más que un juego de niños.
Dos hermanos que luchan entre sí tratando de vencer al otro una y otra vez, intentando llevar siempre la razón. La competitividad fraternal es algo que no tiene edad, así que no nos hace falta saber cuándo Claudia naufragó en su avanzado estado de embarazo. Lo único importante es lo que ya sabemos, y es que allí dio a luz a sus dos hijos, que serían el detonante – o al menos eso me gusta pensar – de lo que los que hemos visto la serie sabemos que ocurriría más adelante.
Desde niños, Jacob y el Hombre de Negro —pobrecito, marginado desde pequeño, por no saber de su existencia no tiene ni nombre— han vivido en una continua competición. Al tener la misma edad, la principal lucha es la que se tiene por el amor de una madre, sobre todo teniendo unas personalidades tan distintas. Si a eso le añades un Senet encontrado en la playa, mejor que mejor, que los juegos de mesa fomentan la competitividad. Y cuando los favoritismos empiezan a notarse, y más en la adolescencia, las consecuencias que puede acarrear son cuanto menos leves. Un hermano siempre será un hermano, y eso es algo imposible de evitar, pero precisamente por eso, por ese vínculo imposible de romper, el ansia de victoria es mayor que entre dos personas sin esta relación de sangre, así que no es de extrañar que en ese entorno mágico que es la Isla – y aquí ya he respondido a la otra incógnita planteada sin quererlo –, la competición por la razón entre estos dos peculiares hermanos, polos opuestos de un mismo imán, se eternice involucrando al mundo entero queriendo ganar al otro.
¿Tenía razón Jacob? ¿El Hombre de Negro era más sabio? Cada persona elige su bando, su favorito —tal y como la Madre nombró a Jacob guardián de la Isla—, del mismo modo que ellos pensaban una cosa u otra. Después de todo, no es más que un juego de niños, y la partida no ha hecho más que empezar.
Muy buen post. Si me pongo a recordar, a Lost le debo mi pasión actual por las series. Fue una de las series de la llamada "generación del 2004", esa Holy Trinity formada por Lost, Desperate Housewives y Grey's Anatomy. Un domingo por la tarde en TVE cambió mi vida. Es la única serie que ha ocupado conversaciones de mesa familiares, que me ha hecho llamar a horas intempestivas a amigos y familiares después de terminar cada capítulo cuando aquello del whatsapp y el twitter aún era ciencia-ficción, y, como han dicho por aquí, la que me dejó devastada con el final de temporada, igual que al final de una ruptura en la que has invertido mucho tiempo y esfuerzo.
ResponderEliminarEs verdad que Lost nunca prometió respuestas. La serie suponía algo que a los humanos de hoy día nos cuesta muchísimo aceptar: que no podemos saber la respuesta de todo; que hay cosas por encima de nosotros. Ya sea un Dios o una Isla, a veces nos tenemos que aguantar con saber una mínima parte de las cosas.
Sí, cuando me pongo a reflexionar un poco, entiendo muchas cosas, aún así, me dejó tan mal sabor de boca que no he querido revisionarla ni escribir nada sobre ella desde entonces, y, no, no voy a aceptar el tema de la fe como justificación de TODAS las preguntas que dejaron de responder.
Por twitter se comentaba y se comparaba con BSG, una serie que sí tuvo una conexión religiosa muchísimo más evidente que Lost, y que sí dio respuestas. Pero bueno, las naves espaciales no son para todos.
Como la echo de menos...a mi el final me conformó. Si bien no era el final apoteósico que esperaba, no quise preguntar mas. En parte es porque en sus ultimas temporadas mi fanatismo era inferior. Yo me quedo con el Lost misterioso (jugando con los virus, salvajes y demás...) y no con el Lost del misticismo. Su primera temporada es brillante. Es y sera junto a Friday Night Lights una de las mejores temporadas que he visto.
ResponderEliminarEl ambiente que se respiraba en esa isla era fresco e intrigante y casi imposible de copiara. Perdidos como la descubrí nunca borrara su huella.
Muy buen post, lejos de fanatismos de uno y otro bando (detractores y fans). Enhorabuena.
ResponderEliminarElag, es lógico que no aceptemos enteramente que la fe es la única respuesta a Lost, pero también está claro que esa dolorosa realidad es a su vez una de las características de nuestra propia vida. Nos cuesta aceptar el que no haya respuestas para todo lo que se nos presenta, y eso creo que también se refleja en la serie.
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